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Un día nuevo y brillante iluminaba a los alumnos de la preparatoria.

En la hora del receso, Minho les contaba emocionado todo lo que había ocurrido la tarde anterior con el chico que le gustaba.

— Y... ¿qué pasó con Jisung? ¿Si pudiste hablar con el? — Empezó la conversación el pelilargo.

— ¡Sí! Uh, al principio fue difícil, aun había mucha tensión, pero cuando logré disculparme y hablar bien las cosas con el...¡adivinen! ¡ambos nos confesamos! Solo queremos conocernos más primero.

Felix salto en su asiento emocionado y con sus ojos hechos un mar de lágrimas. Parecía que toda esa idea del amor lo ponía feliz y sensible a la vez. Hyunjin no tardo en hacerle esa expresión juzgona representativa de el.

— ¡El amor... el amor! — El pecoso comenzó a mover el brazo de Minho de un lado para el otro.

Lee no pudo hacer nada más que reír. Se sentía satisfecho de lo que había logrado.

— Hmm, bueno, ¿Y hubo algo más?... no se, tu sabes que

— ¿¡Qué!? ¿Acabo de reconciliarme con él y esperas que haya ese tipo de acción de inmediato? Es muy probable que lleguen los aliens a la tierra antes de que pueda tocarlo

— Ay, vamos Lee Minho, no te hagas el inocente. Estoy seguro que por ti lo contentabas de esa forma. Pero la delicada florecita quiere que le rueguen.

— ¡Hyunjin! Dios mío, no lo escuches Minho. Estoy seguro, lo que te hace falta es amor y afecto para cambiar tu forma de pensar.

— ¿Amor? ¿Afecto? ¡El amor no existe, abran los ojos!

En ese momento, Felix se lanzó hacia su amigo para casi asfixiarlo en un abrazo lleno de amor y seguidos besos en sus mejillas.

— ¡Aléjate ahora mismo! ¡Ewww!

Las risas imparables de los chicos fueron todo lo que se escuchó en el patio de la escuela.










En la hora de salida, el pelinegro se despidió de sus amigos para dirigirse de inmediato hacia una florería que estaba cerca en su coche.

— Hmm, ¿que flores sería bueno comprar para el chico que me gusta? — Se dijo a sí mismo en voz baja mientras recorría el mini puesto.

Sus ojos fueron rápidamente hacia unas hermosas lavanda moradas. Eran perfectas.

Por un momento recordó las mismas flores en papel que le había hecho su admirador secreto. De inmediato sacudió la cabeza para sacarlo de su mente.

— Quiero estas.

Pagó el ramo y lo llevó cuidadosamente a su coche. Ahora se dirigía a casa de Jisung.



El rubio se encontraba trapeando el cuarto de su madre, la cual se había ido hace apenas unos minutos al trabajo. Se había quedado completamente dormida por lo mucho que había bebido la noche anterior.

De pronto, unos golpes empezaron a sonar desde afuera.

— Ash, ¿ahora que habrá olvidado? ¡voooy!

Jisung salió de puntitas de la habitación y una vez fuera de esta, a pasos agigantados se apresuró a abrir la puerta.

Sus ojos se quedaron perplejos a ver a su príncipe con un gran ramo de lavandas.

— ¡Ah, Minho, pero qué haces aquí! Dios mío, ve como estoy, de nuevo

— ¡Hola Jisung! ¿Te molesta mi visita? Puedo venir después si lo deseas

secret secret. - minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora