男士 | 𝒎𝒆𝒏

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—Dios mío, Joohyun, ahora no, no cuando acabamos de hablar sobre mis inseguridades y lo que pasó con Sana anoche. —Joohyun sabía que aquel tema de conversación, no iba a ser muy bien recibido por parte de su menor, y era entendible, pero le prometió a su pareja poder ayudarla.

—Lo sé, y lo siento, hyo, pero le prometí a Seulgi que hablaría contigo.

—Pues dile a Seulgi que se meta por el culo la cita que Daniel quiere conmigo. —La coreana mayor suspiró derrotada. Era obvio y muy comprensible que Jihyo no quisiera darle una cita al hermano de su novia. Personalmente, encontraba muy inmaduro que Daniel, siendo el hermano mayor, hiciera un berrinche porque Park lo había rechazado. Y eso, obviamente, puso triste a Somi, porque sabía lo mucho que a el muchacho le gustaba la pelinegra, entonces le pidió a su querida novia aquel favor.

—Es que, Jihyo, es di-

—No, no lo es, ¿por qué no puede simplemente aceptar que yo no siento lo mismo? Llevo cuatro años con Sana, Unnie, cuatro, me es difícil entender que aún así no se de cuenta. —Una santa verdad.

Dios bendito, ¿por qué de todas las chicas era Park Jihyo? La chica que sólo tenía ojos para la japonesa friki, Minatozaki Sana. El amor que Park le tenía a Minatozaki, llegaba a dar diabetes. Todos sabían lo mucho que se amaban.

¿Por qué ella?

Negó intentando no buscar una razón, ya que por más que intentaba buscarle una respuesta, no encontraba.

—Está bien, Jih, intentaré hablar entonces con Seulgi. —La chica de ojos grandes, asintió satisfecha y de la nada, comenzó a hablar de la última blusa que se había comprado, ganándose toda la atención de su mejor amiga. Ya no querían hablar de problemas. Al carajo los hombres.

 Papeles y papeles, llenas de ideas

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Papeles y papeles, llenas de ideas. Cuatro chicas sentadas en un sólo sofá. Pero cada vez era más difícil, junto al griterío. Minatozaki estaba al límite.

—¡Ya basta! Esto tiene que ser perfecto. —Dijo casi gritando, Sana. Las otras tres chicas quedaron estupefactas, la chica friki apenas levantaba la voz. —Si quiero que nadie nos moleste o arruine, debo planificar todo de manera correcta, Jihyo se lo merece. —Luego de haber contado lo ocurrido junto a Jihyo la noche pasada a sus amigas, estas le dieron la buena idea de quizás planificar un día o noche donde sólo fueran ellas dos.

—Sana-yah, entiendo tu frustración pero es que ya no nos quedan ideas, debes quizás considerar algunas de las que anotamos. —Dijo la japonesa menor. La nombrada suspiró, leyendo los papeles con contenido en ellos.

"Parque de diversiones, cine, picnic, restaurante, spa, patinaje..."

Era todo muy básico. Ella quería algo un poco más llamativo.

—Autocinema. —Habló esta vez Dahyun. Sana levantó rápidamente su mirada, poniéndole toda la atención del mundo.

—No se escucha mal. —Dijo Mina.

—Sí, eso hicimos en nuestra primera cita con Dahyun, la lleve a una colina en mi auto. —Explicó. —Llevamos cobijas, comida y una laptop. —Terminó de hablar. Momo, que estaba a su lado, sonreía bobamente mientras recordaba aquel día. Fue extremadamente romántico.

—De ahí, puedes empotrarla contra los vidrios del auto, Sana. —Agregó Tzuyu. Sabía que Dahyun no iba a decirlo, así que lo hizo ella.

—¡Son!

—¡¿Qué?! ¡Eso es lo que buscas hacer! —Tenía un punto.

—Bueno, ya, escucha a mi Dubu, esa idea es fantástica, funcionó conmigo y juro que fue una noche preciosa. —Habló la japonesa de cabello corto aún con su sonrisa boba. —Quitando que no tuvimos sexo pero es un tema aparte.

—Es que haga lo que haga Dahyun, cagar o matar a alguien, a ti te va a encantar, Momo, es un hecho. —Se burló esta vez la castaña de las tres japonesas, riendo. Las nombradas, la miraron de manera asesina, haciéndola callar al instante.

Sana también quería reírse, porque era cierto.

—La verdad, que esa idea me gusta, es simple y tranquila, la voy a dejar en el top uno. —La pareja se miró y sonrieron para luego acercarse y darse un beso estilo esquimal. —Pero dejen sus homosexualidades, ni mi novia ni la de Tzuyu, están aquí. —Esta vez, todas rieron juntas. Ahora estaban más que satisfechas, ya habían podido llegar a un acuerdo con la "cita", más bien, encuentro sexual.

Autocinema. Perfecto.

El timbre de el departamento de Sana sonó, haciendo que las cinco chicas se miraran confundidas. ¿Quién puede ser? No esperaban a nadie.

Sana se levantó y fue a abrir la puerta.

—Hey, Sana, ¿podemos hablar? —Era Daniel.


𝘴𝘵𝘧𝘶 𝘢𝘯𝘥 𝘭𝘦𝘵'𝘴 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘧𝘷𝘤𝘬 Ꞝ SahyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora