#9: Disfraz de ángel

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¡Es el segundo aniversario desde la publicación de este libro!

¡Gracias por el apoyo!


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《Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.》

2 Corintios 11:14-15

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Tenía un ataque de ansiedad.

Era algo que solía pasarle muy a menudo esos últimos días. El que hubiera regresado a la pandilla no significaba que su terror hacia Taiju hubiese desaparecido. Aún perduraba. Y estaba siendo verdaderamente duro para él conllevar algo así cuando lo tenía justo al lado.

Seishu acababa de irse hacia unos minutos, después de darle instrucciones sobre su entrenamiento. Asimismo, le había hablado un poco sobre la función del Escuadrón de Ataque. Sin embargo, Naoto no le prestó atención porque estaba más ocupado pensando en que no quería encontrarse con su líder. Pero sabemos que la suerte del muchacho es la peor de todas, por lo que, cuando su mentor lo abandonó en un rincón del lugar, el gran Shiba se fue a parar justo en la esquina, con el mejor ángulo para observarlo morir en silencio.

Quién sabe cuánto tiempo llevaría ahí parado, lo único que sabía era que lo estaba poniendo cada vez más nervioso.
Tenía un saco de boxeo frente a él, uno que no tocó en ningún momento porque su mirada le estaba penetrando hasta el alma. Le estaba dando la espalda, pero sabía que no se iba a mover hasta que él hiciera algo.
Su corazón latió rápidamente, y parecía querer salirse de su pecho. Tenía la misma temblorina de siempre, ya saben, la misma que siente cuando está verdaderamente asustado.

Bajó la cabeza para suspirar, intentando calmarse un poco. Podría haber estado en su casa haciendo tarea o escuchando algún podcast sobre espectros o extraterrestres, pero no, estaba en territorio Black Dragon intentando sobrevivir a la mirada de su capitán. A veces se cuestionaba si había sido una buena idea, pero todo sea por su hermana. Tenía que tenerla presente si no quería desertar de nuevo.
Se agachó para amarrar sus cordones, y eso hizo que su mente se despejara un poco. Esas botas si que tenían cordones. Cuando se levantó, sintió una respiración en su cuello.

Se volvió lentamente, y se encontró con el rostro de Taiju, quién miraba hacia el suelo como buscando lo que sea que Naoto hubiera visto hace un segundo. Luego lo miró a él, y el niño sintió que su corazón dejó de latir un momento. Con un salto aterrado, se movió hacia el lado contrario para separarse del mayor, quién compuso su postura y siguió observándolo.
¿Qué debía hacer? No tuvo idea, lo único que quería era correr, salir de ahí, como siempre. Su miedo era más grande, definitivamente lo era. No pudo moverse. Los ojos comenzaron a picarle. Se preparó lentamente para la paliza que se avecinaba, pero en vez de eso, escuchó una risita divertida.

—Llevas cuarenta minutos ahí parado. ¿No piensas moverte?

La tranquilidad en la voz de su contrario lo tomó por sorpresa, porque no había rastro de amenaza en ella por ningún lado. Se mantuvo estático, sin poder decir algo.

—El muchacho de oro no tiene idea de nada ¿eh? —bufó— Eres verdaderamente valiente al regresar aquí después de la advertencia que te dí.

Olvídenlo. Ahí está de nuevo.

Sudor corrió por su cuerpo cuando Taiju pronunció esas palabras. Sea lo que sea que quisiera decirle, lo estaba asustando mucho.

—Pero creo que funcionó.

[Hiatus] Decisiones | Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora