Damián miraba la tele mientras me mimaba el pelo, tenía la cabeza apoyada en sus piernas, me estaba aburriendo bastante así que me di vuelta y quedé mirando hacia su panza, no me miro y suspire molesto. Comencé a tocarlo por encima del pantalón, miro hacia abajo y le sonreí.
— Dam: sos tremendo —sonrió—
Me mordi el labio y desabroche rápido el Jean, se levantó y me arrodille en el sillón quedando a una buena altura, se bajo el pantalón y el bóxer con desesperación, comenzó a pajearse en mi cara y abrí la boca, primero me la paso por la cara y finalmente me la metió en la boca poco a poco, mirándolo a los ojos se la chupe.
— Dam: aguantala toda —susurro empujando más en mi garganta, relaje la mandíbula y acate su petición— uh si amor
A los segundos me la saco de la boca de golpe y respire, lágrimas me caían de los ojos y sentía la cara adormecida. Volvió a meterla sin darme tiempo a reaccionar, estuvo jugando así un rato hasta que finalmente me dejó hacer mi trabajo.
Nuestro momento romántico fue interrumpido por el timbre, yo lo ignore pero Damián no, se separó de mi y se subió como pudo el bóxer y el pantalón.
— L: ¡Damian! —dije con la voz ronca— veni acá
— Dam: ahí voy amor —dijo e hizo lo contrario, fue a abrir la puerta—
Agitado y tratando de recuperar el aire y la cordura me acosté en el sillón, todavía me caían lagrimitas y lo único en lo que podía pensar era en tener ese pedazo devuelta en la boca lo antes posible.
— D: ¿esta Mauro? —preguntó y me queje— hola Mau ¿estuviste llorando? ¿Lo hiciste llorar idiota?
— Dam: digamos que si —susurro—
Mauro nos miro un momento en silencio y pareció darse cuenta.
— D: uy perdon —dijo— me voy, después hablamos
— L: quédate —susurre estirando el brazo hacia él— veni conmigo
Mauro miro a Damián y este sonrió asintiendo con la cabeza.
