Parte 11

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Una tarde lluviosa, la familia decidió hacer una excursión a una zona boscosa cercana para disfrutar del aire fresco después de días de lluvia. Aunque el clima no era ideal, el entusiasmo de los niños era contagioso. Llevaron impermeables y se dirigieron al bosque, emocionados por la aventura.

Mientras exploraban el bosque y observaban la naturaleza en su esplendor, la lluvia se intensificó y se convirtió en una tormenta repentina. La lluvia golpeaba con fuerza, el viento soplaba y los truenos resonaban en el aire. Tobías y Eileen rápidamente decidieron que era mejor regresar a su automóvil y ponerse a salvo hasta que pasara la tormenta.

Sin embargo, mientras caminaban hacia el automóvil, un estruendo ensordecedor de un trueno cercano resonó en el bosque. De repente, un árbol cercano fue alcanzado por un rayo y cayó con un estruendo atronador. Luna y Severus, que caminaban un poco adelante, quedaron atrapados bajo las ramas del árbol caído.

El pánico se apoderó de Tobías y Eileen mientras corrían hacia el lugar donde cayó el árbol. La escena que encontraron les llenó de terror. Luna y Severus estaban atrapados bajo las ramas del árbol caído, inconscientes y aparentemente heridos.

Tobías y Eileen trabajaron frenéticamente para mover las ramas y liberar a los niños. Cada segundo se sintió como una eternidad mientras luchaban contra el tiempo y la adversidad. Finalmente, con esfuerzo y desesperación, lograron liberar a Luna y Severus.

El alivio llenó el aire cuando Luna y Severus comenzaron a recobrar la conciencia. Tobías los abrazó con fuerza mientras lágrimas de gratitud llenaban sus ojos. "Están bien, están bien", murmuraba repetidamente, como si necesitara convencerse a sí mismo de que la pesadilla había terminado.

La tormenta finalmente comenzó a calmarse, y la familia se refugió en el automóvil mientras esperaban a que pasara. Las emociones estaban a flor de piel, y el sentimiento de estar al borde de perder a sus seres queridos había sido una experiencia profundamente aterradora.

A medida que la tormenta se disipaba y el cielo comenzaba a aclararse, Tobías, Eileen, Luna y Severus compartieron un momento de profunda calidez y tranquilidad. Se dieron cuenta de cuán frágil es la vida y cómo las circunstancias pueden cambiar en un instante. La experiencia les recordó la importancia de valorar cada momento juntos y de apreciar el amor y la unidad que compartían como familia.

A medida que regresaban a casa, el silencio dentro del automóvil estaba lleno de pensamientos y emociones. A pesar del miedo que habían enfrentado, la experiencia les dejó una lección valiosa: la vida es frágil, pero el amor y el cuidado mutuo pueden superar incluso las situaciones más aterradoras.

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