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𝕰𝖑 𝖎𝖓𝖎𝖈𝖎𝖔 𝖉𝖊 𝖙𝖔𝖉𝖔.
᠉┇❁┇ 𝓜𝓪𝓰𝓭𝓲𝓮𝓵 𝓛𝓸𝓾𝓰𝓱𝓽𝔂.
— Cuando abrí los ojos, era de día. Miré la habitación y me di cuenta de que no tenía ni idea de dónde estaba. Era un espacio totalmente desconocido. Recorrí el lugar con la mirada, y nada, absolutamente nada me pareció conocido. Intenté levantarme, pero, caí en cuenta que mis manos yacían atadas en el respaldar de la cama, con unas esposas bastante incómodas por la posición en la que me encontraba.
˖⸙̭❛ Ｔｉｅｍｐｏ ａｔｒáｓ．
Intentaba cerrar mis ojos, tratando de convencer a mi cerebro de tener sueño. Me giraba de un lado a otro, buscando la comodidad de mi cama. Tratando de encajar, acorde con la simetría que la cama formaba por el peso de mi cuerpo. Pero los sollozos de aquella mujer pudieron más, haciendo que dejara de lado mi tan frustrado intento de dormir.
Me levanté sigilosamente, tratando de averiguar la razón por la que mi madre lloraba a horas tan tardes de la madrugada.
Me cayó como flecha el motivo, al escucharla esbozar el nombre de aquel tipo que se fue sin darnos alguna explicación, sin despedirse, sin siquiera darle un último beso a su madre.
— Mamá, deberías ir a descansar, el estar despierta tan de madrugada te puede hacer daño, debes de respetar tus horas de sueño —mencioné mientras me acercaba a ella, atrayéndola en mis brazos, haciendo el intento de calmarla.
— No puedo, corazón, pero anda, tú hazlo por mí —resopló frente a un pañuelo con la acción de limpiar su nariz.
— Por favor mamá, hazlo, no puedes jugar con tu salud, y menos poniéndote así por culpa de Marlon. Él no merece tus lágrimas. Es un mal agradecido.
— Sí, Magdiel, pero, también es mi hijo, mi sangre, nunca lo dejaré de amar, además, no sé si vive o si está muerto, me carcome no saber nada de él —confesó algo exaltada mientras nuevas lágrimas se hacían presente y hacían camino por su rostro.
— Entiendo, mamá —bajé la mirada.
— Hija, no lo tomes a mal, pero sé que a ti te tengo bajo mi cobertura, estás conmigo. Y de él... —hizo una breve pausa mientras pensaba lo segundo que diría— ni siquiera sé si vive. Y lo peor de todo esto es que no puedo salir a buscarlo sin levantar alguna sospecha, no puedo hacer absolutamente nada, la impotencia es más grande y me siento inútil, lo único que puedo hacer es llorar por él.
Mi madre continuó un rato más en su lamento. Mientras que yo decidí dormir junto a ella, tomando su mano.
