viii. conexión.

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El aire se volvía chispeante, enérgico y caluroso. Las cosas con Riven no podrían estar mejor, incluso sabiendo que el desastre en nuestras vidas se aproximaba. Pero no estabámos dispuestos a pasarlo separados, reconocíamos necesitar el uno del otro, y así quedaba demostrado en aquellos bailes que realizaban nuestros belfos, cada vez parecían perderse en distintos ritmos, pero congeniaban como si de un remix se tratase. Los suspiros inundaban la habitación.

—Riven...— murmuré sobre sus labios.
—¿Sí, princesa?— respondió con un tono más grave, aunque habló por lo bajo a la par que su mano apretó mi cintura.
—Me encan...— mis palabras fueron interrumpidas por un Riven desesperado por la conexión física entre ambos.

Nuestras acciones comenzaron a entorpecerse por el deseo. Riven de un segundo al otro, apoyó mi cuerpo contra una de las paredes, y sonrió.

—¿No se supone que sería una noche fría?
— Ja, ja, ja. Tan gracioso eres, Riven.

Él sabía lo que provocaba, en que momento estabámos. Ambos hicimos caso omiso al lugar en el que estabámos poniéndonos de esa forma, aunque ambos verificamos que "no hayan moros a la costa"
Riven se deshizo de su chaqueta, y para mí sorpresa, la lanzó al suelo rápidamente, seguido de su camiseta. Imaginé que seguiría conmigo, pero antes, acomodó estas en el suelo, me guiñó el ojo, y prosiguió con su accionar provocante: sus manos acariciaban mi cintura, mientras que sus labios besaban con desesperación mi cuello. Hasta que me tomó por sorpresa una marca que hice cerca de mi pecho.
—No es para que los demás lo vean... porque no necesito esto para que sepan que eres mía.

Procedió a correr mi vestido desde la parte de arriba y luego a sentarse en suelo, indicándome que me posara sobre su regazo. Hice caso, y al estar así, mis caderas comenzaron a moverse, provocando unos jadeos de parte suya. Con ambas manos, y se deshizó de mi vestido. Me recostó sobre aquella ropa tendida en el suelo, y se acomodó entre mis piernas comenzando a moverse de manera que generaba fricción entre nuestros sexos.

—Te amo, preciosa...

Suspiró.

Rápidamente se deshizo de su ropa, y luego de la mía. Entre besos, y besos, sonreía observando mi cuerpo al desnudo. Luego acarició mi cintura, besó mis labios unos segundos, mordió mi inferior y lo jaló para luego mirarme fijamente. Nuestros ojos brillaron de color violeta, ambos sonreímos de oreja a oreja, y entendimos todo. Comenzamos a unirnos en uno solo en nuestro acto.
Riven generaba un vaivén con sus caderas, y poco a poco se escuchaba el sonido de nuestras pieles chocar. Él se movía poco a poco con más rápidez y dureza. Su sonrisa era magnífica.

—Eres mía...
—Soy tuya...—susurré en su oído, posteriormente mordí el lóbulo de su oreja.

La noche sin duda, sería de las mejores.

HAYLOFT | Fate Winx - Riven |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora