Prólogo

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En un mundo de magia, Dioses y monstruos... es habitual que, incluso las leyendas más fantasiosas e increíbles, tengan un pizca de verdad en ellas. Algunas nacen por eventos reales, otras simbolizan la esperanza de quienes eligen creer en estas. Sin embargo, si algo tienen todas en común, es el origen de donde salieron. Puesto que, entre las miles de leyendas que nacieron a lo largo de la historia, una se alza sobre el resto: aquella que habla sobre la creación de nuestro mundo. Una historia familiar, para aquellos que nos siguieron a lo largo de la aventura, una de 3 Diosas... y un pequeño planeta azul. Hace miles de años, hubo un día muy particular para la Tierra, uno de completo silencio. Ni un solo sonido en el horizonte, pues no existía nada capaz de hacerlo. Era un lugar muerto y vacío, el día posterior a la creación del mundo. Sin embargo, 3 divinos seres descendieron de los cielos. Observando el infinito potencial de este pequeño planeta, crearon vida.

Navilia, la Diosa de la Luz.

Dakrilia, la Diosa de la oscuridad.

Araxel, el Dios que caminaba entre ambas.

Entre vida y muerte, estos seres dieron el nacimiento del mundo. Los ríos comenzaron a fluir, el hermoso océano nació bajo su regazo, los bosques recubrieron el territorio y la naturaleza dio sus primeros pasos en esta nueva vida. Pequeñas criaturas, los animales, pronto llegarían de la mano de sus creadores. Seres alados, rastreros y de todas las formas y tamaños... eran sus hijos. De todos los lugares del universo, este fue el que ellos eligieron como su hogar. Los siglos pasaron y la paz prospero en aquel paraíso... sin embargo, no pasó mucho hasta que uno de ellos tuviera una intrigante idea.

—Y si... ¿Compartiéramos aún más este bello lugar? —Pensó Navilia.

De este pequeño pensamiento... brotó un milagro. La Diosa de la Luz dio vida a una nueva criatura, una diferente al resto. Un ser capaz de comunicarse al igual que ellos, uno capaz de aprender, crecer y evolucionar como ningún otro. Así fue el nacimiento de la raza humana, en esta Tierra de Dioses. Fue... la primera especie nacida de una sola Diosa, en lugar de los tres. Naturalmente, su hermana Dakrilia no tomó esto de buena manera.

—¿Por qué creaste más seres vivos? ¿Araxel y yo no somos suficiente compañía? ¿Crees que ellos son mejores que lo que nosotros hemos creado?

Oscuros pensamientos surcaban por la mente de la Diosa, mientras que esta observaba como la creación de su hermana crecía. El ser humano era sin duda muchas cosas... pero Dakrilia solo podía ver el odio, la envidia y el dolor que esta nueva especie traía al planeta. Ella pensó que, si su hermana podía, ella también debía traer su propia creación al mundo. Así fue como aparecieron los Dakrales, criaturas legendarias y llamados bajo el nombre de su madre. Como era de esperarse, ambas especies no podían vivir en armonía en el mundo. Los humanos, asustados, atacaban a los Dakrales. Los Dakrales, enfurecidos, atacaban a los humanos. Así, empezó la terrible guerra entre ambos, una guerra que duraría incontables siglos. Al ver a su querida raza humana al borde de la extinción, Navilia plantó una semilla en el centro del planeta, una que albergaba el infinito dolor de una madre al ver a sus hijos sufrir. De esta semilla, brotó un gigantesco árbol, el cual rozaba las mismas nubes en el cielo. Este fue: El Árbol de Navilú. Un santuario que protegería a las personas por el momento, pero esto no mejoraba la relación entre ambas especies. Ahí, fue cuando el tercer Dios, entró a escena.

—Yo no elijo un bando en esta guerra. —Suspiró. —Colocaré mi regalo en el mundo y será de quien pueda recibirlo.

El Dios colocó su esencia más pura en el planeta, el Árima. Una energía divina capaz de cambiar las riendas del destino, para el lado que supiera aprovecharlo. Así, los siglos continuaron su curso. Ambas especies se hicieron dependientes de esta energía, al igual que el planeta mismo. Gracias al árbol, la humanidad pudo resistir... aunque hubieron aquellos que quedaron atrás. Anteriormente mencioné que había una leyenda que se alzaba sobre las otras, pero... no fui completamente sincera. En realidad, hay una segunda:

Val'Halia: Festival De Los Cuatro ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora