El Festival de los Cuatro Reyes

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                                                                              Bóreas de Arturia

                                                                              Bóreas de Arturia

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Ciudad de Dárimus

(Pocos Días Después)


Con nuestros protagonistas en camino hacia el mismo destino, nuestra historia nos lleva ahora a una ciudad muy peculiar. En el norte del continente, la región conocida como Dárimus era vista por todos los humanos como un lugar infernal para vivir. ¿Era por las extrañas condiciones climáticas? ¿Por los extraños monstruos que merodeaban sus tierras? No. El motivo de esto, era porque su capital era conocida como la ciudad del rey maligno. Un ser vil y grotesco, el cual representaba una amenaza a toda la raza humana... o por lo menos a la fracción de esta con la mala fortuna de haber nacido en sus tierras.

—Su majestad, su banquete está listo. —Decía una criatura de viscosa apariencia. —Permítame acompañarlo al comedor.

Era un palacio como cualquier otro, cada uno de los reyes tenía uno. Las paredes y cortinas eran tan oscuras como la misma noche. Sin embargo, lo peculiar era el suelo del castillo. A pedido del rey, este era cubierto por una fina capa de arena y aguas negras, asemejándose a la tierra de la región. Estos elementos, en conjunto, daban la impresión de estar sumergido bajo un profundo abismo, sin importar la habitación en la que se estuviese. Nadie lo entendía, pero nadie se atrevía a cuestionarlo. La palabra de un rey era absoluta... además, en Helianor había un dicho conocido por todos, sin importar la región de origen.

"Si hay un rey al que jamás debes cuestionar, es al demonio en el Norte"

Todos lo sabían, todos le temían, ese era el tipo de reinado que esta criatura tenía. Aquel sirviente de cuerpo viscoso lo llevó al comedor principal del palacio. Adentro, una extensa mesa redonda se posicionaba en el centro de la sala. Las ventanas abiertas, dejaban circular un húmedo viento hacia el interior, tal como a él le gustaba. El rey lentamente tomó asiento, su boca rebalsaba de saliva, un indicador habitual de su insaciable apetito. Antes que su sirviente pudiera decir una palabra, este comenzó a devorar todo lo que se encontraba ante él. Numerosos platillos servidos específicamente para satisfacer su paladar, todo para mantener su bueno humor y satisfacción. Brazos y piernas caían a un lado de la mesa, mientras este continuaba aquella grotesca escena. La cabeza cercenada de una bella mujer, era de sus favoritas, algo que lo hacía muy feliz. Aquel banquete servido ante él, consistía principalmente de cuerpos humanos y alguna que otra fruta para acompañar el sabor.

—Espero sea de su agrado, majestad. —Comentaba el sirviente. —La cosecha previa al festival siempre es de lo más nutritiva, muchos viajeros fuertes vienen con el fin de derrocarlo... buena comida, sin duda.

Val'Halia: Festival De Los Cuatro ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora