¡𝐐𝐔𝐄 𝐋𝐈𝐍𝐃𝐎 𝐄𝐑𝐄𝐒 𝐊𝐀𝐙𝐀𝐌𝐀! ⳼ shinkaza

4- Descansar por fin

Ver bajar a aquel joven esbelto de cabellos azulados lo habían puesto el corazón a mil...

─ Shinnosuke ─ escuchó decir el pelinegro.

Sabía perfectamente que no podría hablar ni pronunciar nada para exclamar todo lo que lo había extrañado, así que se levantó rápidamente y se acercó directo a su contrario para abrazarlo, envolviendolo con sus brazos.

─ Kazama...no sabes lo mucho que te he extrañado... ─ de pronto la voz del pelinegro se volvía frágil, se podía notar que estaba a punto de caer en llanto ─ ¿Por qué tardaste tanto? Te estábamos esperando desde hace una hora...

─... discúlpame por la demora, el avión que tenía que tomar se tardó de más...yo, Yo...

Ahora era el de cabellos azules que se pondría a llorar, lo hacía sentir cálido y sensible estar en los brazos de su contrario, así, el chico deslizó tímidamente sus brazos en la espalda de su contrario para profundizar el abrazo... escondiendo su rostro en él, siendo el primero en llorar, llorar en los brazos de aquella persona que tanto había añorando.

Shinnosuke le dejo llorar en su hombro, viéndose víctima de las emociones, él también soltó algunas lágrimas y esbozó una sonrisa frágil, lo había extrañado a montones.

Entro a aquella fiesta que había sido preparada para él, siendo acompañado por Shin, aún estaba emocionado, y tenía ganas de ver a su mamá, viendola no muy lejos de él, se separó de Shinnosuke, soltando su mano corriendo a abrazar a la mujer que le dió la vida, siendo correspondido maternalmente por ella.

Los que observaban la escena aplaudieron, siendo testigos del amor entre la madre y el hijo en aquella casa.

Comenzando así la fiesta de bienvenida.

 

Shinnosuke era conciente de que no podía pasarse de tragos ya qué debía llegar a casa con el carro sin estropajos, por eso no había probado mucho solo se disponía a observar el rostro atractivo de kazama...

Llegó la hora de retirarse ya que era la madrugada y no debía tardar más o el monstruo del culo gordo se enojaría con él, así que se levantó acercándose a la madre y al hijo adorado de esta para despedirse.

─ ¿Sucede algo Shin chan? ─ pregunto la señora kazama viendo al chico de su lado acercándose.

─  sí, pues...ya debo retirarme, fue un gusto ─ hizo una reverencia.

─ oh no, no, no ya es muy tarde, no me lo perdonaría si te pasara algo malo, así que, ¿Te parece descansar acá? Avisaré a tu madre.

─ claro, yo mismo quiero hablarle.

─ Está bien... también podrías hacerme el favor de llevarte a mi querido hijo a descansar mientras despacho a los demás invitados.

─ sí, no hay problema...

Al poco rato llamó a su hogar, siendo respondido por su madre alterada, preguntándole cuando llegará, para luego avisarle de que pasaría la noche en la casa de los kazama, aliviando a su madre, ya cuando terminó la llamada se dispuso a llevar a Tooru a su cuarto, más bien era el peli-azul que si había probado más de una vez el trago por la influencia de sus familiares, ahora lo veía sentado en aquel sillón aún con el vaso en manos.

─ Kazama...ven levántate, ya debes descansar.

─ ... ─él chico no respondió, se mantuvo callado viendo las acciones del pelinegro y obedeció.

Shinnosuke lo cargo en brazos para poder llevarle a su cuarto, talvez eran del mismo tamaño pero era seguro que kazama pesaba menos que él, siendo así fue cómodo llevarlo en brazos, todo el transcurso de llevarle, el chico que traía en brazos, no habló ni una sola palabra.

Entro al cuarto del peli-azul dejandolo suavemente en su cama, ahora tenía que retirarse para pedirse un futón a la señora kazama, pero sintió el agarre del chico dueño del cuarto, viendo sus ojos color avellana y las mejillas que eran tiernamente envueltos del color rojo, talvez era por el alcohol o era por...

─ quédate - escuchó el pelinegro decir departe de su contrario, demandante ─no quiero que te vallas...

Talvez era por el alcohol, pero no podía notar aquella actitud de una persona embriagada en el peli-azul, ahora estaba seguro que su amado Tooru soportaba bien el alcohol.

─ no lo haré, solo pediré un futón a tu madre par-

─ Duerme conmigo.

— ¿Estás seguro?

─ sí, duerme conmigo.

La voz de kazama era demandante, era como si lo estuviera ordenando, haciendo caso omiso se dispuso a meterse a la cama, aún nervioso pero feliz.

Ahora sí podría descansar.