Capítulo 58

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Colin se odiaba a si mismo los últimos dos meses, desde la noche en que Pen había sangrado más que nunca, el doctor no solo le reprendió, si no que le ordenó alejarse de Pen hasta que naciera el bebé.

-señor Bridgerton si no se puede controlar váyase a uno de los burdeles y pague por una joven, o tome a cualquiera del servicio. Pero dejé a su esposa descansar! si sigue como va su primogénito se va a despegar del útero, es que no lo entiende?

El tercer Bridgerton recordaba el regaño una y otra vez. Le había pedido a su madre que le hiciera los masajes todos los días, para no sentirse tentado. También se había mudado de habitación, pues no tenía corazón ni fuerzas para irse de la casa, por más órdenes que le diera el anciano doctor.

Pronto tanto sacrificio iba a dar fruto, su hijo o hija iba a estar en sus brazos. Pero ver tan poco el rostro de Pen le estaba carcomiendo el alma.

Es gracioso como años atrás podía pasar unos meses incluso un año sin saber mucho de ella, solo un par de cartas aquí y allá eran más que suficiente, ahora si no pasaba a verla cada hora, la preocupación lo carcomia, incluso no dormía bien, siempre alguien se la llevaba, el duque, la duquesa o en las peores pesadillas, la muerte.

Cada vez que tenía un mal sueño, que ahora era casi todas las noches. Se despertaba y buscaba a Pen en la cama, para recordar que estaba en otra habitación, luego trataba de volver a dormir, pero era en vano siempre tenía que levantarse a verificar que su esposa estuviera durmiendo en la habitación de al lado.

Por su parte Penelope tampoco la estaba pasando bien, pues cada vez veía menos a Colin, solo en el desayuno, últimamente él estaba de muy mal humor, por lo que casi no hablaban, cuando llegaba la visita su esposo desaparecía y no lo volvía a ver si no hasta la mañana siguiente.

Ella trataba de sonreír y fingir que estaba contenta, disfrutando de su embarazo, pero nada más lejano de la realidad, estaba tan mal que creía capaz a Colin de ir en las noches a buscar mujeres o incluso en el día, siendo ella lady Whistledown escucho muchas veces de la clase de sitios donde los caballeros de la ton podían encontrar esos servicios.

Ese miércoles era el primer día empezando el noveno mes, Pen estaba decidida a hacer algo Para qué su esposo recordará el cariño que le tenía.

Por lo que se había despertado temprano, llamado a su doncella para que la aseará, peinara y le sacara su mejor vestido de embarazo, le había pedido a Genevieve que el escote estuviera más abajo de lo dictan las normas de la sociedad.

Ella estaba desayunando sobre la cama y Colin estaba sentado en el sillón de la terraza mirando hacia el patio trasero que la casa tenía.

-Colin?

El casi se atora con su chocolate caliente, miro a su querida esposa, que esa mañana estaba más adorable que nunca, su vestido azul celeste, resaltaba su ondulado cabello rojizo, los labios rojos, invitando a besarle, sin hablar de los ojos azules que parecían cristal, los deliciosos pechos que estaban hinchados y la piel algo pálida, según el doctor porque su anemia había empeorado. Lo que le trajo malos recuerdos a Colin, por lo que arrugó el ceño.

-dime.

Penelope apretó los labios cuando vio la mueca de Colin, pensando mejor lo que le iba a decir.

-tu crees que puedo bajar a la sala hoy? Ya no soporto estás cuatro paredes.

-Pen no, el doctor dijo que debes quedarte lo más quieta posible, solo debes aguantar un par de semanas.

El había intentado sonar suave y tranquilo, pero debido a que Colin no había dormido casi nada en dos meses largos, el tono de voz que utilizo sonó a reproche.

-y si me cambio a tu habitación -Pen intento de nuevo.

Colin imagino fugazmente tener a su esposa de nuevo en su cama, por lo que frunció más el ceño

-de ninguna manera.

Penelope se sorprendió con la respuesta y sin quererlo un par de lágrimas bajaron por sus mejillas, se las seco en el acto.

-Por qué lloras?

La pregunta puso sensible a Penelope, por lo que todos sus sentimientos y preocupaciones reprimidas salieron a borbotones en su llanto.

Colin quedó como piedra sin saber que hacer, no podía simplemente dejarla ahí e irse, pero consolarla era riesgoso, llevaba dos meses sin tocarla por lo que no confiaba en si mismo.

Pen lloraba tanto que no podía ver por las lágrimas, pero sintió una pequeña presión en la frente, se secó los ojos con una servilleta, aún sollozando, vio a Colin con los ojos cerrados estaba justo frente a ella, sin poder evitarlo ella lo agarro del cuello y le dio un beso.

El beso era sin intención de convertirse en algo más, ninguno se movía, se quedaron ahí con los labios cerrados por unos segundos, fue Pen la que tomo distancia.

-te extraño mucho Colin.

El volvió a tocar las frentes, esta vez tenía los ojos abiertos, mirándola con ternura.

-pero no podemos Pen

-no hablo de eso -sollozo - no dormir contigo, solo verte en los desayunos. No sé si ando muy sentimental, pero -sollozo - estoy pensando ... Que ... Ya no me quieres porque estoy gorda -sollozo -y que te vas todo el día porque tienes una querida.

Colin abrió los ojos como platos en sorpresa

-estas delirando? nada más alejado de la realidad, no solo eres preciosa, el embarazo te hace ver tan tierna, que me provoca -se le vinieron tantas imágenes a la cabeza - Me provocas demasiado, tanto que no confío en mí. De verdad crees, que tendría una querida teniendo a la diosa Afrodita en mi casa y que yo siendo el humano que soy no haría otra cosa que adorarla? Tan tonto me crees?

-de verdad?

-mira

Colin le dio un beso en el cuello que duró cinco segundos, luego se levantó y le mostró a su esposa lo duro que lo ponía.

Pen se sonrojó y se empezó a reír.

-ah te parece gracioso? -la reto.

-si.

-señora Bridgerton déjame decirte que ahora no me puedo desquitar porque nuestro hijo está presente, pero te juro que apenas podamos, la venganza se servirá caliente.

Penelope lo miro retandolo-

-esa es una promesa o una amenaza?

-puedes apostar que si

-cual

Colin se acerco lo suficiente para que Pen tuviera que escoger a cual ojo mirar.

-si a todo.

De La Fantasía A La Realidad- Una Historia PolinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora