x. emociones fuertes.

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Poco a poco recuperaba mi consciencia. En principio, al ver todo borroso y oír ciertas palabras, sentía una jaqueca terrible. Sin embargo, no fue complicado ir recuperándome, imaginaba que había pasado unos minutos a lo sumo desde que me desmayé. Pero al poder escucharlos, supe que no fue así.

“No es común esto. No podíamos ni acercarnos a ella en lo que estuvo inconsciente. Sus poderes hicieron un campo extraño y no nos permitió tocarla.”

— Agh... puta madre. Cállense un poco.
— ¡Amaris! — las chicas gritaron al unísono.
— Hmm. — comencé a quejarme, el dolor de cabeza parecía cesar, pero no los mareos. — Tranquilas. Ya volví al plano físico.

Algunas risas temerosas se hicieron presente. Murmullos que no quería concentrar en mi mente, y algunos jadeos por los nervios. De cierta forma, me reconfortaba saber quiénes estarían para mí, pase lo que pase, pero un dolor nuevo apareció cuando vi a Riven acercarse junto a Sky rápidamente.

— ¿Linda, estás bien? — Riven trataba de mantener la postura. Sabía que lo hacía para que no volviera a tener un choque de emociones.

Desde el primer día que ingresas a Alfea te enseñan, y remarcan día tras día, que tus poderes dependerán muchísimo de la emoción con la que cargues en el momento. Tal vez tengas un recuerdo muy feliz, y puedas enseñarles a todos quién manda, pero el verdadero descontrol es cuando algo en ti te daña, o enoja. No sabes hasta que punto decir "bueno, esto es una putada, y estoy cansada de sentirlo, mejor... me distraeré" porque te nubla todo lo demás. Y si te consume, tan rápido como el fuego puede propagarse. No sabrás jamás a cuantos puedes dañar en ese momento. O si eso, tendrá secuelas.
Para mi suerte, Riven podía leerme mejor que nadie, podía ser esa persona que necesitaba en mis momentos más complicados, y desear en los momentos más simples o bonitos.

Dowling también leía bien, no solo mis emociones o las de Bloom, sino de las circustancias. Y a Alfea, le convenía ignorar tales incidentes. Al menos, aquellos en los que no debían meterse en estos problemas. Solo saber lo justo.

— Riven, Amaris. Los quiero en mi oficina al atardecer.

Ninguno musitó algo. Solo decidimos alejarnos del escenario. A ambos nos resultaba fácil ignorar lo que no queríamos afrontar.

Llegando el atardecer, Riven y yo nos dirigimos a la oficina de Farah. Las cosas entre nosotros no retomaron un tono oscuro desde hace rato. Pero las tormentas parecían estar detrás de nosotros, en especial una eléctrica, formando un gran tornado que únicamente buscaba atraparnos a mi y a Riven. Nos preocupaba.
Al llegar, entramos rápidamente al salón donde se encontraba la directora.

— Que bueno. Llegaron puntuales. Algo sorprendente en ambos.
— Usted sabe que me gus--

Riven no terminó de hablar por la mirada que le lanzó Dowling. Y yo, carcajeé.

— No es momento de tonterías. Los dos están aquí por algo que he omitido todo esté tiempo. Y sé que dije hace un tiempo unas cuantas cosas al respecto, pero... Cada vez que Amaris peligre, es una premonición. Algo así como si fuera una banshee. El peligro se apróxima, e imaginé que serían solamente los quemados los que traerían problemas... pero hay otros... que buscan acabar contigo, Amaris. O con Riven.

Apreté la mano de Riv con enojo.

— Amaris, sé que tienes un gran manejo de tus poderes. Y Riven, pese a tus faltas de respeto, eres un gran especialista. Lo que les pediré no será sencillo, pero... deberán pelear con gente que incluso está aquí... en Alfea. Ya que hemos descubierto que los brujos de sangre, atacarán.

HAYLOFT | Fate Winx - Riven |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora