『 婚禮 』𝑱𝒖𝒏𝒉𝒂𝒐

𝑒𝑝𝑖𝑙𝑜𝑔𝑢𝑒 𝑖

Luego de que la euforia del momento logra decaer y ambos chinos parecen volver a poner los pies en la tierra tras un reencuentro definitivo a mitad de la noche, el mayor observa al pelinegro quien esta sentado en el sofá de su sala con una taza de té en sus manos. Cabizbajo, parece pensar concentradamente en algo que Junhui aún no logra entender del todo. Sentado a su lado, mira a Minghao sin poder comprender ni asimilar nada aún. Lo mira de pies a cabeza analizando detenidamente la situación aún bastante descolocado.

Para recapitular, el más joven habia aparecido en lo que pareció un ataque de honestidad en plena madrugada solo para abrazarlo y besarlo. Ahora, luego de hacerlo pasar y servirle un té para tomar las cosas con calma y consentirlo un poco, espera respuestas para todas las preguntas que llegan a su cabeza como una marejada sin fin. Mira el reloj en la pared y son pasadas las 4 de la mañana. Piensa en que se siente increiblemente vívido aún como para que se trate de un sueño, sin embargo se siente algo ansioso, y el silencio en la habitación no parece ayudar a calmarlo.

El pelinegro parece disociar frente a él, asi que Junhui piensa en que no sabe cual de los dos está más perdido. El silencio comienza a sentirse abrumador.

—Estoy feliz de que estes aquí, Hao. —Le sonrie con ternura. —Pero necesito entender porqué apareces solo y a esta hora en mi departamento. —Cuestiona sonando lo más amable posible, intentando no sonar invasivo. Para este punto, ya habría desaparecido todo rastro de somnolencia en su rostro y voz. El mencionado suspira antes de responder.

—Me divorciaré de Soonyoung. —Contesta el menor en un tono increiblemente decidido. La mandibula de Junhui cae insconcientemente, porque no puede creer lo que escucha. Ha pasado menos de un año desde que asistió a su boda, de hecho, aún la recuerda perfectamente. ¿Debería estar contento? No lo sabe, para él suena como una buena noticia que ameritaría celebrar. Sin embargo, la actitud de Xú solo lo mantiene curioso y preocupado, por lo que no sabe exactamente como reaccionar ante la noticia. Pasmado, no sabe si acudir a la emoción. Primero necesita saber si el menor está bien.

—¿Estas bien con eso? ¿Estas seguro de hacerlo? —Habla trabándose un poco con sus propias palabras, incrédulo. Minghao asiente por primera vez en mucho tiempo, sintiendose seguro. —¿Por qué? —

—Porque nunca quise casarme con él. — Habla dejando su taza en la mesa y mirando al rubio. Wen está atónito, no puede terminar de creer lo que escucha, es como si sus plegarias hubiesen sido escuchadas de alguna manera. Su corazón parece saltar de alegría en su pecho mientras él aún se siente iluso, como si se tratase de una broma. Cree que debe ser una cámara escondida en alguna parte, que se estan burlando de él y le terminarán diciendo que es un engaño con tal de divertir a los televidentes.

Pero nada pasa,
Porque es real.

—Te debo una disculpa. —Agrega Xú, y Junhui no entiende a que se refiere, porque para él, no le debe nada. —Y-yo te invité. Me viste casarme y estuviste ahí el dia de mi boda... Mierda, d-debí haberte hecho muchísimo daño. —Se traba un poco y hay arrepentimiento en los ojos de Minghao, que de repente se ven vidriosos. El actor lo mira con tanta atención que el pelinegro parece ser lo único que existe en el mundo. —Deberías odiarme. Dios, por favor perdóname. —Parece rogar, lo cual destroza un poco al rubio. —Nunca quise dejarte, Jun. —Solloza y comienzan a caer lágrimas de sus ojos, que hacen al mayor instintivamente arrodillarse frente al menor e intentar tomarlo y acogerlo como si este fuese a caer a pesar de estar sentado, como si fuese a romperse y Wen debe contenerlo para que nada le suceda. Preocupado, toma su rostro e intenta limpiar las lágrimas con sus pulgares. —Y solo ahora pude darme cuenta de eso... de que siempre fuiste tú. —

Los ojos del mayor brillan.

El pelinegro tocó una fibra sensible en él.

Cree que esta soñando, que está alucinando o algo parecido, porque no parece tener los pies en la tierra en realidad, ya que lo que hoye suena imposible para la parte más razonable de su ser. Quiere hablar, decirle al menor que no le debe disculpas, arrepentimiento ni absolutamente nada, pero sus labios no logran moverse, su garganta no puede formular palabras y sus cuerdas vocales parecen estáticas mientras observa a Xú con toda la atención del mundo.