Capítulo 22 | Romeo, Romeo

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Línea para decir hola ♥

(Preparaos para enamoraros)

⋅༺༻⋅

22 | "Romeo, Romeo"

Daphne Barlow

Pasa más de una semana hasta que las cosas se calman lo suficiente como para sentir que puedo volver a respirar. En todo ese tiempo, no he cruzado una sola palabra con James. Lo que tiene sentido, pero no puedo evitar esperar algo. Un simple "¿Estás bien?" porque sé que ha oído los comentarios, o quizás que se hubiera esforzado lo más mínimo en mostrar públicamente su desacuerdo con ellos.

Sé que sí ha hecho porque nadie, en su equipo ni en el de baloncesto, ha lanzado una sola mala mirada en mi dirección. Claro que tampoco han evitado que otros lo hicieran. Lo que no debería doler porque sé que no me deben nada, pero, como muchas otras cosas que preferiría no sentir, lo hace.

Dejo que pase la primera semana antes de poder recuperar fuerzas. El siguiente miércoles, tomo ese deje de energía y lo uso para ir a hacerle una visita a Reece. Sin excusas, solo porque me apetece verle. Porque quiero alejarme de mi realidad y él siempre ha sido un lugar tranquilo.

Aparco el coche de mi hermano algo lejos porque mi orientación no es la mejor, pero eso no me quita el toque de felicidad mientras me apresuro hacia el instituto de Reece. Había pensado que tendría que esperar a que terminaran de entrenar como la última vez, solo que ya están recogiendo para cuando llego. Uno de los chicos está revisando que no quede nada bajo las gradas y no tardo en asomarme.

Me ve al momento.

—Hola, perdona, ¿podrías...

—Buscas a Reece, ¿no? —interrumpe.

¿Me recuerda de la última vez?

—Sí. Soy Daphne, ¿podrías decirle que...

—Eres la novia del capi, lo sé. Voy a avisarle de que estás aquí.

¿La qué de quién?

—Espera, has entendido mal. No soy la... —Pero el chico ya ha echado a correr hacia el grupo que está recogiendo más adelante—. ¡No soy...! ¡Espera!

No da señales de oírme, pero creo poder escuchar un apagado: "¿Habéis visto al capi? Su novia le está buscando" de su parte hacia el pequeño grupo. Jamás en mi vida vi a dos chicos girarse a mirar más descaradamente que a los compañeros a los que les ha hecho la pregunta.

Perfecto.

Al ver que no apartan la mirada, levanto la mano en su dirección. Uno de ellos, junto al que está pasando el mensaje, me saludan de vuelta. Hacen todo menos apartar la mirada.

Mi mano cae y pido a cualquier clase de fuerza superior que se den cuenta del error antes de irle con el cuento a Reece porque, ¿qué pensaría él de oírlo? ¿Pensaría que ha sido cosa mía? Me consume la vergüenza de solo plantearme esa posibilidad.

Me vuelvo hacia las gradas intentando apartar esa idea. No pasa nada, podría explicárselo. Él no pensará lo peor en un primer momento. Pero la realidad es que, con todos los rumores haciendo mella en mi memoria, me preocupa de más el sonido de la palabra "desesperada" en mi cabeza. Tiro de mi collar con inquietud. Si piensa que con haberle visto tres veces ya estoy poniendo palabras que no existen en boca de terceros...

—¡Jeremy, cállate! —le oigo antes de verle.

Miro hacia el campo hasta dar con su conocida figura cerca de los vestuarios. Está hablando el chico con el que he hablado, Jeremy, y me temo lo peor. No sé qué están diciendo, pero Jeremy da un poco disimulado paso atrás al ver a Reece recoger un balón que ha quedado olvidado a sus pies. Lo balancea entre sus manos como si estuviera debatiendo entre lanzárselo a su compañero o ahorrarse el tiro.

Las mentiras que nos atanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora