~Alfa y Omega~

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El alfa dio un gran suspiro y con esto liberó por completo su aroma, enseguida Roier fue cubierto por el irresistible olor a bosque, madera de roble y tierra mojada que recordaba era tan adictivo y delicioso. Cerró los ojos y aspiro instintivamente. Entonces lo sintió. Los labios del alfa chocaron contra el buscando alivio. Roier soltó ahí mismo la mochila que cargaba para enseguida buscar la cercanía con el alfa.
Cellbit lo abrazo por la cintura y este lo abrazó por el cuello. Roier abrió los labios, el alfa sin dudar un segundo profundizó el beso. Sus lenguas se encontraron de nuevo en un cálido recibimiento, enseguida el sabor a vino inundó la boca de Roier, sabía bien, viniendo de Cellbit todo sabía muy bien.

- Sabes a vino.- dijo sonriendo interrumpiendo un poco el beso.

El alfa se separó de su boca a regañadientes quedándose cerca recargado en la frente del omega para contestarle.

- Disculpa, estaba bebiendo, tenia sed... de ti.. pero como no estabas aquí decidí calmar la sed con un poco de vino, ¿Quieres un poco?, prepare comida.- dijo esto mientras tomaba la mano del omega y lo dirigía a su sala.

Al entrar Roier vio la mesa con las dos copas y los aperitivos.

- ¿Tienes hambre Guapito?-

Todo lo que Cellbit decía con esa voz profunda a causa del celo a Roier le parecía una invitación.

- Si.. si tengo hambre.. pero no de comida.- el menor se lanzo sobre los labios del alfa de nuevo aún antes de que esté contestará.

Cellbit lo recibió gustoso, mordiendo y saboreando los labios del menor en perfecta sincronía, el llevaba el ritmo del beso y eso le encantaba, le gustaba sentir el control sobre el omega, el que debía ser su omega. De pronto los pensamientos intrusivos comenzaron a llegar a su mente, los labios de Roier eran suyos, tenían que ser suyos, le pertenecían, ese omega era suyo y mataría a cualquiera que siquiera se atreviera a mirarlo. Era su lado alfa en celo hablando, su ser más posesivo y primitivo había salido a flote y ahora nada podía pararlo, en un movimiento se sentó en el sofá y jaló a Roier que cayó sobre el dando un ligero gemido. Esto lo enloqueció un poco más, tomó el delicado rostro del omega que ahora se encontraba sentado sobre el y acercándolo a su boca comenzó a devorarlo de nuevo, no podía parar, no quería parar, la deliciosa boca de Roier lo hacía sentir en el cielo, mordía su labio inferior que se encontraba algo hinchado por la excitación, para luego meter de nuevo la lengua en su boca y tocar la del menor. En un movimiento inesperado Roier atrapó su lengua entre sus labios succionando despacio mientras se acomodaba sobre. El alfa se dejó hacer, la sensación de estar siendo succionada por la boca de Roier lo excitaba demasiado, tanto así que su pantalón comenzó a quedar chico. El bulto se hacía cada ves más grande asta que al fin Roier pudo sentirlo debajo de el. El sentirlo causó un gemido quedó en el omega, pero aún que fue poco perceptible el alfa gruñó en respuesta tomándolo de la cintura y atrayéndolo más hacia el, quería sentirlo también, quería frotarse en el. El menor al sentir el gran bulto instintivamente comenzó a mover las caderas. Cellbit gruñó de placer, ser frotado por aquel hermoso omega se sentía muy bien, demasiado bien. Las caderas de Roier no paraban, subía y bajaba sobre el gran bulto del alfa tratando de sentir cada centímetro, mientras el por su parte se ponía duro también. No poda evitarlo, Cellbit lo calentaba demasiado, mentira si no dijera que ya antes se había masturbado recordando la forma en que el alfa lo había hecho correrse anteriormente, lo extrañaba, lo quería, lo necesitaba. Sus pantalones comenzaron a apretar pero el no podía dejar de frotarse sobre el alfa, el rose del gran bulto de Cellbit cerca de su entrada se sentía tan jodidamente bien y mientras tanto lo apretado de su pantalón lo masturbaba al mismo tiempo. Sin poder evitarlo abrió la boca dejando salir un gemido más audible. El alfa enloqueció y tomándolo al fin por el redondeado trasero lo acercó más a él apretándolo fuerte mientras con sus manos hacía que sus caderas se restregaran más y más rápido contra el, también se estaba masturbando al sentir las formas de Roier sobre su enorme falo que se encontraba ahogado dentro de su ropa.

Cuídate, Si?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora