Cosas a aclarar:
- Tom Riddle forma parte de la generación de Harry Potter.
- Mattheo Riddle es hermano de Tom.
- Cedric no muere.Era una tarde de enero bastante fría, había estado nevando casi todas las vacaciones de navidad.
Los suelos, los tejados, todo estaba lleno de nieve.
Medusa Malfoy, llamada así en honor a su abuela por parte paterna, se encontraba en la biblioteca, leyendo tranquilamente al lado de su querido amigo, Tom Riddle.
Ambos se conocían desde hace muchísimo tiempo, quiero decir, se habían visto crecer.
Cuando Medusa se aburrió de su lectura, se levantó del sillón en el que estaba sentada y que compartía con Tom, guardó, bueno mejor dicho, escondió el libro que estaba leyendo en ese momento, para que nadie pudiese llevárselo, o que otros lo escondiese donde ella no sabía.
- Tom- le llamó ella casi en un susurro.
- Dime- le contestó él.
- Me voy a ir, ¿Te vienes o te quedas?- le preguntó ella.
- Si me das cinco minutos recojo todo, y me voy contigo - le dijo Tom. Medusa asintió. Tom se levantó, cogió su libro, y se fue a dejarlo a su sitio, él no escondía los libros, el amenazaba a los demás para que no le quitasen el libro que él estaba leyendo.
Mientras Tom se fue a dejar el libro, Medusa empezó a ponerse su capa, ya que la empezó a entrar frío, cuando cogió sus cosas, pudo ver a lo lejos como un chico, un poco más alto que ella se acercaba a ella.
Ese chico tenía el pelo marrón claro, unos ojos marrones que cuando te miraban, sentías que un cachorro te estaba mirando. Aquel chico de ojos bonitos se llamaba Cedric Diggory.
- Hola- le saludó él.
- Hola- le saludó ella de vuelta.
-¿Te pasa algo?- preguntó ella, ya que no se explicaba el acercamiento tan repentino de aquel chico.
Medusa sabía muy bien como hacer que los chicos cayesen a sus pies.
Medusa sabía muy bien que tan guapa era, su pelo era largo y liso, era rubia, tan rubia como su hermano o como su padre.
Sus ojos se parecían bastante a los de su hermano, eran azules, un azul grisáceo que no llegaba a ser el gris de la luna, pero gracias a la palidez de su piel, eran una de las cosas que más resaltaban de ella.
- No me pasa nada, solo quería hablar con una chica guapa- le dijo Cedric.
- Es una pena, me tengo que ir- le contestó Medusa.
Y no era por qué no quisiera hablar con él, al contrario, aquel chico le parecía guapo, y también le parecía que iba a ser otro más en la lista de chicos con los que ha estado.
Tom volvió de dejar el libro en cuanto Cedric se acercó a ella, pero no los quiso cortar el rollo, al final, cuando Medusa terminaba con los chicos con los que pasaba el rato, siempre se entretenían criticando los.
Cuando Medusa visualizó a Tom, se fue con él, y juntos caminaron hasta su sala común.
- ¿A ese también te le vas a follar?- le preguntó Tom.
- Puede ser- le dijo Medusa con una sonrisa.
-¿ A quien te vas a tirar?- les preguntó Mattheo por detrás.
- A nadie- le contestó Medusa.
Su relación con Mattheo era envidiable, y no solo por qué Mattheo fuese como Medusa con las chicas, si no por qué también se conocían de toda la vida, y se puede decir, que en más de alguna ocasión habían pegado juntos a algunas personas en Howgarts.
- A Cedric Diggory - le dijo Tom.
-¿ A ese estúpido?- preguntó Draco.
- Está bueno- se excusó Medusa.
- No me gusta para tí - le dijo su hermano mayor.
- Pero si no voy a salir con él, solo voy a pasar el rato- le contestó ella. Después de caminar por un rato llegaron a la puerta de su sala común.
-¿Alguien se acuerda de la contraseña?- preguntó Medusa.
- Sangre pura- le susurró Tom al cuadro, el cual se abrió poco después de que Tom dijese la contraseña.
-¿Cómo te puedes acordar de todo?- le preguntó Mattheo.
- Lo que pasa es que vosotros sois retrasados - contestó amablemente Tom.
- Que amable eres- le dijeron los hermanos Malfoy al mismo tiempo.
Cuando todos estuvieron en la sala común cada uno se fue por su lado.
- Acordaros de que os tenéis que duchar- les dijo Medusa.
Los demás solo asintieron. Al parecer costaba más que se tomarán una ducha a que dejasen de fumar o de beber.
Cuando Medusa llegó a su cuarto vio que Pansy estaba en frente del espejo, y que al parecer se estaba peinando los cuatro pelos de rata calva que tenía.
- La desaparecida, ¿Con qué chico te habías escapado?- le preguntó Medusa.
- Me había ido con un chico de Ravenclaw, pero no es nada de otro mundo- le contestó Pansy.
- Cuando le dejé te le puedes quedar tú - le dijo Pansy.
- Pero si es una mierda no me le pases, es más, ¿ Sabes quién me ha tirado los tejos hoy?- le preguntó retóricamente Medusa a su mejor amiga.
- Cedric Diggory - se contestó ella sola.
- Joder, ese si que está bueno- le contestó Pansy.
- ¿Cuáles son tus planes con él?- le preguntó Pansy.
- Pues no sé, hace tiempo me dijeron que es un chico un poco intenso, y ya sabes cómo soy con los intensos- le dijo Medusa.
- Te agobias- le contestó su amiga.
Ella asintió.
- Al final vamos a terminar las dos solas- dijo Pansy riéndose. Medusa también se rió con ella.
Era algo que posiblemente pasaría, las dos no se tomaban nada en serio, todo era cachondeo para ellas, se prestaban los chicos como si fuesen caramelos, o como si fuesen chicles, y cuando se les ha ido el sabor, los tiran, y eso a nadie le gustaba, a parte, ellas sabían muy bien que iba a pasar con sus vidas.
- En fin, terminaremos solas, pero forradas de dinero- se rió Medusa.
Después cogió ropa limpia y se metió en la ducha.
Unos cuarenta minutos más tarde, salía de la ducha, con el pelo empapado, pero vestida y calentita.
Medusa era elegante y cómoda para vestirse, y pasa estar por la sala común no se iba a poner un vestido de gala, así que, optó por unos pantalones negros de pana, y de parte de arriba, una camiseta de cuello alto, bastante ceñida al cuerpo, y de color blanco.
De zapatos llevaba sus queridas botas, que por dentro tenían borreguito, lo que hacía que las botas fuesen muy calentitas.
La cena era en el gran comedor, y como todos los años, la gente empezaba a venir sobre las ocho y media de la tarde, a las nueve en punto era cuando aparecía toda la comida.
Así que, a las 20:45, aquel grupo de amigos se fue al gran comedor, cuando llegaron, Pansy y Medusa vieron como Cedric estaba sentado en frente de ellas, y empezó a mirar fijamente a Medusa.
- Que grima da por favor - se rió Medusa del chico.
-¿De quién habláis?- preguntó Mattheo, ya que el no podía ver a nadie, literalmente su sitio daba a mirar a la pared.
- De Cedric - dijo Blaise, quien estaba sentado al otro lado de Medusa.
Tom, Mattheo y Draco se dieron media vuelta, para ver a Cedric, el cual cuando vio a esos tres viéndole se puso nervioso y desvío su mirada hacia otro lado.
Poco después apareció la comida, la cual todos agarraron con muchas ganas, el frio penetraba hasta sus huesos, y sumando que habían tenido todos un día bastante ajetreado, cenaron bastante bien.
Una vez terminaron, se quedaron a reposar un poco la cena, y empezaron a hablar de su día. Conversación que siempre tenían después de cenar, ya que durante, nadie abría la boca del hambre que tenían.
- En fin, hoy ha sido un día de Mierda- finalizó la rubia platinada.
- Pues como todos- le dijo Draco.
Una vez todos habían reposado la cena, se levantaron de su sitio y se dirigieron hacia la puerta.
Medusa iba un poco más atrás que los demás, ya que se había quedado atrás al estar hablando con Tom.
Cuando cruzaron la puerta, Cedric los interrumpió, haciendo que Tom se molestase y se fuese por otro lado.
- Hola Cedric - le saludó ella.
-¿Qué tal tú tarde?- le preguntó él.
- Aburrida, hasta que has llegado - le contestó ella.
-¿Te apetece hacer algo?- le pregunto él.
- Mira esta noche estoy muy cansada, si quieres, podemos ir mañana a la torre de astronomía, por la noche- le dijo pícaramente Medusa. En la cara de Cedric se podía ver la alegría que le había dado esa respuesta.
- Por supuesto, mañana paso a por ti a tu sala común, después de cenar, ¿Te parece?- le dijo él.
- Perfecto, nos vemos mañana - se despidió ella con una sonrisa.
Rápidamente se fue a su sala común, cuando llegó puedo ver a todos sentados en los sillones de cuero que estaban al lado de la chimenea.
Medusa rápidamente se fue a su cuarto, y se puso el pijama, se lavó la cara, y se echó su crema hidratante de noche.
Después volvió a la sala común, y se sentó al lado de Tom, quien no parecía muy metido en la conversación.
Ella tampoco llegó a meterse en la conversación, ya que cinco minutos después de sentarse, ya se había quedado dormida en el hombro de Tom.
- Cuando está dormida parece que es buena y todo - dijo Mattheo, a lo que todos se rieron.
- Voy a llevarla a su cama- dijo Mattheo levantándose.
- No, ya la llevo yo- le dijo Tom, rápidamente se levantó, y la cogió como si fuese una princesa.
Con cuidado la llevó a su habitación, y la metió a la cama.
Después de arroparla, volvió a la sala común.
Poco después, todos se fueron a la cama.
La noche pasó muy rápido, sobretodo para Medusa, quien amaba dormir, pero sus obligaciones no la dejaban.
Con la cara hinchada del sueño se dirigió hacia el baño que compartía con sus compañeras, quienes también eran sus amigas.
Medusa se lavó la cara con agua fría para refrescarse y despertarse un poco, después hizo sus necesidades y salió del baño.
Sus compañeras estaban hablando entretenidamente cuando salió del baño, Medusa nunca se unía a esas charlas mañaneras, no era una buena persona con buen despertar, y a eso se le sumaba que tenía hambre.
Así que, sin hablar mucho, cogió su uniforme, y se lo puso, cuando terminó, puedo ver que la única que quedaba por terminar de cambiarse era Pansy, y como era su mejor amiga, la tocó esperarla.
Cuando las dos estuvieron preparadas se fueron a desayunar, comida que definitivamente no aprovechaban, ya que como siempre decían, no las entraba ni un solo gramo de comida a las seis de la mañana.
- Buenos días - dijo de mala manera Medusa al sentarse en la mesa con el resto del grupo.
- Buenos días - le contestaron los demás alegremente.
Aquellos slytherins no eran muy habladores, aún que, siempre tenían algo de que hablar, y por la mañana, a primera hora, era su momento de callarse para escuchar a Blaise contar las actualizaciones de los cotilleos que sabía.
- Literalmente Theodore Nott le ha puesto los cuernos a su novia- informó Blaise.
- Espera, ¿Ese no era con el que se enrolló Med en octubre?- preguntó Mattheo. Ella asintió mientras tomaba un poco de zumo de naranja.
- Theo no es un chico que sepa conservar mujeres- habló Medusa por primera vez en toda la mañana.
- ¿Sabes con quién se los ha puesto?- preguntó Pansy.
- Creo que ha sido con una tal Hillary Green- contestó Blaise.
-¿Pero esa no era mestiza?- preguntó Draco.
- Y eso que más da- dijo Mattheo.
- Si está buena, no importa la sangre - concluyó él.
- Joder Mattheo, es muy pronto para que empieces a decir esas mierdas- se quejó Medusa.
Su conversación siguió avanzando, al igual que su desayuno.
Medusa estaba entretenida untando una tostada para su hermano, a quien le encantaba que su hermana le preparase las tostadas por qué decía que la quedaban perfectas, y así de paso la obligaba a comer algo más que solo un zumo.
- Hey Medusa, ¿Qué tal has dormido esta noche?- le saludó Cedric con su típica sonrisa en la cara.
- Hola, bien, he dormido bien, gracias por preguntar- le contestó secamente.
- Perdónala, es que no es una persona muy habladora por las mañanas - le excusó su hermano. Ella asintió.
- Le pasa igual que a Tom, que no va a abrir la boca hasta por lo menos las nueve- le dijo Mattheo.
- No pasa nada, bueno, te veo esta noche preciosa - se despidió Cedric. Ella se despidió con la mano.
- Que chico más pesado de verdad- se quejó Medusa.
- Pero si no ha sido pesado- le contradijo Pansy. Medusa la miró muy mal.
- De todos los tíos con los que te has enrollado, y mira que no han sido pocos, este es el que mejor me cae- habló Tom por primera vez.
- Y otra cosa, ¿Habéis quedado esta noche?- preguntó Blaise.
- Puede ser- contestó la chica.
- Madre mía, te das más prisa que Mattheo - ironizó Pansy.
- Quedó el conmigo, no yo, si por mí fuese, se metía sus halagos por la punta de la- dijo Medusa al intentar terminar su frase pero alguien la interrumpió.
- Lo hemos pillado, gracias, no más palabrotas - la interrumpió Tom.
- Bueno chicos, se está haciendo tarde, así que, mejor vamos yendo a las clases-les dijo Draco. Todos asintieron, y se levantaron de donde estaban sentados, dirigiéndose a la sala común, donde tenían todos los libros y los apuntes para sus clases.
-¿Qué tenéis ahora?- preguntó Blaise para fastidiar.
- Tenemos herbología, gracias por recordármelo - contestó Mattheo.
-¿Vosotros que tenéis?- preguntó Medusa.
Mattheo y Medusa eran un año menor que todos los demás, ellos iban a quinto curso, en cambio, Pansy, Draco, y Blaise iban a sexto curso, y Tom, que era el más mayor, iba a séptimo curso.
- Pociones- contestó Draco.
-¿Y tú Tom?- se interesó la chica por él, ya que todavía no había abierto la boca, y aun que seguía siendo por la mañana, sabía que los viernes por la mañana, tenía a primera hora su asignatura.
- Encantamiento - le contestó él chico alto.
- Mira por donde, nuestras clases están al lado- le dijo Medusa a Tom, quien fue agarrado por la rubia y llevado a rastras hacia fuera.
Caminaron un poco más rápido de lo normal, solamente para hacer que Mattheo no se fuese con ellos, no era por qué no le querían, era por qué ellos dos tenían que hablar de un tema privado.
- Tom, lo he estado pensando, y creo que sí que lo voy a hacer - le susurró ella.
-¿De qué estás hablando?- le susurró él.
- De convertirme- le dijo ella.
- Lo haré, pero solo para proteger a Draco - le dijo ella.
- No- se negó él.
- Mira, sé que tu padre te puso al mando para controlar quién entraba a los mortifagos y quien no, y también se que o entra Draco, o entro yo- se explicó ella.
La mirada de Tom expresaba algo que no era ira por primera vez en mucho tiempo. La mirada de Tom expresaba dolor, y pena por aquella chica.
Él sabía cuánto quería a su hermano, y que si fuese necesario, daría la vida por él.
- No pienso dejar que te unas a esta mierda Med- se negó él.
- Lo siento Tom, pero tú no eres mi padre para decirme lo que puedo y no puedo hacer- le contestó ella con pena.
-Sabes que lo voy a hacer igualmente - le dijo.
- ¡Hey Tom!- le saludó Cedric desde lejos.
-¿Vas a clase con él?- le preguntó extrañada Medusa. Tom asintió con cara de fastidio.
- Hola guapa- le saludó Cedric cuando llegó a su lado. Tom tensó la mandíbula.
- Bueno Med, tenemos que entrar a clase, te veo luego- se despidió Tom.
- Chao guapa- también se despidió Cedric.
Medusa entró a su clase, y su mañana pasó cómo todas, aburrida y exasperante.
Su día en general fue aburrido.
Hasta la hora de cenar.
Medusa repitió los pasos de todos los días, salió de la biblioteca, después de haber leído durante un rato al lado de su querido amigo.
Se dió una caliente ducha, y se cambió.
Fue al gran comedor, cenó, charló, y se rió con sus amigos.
Las tardes de Cedric no eran muy diferentes, la única diferencia es que, Cedric se pasaba el día mirándola a ella. Miraba esos fríos ojos, aquellos ojos que te podían matar, al igual que su sonrisa, que, según Cedric, era la sonrisa más cálida y bonita que había visto en la vida.
Cedric empezaba a gustar de Medusa, aún que él sabía que aquello no iba a terminar bien.
Medusa era el momento, todas querían ser como ella, y todos querían estar con ella.
Ella lo sabía, y el sabía cómo era.
El día de Cedric fue uno de los mejores para él.
Después de cenar, se fue a su cuarto, y se puso una ropa limpia, unos pantalones sueltos de pana, de color marrón oscuro, con una camisa negra de manga larga, y una chaqueta.
Medusa también había cambiado su looking, se había puesto sus pantalones negros pegados al cuerpo. Una camiseta blanca, con un escote bastante notable, sus botas de piel negra, y no cogió chaqueta.
Sobre las diez Cedric estaba en la puerta de su sala común, como había acordado.
Medusa se despidió de sus amigos, quienes no tenían otro plan que quedarse hasta tarde hablando, y se fue con aquel chico.
- Que guapa estás - le halagó el chico.
- Gracias- le contestó ella con una de esas sonrisas cálidas y bonitas.
-¿A donde tienes pensado ir?- le preguntó la chica.
- Ahora lo verás - le contestó Cedric.
El chico le agarró d ela mano a Medusa, y la llevó a lo alto de la torre de astronomía.
Uno de ellos sitios favoritos de ella.
- ¿Te gusta el sitio?, si no te gusta podemos ir a otro- le dijo él.
- Me encanta, ¿Quién te ha dicho que es uno de mis sitios favoritos?- le preguntó ella mientras se acercaba a él.
- Digamos que no me hizo falta preguntárselo a nadie - dijo él con su mirada de cachorrito.
- Ven vamos a sentarnos- le dijo Cedric, agarrándola de la mano suavemente.
Se sentaron juntos al borde de la torre, donde hacia todavía más frío.
Gracias al frío, Medusa empezó a tiritar.
-¿Tienes frío?- le preguntó Cedric. Ella negó.
- Toma mi chaqueta - le dijo él quitándose su chaqueta y poniéndose la por encima.
- Gracias Ced- le agradeció ella.
Pasaron un poco más de tiempo sentados en aquel sitio, sin decir ninguna palabra.
Cuando vieron que se hizo más tarde, Medusa decidió irse a su sala común.
Cuando estuvieron en la puerta de la sala de la rubia llegó el momento de la despedida, algo que a Cedric no le gustaba para nada.
- Gracias por sacarme aún que solo sea un rato de la rutina Ced- le agradeció ella.
- De nada guapa, cuando quieras repetir me dices- se despidió él.
Medusa le dió un pequeño beso en la mejilla, y entró a su sala común.
-¿Qué tal tú cita?- le preguntó Mattheo.
- Bien, es un chico majo, y mirad lo que ha dejado- dijo ella señalando a la chaqueta que aquel chico le había dejado.
Medusa se sentó en el sillón con sus amigos, y se quedaron hasta tarde hablando.
Los días se convirtieron el semanas, y esas semanas pasaron a ser un pequeño mes.
Un mes bastante significativo para Cedric, al contrario que Medusa.
Cedric quería algo más con ella, quería todo con ella.
Y ella no quería nada más que un buen rato con el chico.
Cosa que Cedric no notaba, por más que sus amigos le decían, e incluso la rubia se lo llegó a decir.
Medusa le explicó un día a Cedric que entre ellos nunca iba a haber algo, pero él no se daba por vencido.
Él quería algo más, y lo iba a conseguir.
Un tal viernes, a principios de marzo, Cedric decidió ir a visitar a Medusa, especialmente, para pedirla de vuelta la chaqueta que la dejó prestada en su primer encuentro.
Medusa no estaba muy disponible que se diga, especialmente por qué se estaba enrollando con Tom.
- ¿Te imaginas que ahora aparece Cedric?- bromeó Medusa.
- Cállate, y sigue besándome - le ordenó Tom.
Ella obedeció, y tomó delicadamente su cuello.
Medusa volvió a unir sus labios, y lo que antes era un beso sin más, ahora era una beso bastante subido de tono.
Las manos de Tom fueron bajando por el cuerpo de Medusa, hasta llegar a su cintura, la cual apretó con bastante fuerza.
Las prendas iban sobrando, y dentro de poco tiempo, Medusa y Tom se encontraban desnudos de la parte de arriba.
Mientras tanto, Cedric iba tranquilamente bajando por las escaleras que llegaban al cuadro de la sala común de los slytherins.
Afuera se encontró con Blaise, quien muy amablemente le dejó pasar.
Blaise sabía perfectamente que estaban haciendo sus dos amigos.
Y como estaba necesitado de un poco más de cotilleo, pues le dejó pasar.
- Tienes que subir esa escalera, y después girar a la derecha, su habitación es la número dos - le explicó Blaise.
- Vale, gracias - le agradeció el Hufflepuff.
Cedric siguió las indicaciones de Blaise, y llegó al cuarto de Medusa.
-¿Medusa, estás ahí?- preguntó Cedric llamando a la puerta.
- Me cago en mi vida- se quejó Tom nada más oír al chico en la puerta.
- Mierda - se quejó la chica.
Medusa se vistió tan rápido como pudo, pero era casi peor, ahora Medusa tenía el pelo revuelto, y enredado.
Tom estaba tumbado en la cama, no era la primera vez que un ligue de la chica les interrumpía, simplemente se tumbó en la cama, y semi desnudo claro.
Además de que los dos adolescentes tenían los labios hinchados y rojos, estaba la bastante notable tensión sexual entre esos dos.
- Hola Cedric - le saludó Medusa al abrir la puerta de su cuarto.
-¿Por qué tienes la cara y el cuello así?- preguntó Cedric. Medusa no se había dado cuenta de que pequeñas marcas empezaban a salir en su cuello, así que las tapó como pudo con su mano.
- Abre la puerta del todo- le ordenó el chico. Ella negó.
-¿Por qué no?- preguntó él.
- Por mí - saludó Tom desde la cama.
Ante el saludo del chico, Cedric abrió la puerta de una patada, dejando ver a Tom tumbado sobre la cama.
Ahí fue cuando Cedric lo entendió todo.
-¿Tienes algo que explicarme?- le preguntó Cedric. Aquel chico empezaba a sentir una furia incontrolable.
Y unas ganas de pegar a todo lo que tuviese delante increíble. Pero no lo hizo.
- Creo que no necesitas explicación Ced- le dijo la rubia.
Cedric se enfadó tanto que literalmente, empezó a caminar en círculos por la sala común, donde cada vez había más gente pendiente de lo que pasaba.
- ¿Sabes lo que pienso de tí?- preguntó irónicamente Cedric.
- Antes pensaba que de verdad te gustaba- me dijo él.
-¿Desde cuándo le ha gustado alguien a Medusa?- se escuchó un murmullo por la sala.
- Eres una pequeña zorra- la insultó. Ella se quedó callada.
- Perdón - se intentó disculpar ella.
- No me sirve tu perdón, no lo sientes, no estás arrepentida- dijo furiosamente el chico.
- No sé si el complejo de superioridad que tienes no te hace ver el problema Medusa- se quejó él.
-¿Cuál es el problema?- preguntó ella, esbozando una pequeña sonrisa.
- El problema es que, piensas que eres intocable, que eres la mejor, que todo el mundo se arrodilla ante tí - le explicó él.
Las palabras del chico empezaban a enfadar a Medusa.
- Continúa - le pidió la chica.
- Verás la que se va a liar- le susurró Mattheo a Draco.
- Eres una insegura de mierda, buscas aprobación de los demás, te gusta destrozar a la gente, por qué eres mala persona - le escupió el en la cara.
La sonrisa irónica de la chica empezó a desaparecer.
- Perdona por no ser como tú, perdona por no ser un ser de luz, pero, entiéndeme, eres tú el que necesita tener a alguien constantemente diciéndole lo que vale como persona - le dijo ella.
- Yo no necesito a nadie- le dijo ella.
-¿Puedes dejar de lado ese complejo de superioridad por un puto momento?- le preguntó Cedric.
- No es mi puta culpa que no te hayan querido suficiente en tu infancia, y que ahora tengas que comportarte así, simplemente para engañarte, y pensar que tú te quieres, por qué lo sabes muy bien, que ni siquiera tú lo haces- le dijo el chico.
Aquello le dolió bastante a Medusa y su hermano lo notó.
Los ojos de Medusa tenían algunas lágrimas pero no las iba a dejar salir.
-¿Ahora tienes la puta vergüenza de llorar?- le preguntó él chico.
- Eres una pequeña zorra viciosa, a la que le gusta joderle la vida a otros- le escupió él en la cara.
Medusa empezaba a hartarse.
-¿Y sabes una cosa?- le preguntó ella.
- Me encanta joderle la vida a la gente, disfruto viendo cómo gente como tú, sufre por qué, gente como yo no quiere nada contigo- se contestó ella misma.
- Vete ahora mismo de aquí si no quieres que te parta la cara- le advirtió ella.
-¿Tú y cuántos más?- le preguntó Cedric.
- Nosotros- les contestaron los amigos de Medusa.
- Esto es patético - dijo Cedric yéndose de aquella sala.
- Blaise, como vuelvas a hacer lo que acabas de hacer- empezó a amenazar ella.
- Te corto la polla, ¿Entendido?- le amenazó la chica. Blaise asintió rápidamente.
Medusa no se preocupó de todos los que habían visto aquella escena, y se fue directamente a su habitación, donde Tom estaba descansando plácidamente.
- Tom- le llamó la chica. Este levantó la mirada hacia ella.
-¿Tú crees que soy mala persona?- le preguntó ella.
- Un poquito- contestó sinceramente si amigo.
- De verdad que tener amigos para esto- se quejó ella.
Medusa se tumbó en la cama junto a su amigo.
- Tu me has preguntado, y yo te he contestado - le dijo él.
- Cállate - le dijo la chica, acurrucando se en el chico.
- ¿Has visto lo gafe que eres?- le preguntó él chico pasando su brazo por encima de la chica.
- Dijiste, "Te imaginas que ahora aparece Cedric "- le dijo Tom imitando la voz de la chica.
- Y apareció - se rió ella.
Tom y Medusa pasaron toda la tarde acurrucados, aún que Tom dijese que no le gustaba, sabía que sí.
Cedric y Medusa no volvieron a hablar.
Bueno la única que hablaba era Medusa, y era para reírse del chico.
Así que, en resumen, su relación no terminó nada bien.
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Historias sueltas.
AcakMe gusta escribir, aquí podrás encontrar historias sueltas. Estás historias son mías, no las he sacado o copiado de otra persona. No se pueden hacer adaptaciones, o copiar ninguna historia.