Sunoo sabía lo que pasaría una vez llegara a casa, una vez viera a su madre rezar antes de dormir y una vez viera su biblia en la mesa de noche, justo al lado de su cama.
No quiso pensar en eso.
No quiso
e intentó distraerse pero no lo logró. Cada vez que tenía un momento de paz, ello venía a su mente. Los recuerdos de lo que había pasado se repitian en su cabeza una y otra vez
Se torturaba a sí mismo
Se hacía daño
y... Se sintió sucio.
Su cuerpo se sintió tan sucio como su alma en ese momento.
No quería arrepentirse.
Juró que haría lo posible por no hacerlo, por aceptar lo que había sucedido y no fue el caso.
Veía las marcas en su piel con sus ojos llorosos, sintiendo su corazón acelerarse y su respiración temblar con debilidad.
y la pregunta no paraba de repetirse en su mente.
¿Por qué hizo eso?
No quiso tocar su propio cuerpo al quitar la ropa, no quiso ni siquiera ver su piel desnuda, no quiso verse a sí mismo porque sabía que iba a llorar.
Quería sentirse seguro en los brazos de Sunghoon.
Pero no podía llegar a nada claro. Todo eso estaba pasando por la culpa de él, si no lo hubiera conocido todo sería normal, él sería normal, todo seguiría siendo bueno como siempre... no se estaría odiando en esos instantes.
Pero si Sunghoon tenía la culpa ¿Por qué lo necesitaba?
recordó cada toque sobre su cuerpo, cada palabra... y no pudo evitar sentirse peor. El pecado ya estaba hecho y no podía cambiarlo, su corazón estaba roto y sentía que el odio de Dios recaía en él.
Iría al infierno.
Nunca quiso decepcionar a nadie.
Y sabía que ya lo había hecho, no podía hacer nada más que llorar porque a pesar de lo sucio y tonto que se sentía, no podía evitarlo, no podía evitar desear ver a Sunghoon y escucharlo decirle que eso estaba bien, que no tenía la culpa... Quería sentirse aceptado, callar sus pensamientos de odio a sí mismo y sentir paz.
Era un tonto.
Tan imbécil...
Un simple cobarde que no podía enfrentar la realidad ni lo que había hecho.
Las lágrimas no dejaron de salir y a pesar de que intentó sacarlo de su mente no lo logró y cedió rápidamente ante la completa culpa. Se puso de rodillas frente a la biblia sobre su mesa de noche y sollozó, pidiendo con temor ser escuchado por su Dios, rogando por su perdón y pidiendo su ayuda, pidiendo que quitara aquel sentimiento de angustia y le ayudara a salir de eso.
Pidiendo paz mental.
Y por mucho que rogó y lloró, nada le fue cumplido.
Dios tal vez ya no quería escucharlo.
Dios tal vez ya no lo amaba.
Dios ya no iba a perdonarlo.
... ᨓ
Sunoo no quería escuchar al pastor, no quería ver la cara de sus amigos... ni quería ver a Sunghoon. Se sentía destruido y odiado, se sentía miserable.
Odiaba estar allí fingiendo que nada había sucedido, manteniendo una cara de tranquilidad como si no fuera un maldito pecador rechazado por Dios.
Su madre le había dicho que Dios amaba a todos... Pero no lo sentía así.