Una Nueva Aventura

1 0 0
                                    


Nuestra historia comienza en un viejo barco de velas negras. El choque de las olas hacía rechinar los tablones de fresno. Había sido un viaje largo, de incontables lunas y climas traicioneros. En un mundo como este, las tormentas no eran lo único que acechaban en tan peligrosa travesía. El abismo albergaba criaturas más allá de la comprensión del hombre, algunas tan grandes que podrían tragarse toda la embarcación de un solo mordisco. Los tripulantes lo sabían, sin embargo, observaban decididamente al horizonte. Después de todo, solo hombres y mujeres de sumo valor, podían atreverse a atravesar aquellas traicioneras aguas. Aun así, con los recursos escaseando y la motivación peligrando... finalmente se oyeron las palabras que todo marinero anhela escuchar.

—¡Tierra a la vista! —Exclamaba el vigía, desde el tope.

La luz volvió a sus rostros, mientras que canciones antiguas comenzaban a brotar de sus labios. El calor del sol, el sonido de las olas, el sabor a sal en la brisa marina... había sido tanto tiempo, que la sola idea de pisar tierra firme parecía un sueño hecho realidad. Alzaron las velas y avisaron al capitán, el cual reposaba en sus aposentos con una mirada pensativa y casi perdida. Este apenas reaccionó a la noticia, asintiendo levemente con el rostro. El barco no tardó mucho en llegar al puerto, se podía ver la antigüedad en cada rincón de este. Aun así, se le veía lleno de vida. Barcos pesqueros entraban y salían del océano, mientras que comerciantes y transeúntes realizaban sus negocios con suma normalidad. No había un gran muro que separara a esta gente del exterior, ni una espada resguardando el cinturón de cada habitante. Era... un puerto, común y corriente. Aquel barco de velas negras finalmente había terminado su larga travesía. Naturalmente, la tripulación comenzó a descargar la mercancía y el equipaje. El capitán de la embarcación finalmente se reunía con el resto, en sus manos tenía su diario de viaje, donde había escrito cada día sin falta, durante aquellos dos meses de viaje.

—Bien, cumplimos con el trabajo. —Murmuraba, mientras rascaba su desarreglada barba. —Ya conoces el precio de mis servicios, confío en que no habrá problema, pagándome la segunda mitad ahora.

Frente a él, una mujer asentía con la cabeza, mientras intentaba contener una enorme sonrisa. A decir verdad, toda la mercancía que aquel barco desplazaba al puerto, era pura apariencia. El verdadero objetivo de aquella embarcación, fue transportar a esta mujer y a sus compañeros a este mismo lugar, desde una tierra muy lejana. Aquella mujer tenía una apariencia que la hacía resaltar entre los demás marineros. Una musculatura bien esculpida, un cabello tan blanco como la nieve, pero de puntas celestes, al igual que sus ojos. Esta mujer transmitía un aura sumamente peculiar, quizá por eso mismo fue que aquel viejo capitán aceptó un trabajo tan peligroso e inusual. De cualquier forma, el trato estaba hecho.

—Muchas gracias, aquí tiene el resto de la paga. Ahora, partiremos antes de que...

De pronto, la mujer se detuvo en seco. Sus ojos se pasearon por el puerto, saltando de un rostro al otro. Los tripulantes de su barco, los comerciantes y transeúntes... ella recorrió a cada uno con la mirada, hasta llegar al último. Aquella sonrisa se había desvanecido por completo, una rabia repentina la hacía fruncir el ceño de manera exagerada.

—Ah, sí, tus amigos se fueron hace un momento. Creo que iban a...

—¡MALDICIÓN! —Rugió ella. —¡ELIOOOOORD!


                                                                                     Eliord

                                                                        (Primer protagonista)

                                                                        (Primer protagonista)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Val'Halia: Festival De Los Cuatro ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora