Jugando Juegos Mentales

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-eres un estúpido- me hablo Celestia mientras yo estaba muy feliz sonriendo.

-lo sé, pero aun así te robe un beso- mencione recordando mi "hazaña".

RECUERDO

Llegue a mi casa por lo menos a las tres de la tarde, estaba cargando un montón de bolsas llenas de alimentos que se convertirían en comida mañana, para ser disfrutada el veinticinco de diciembre. Entre lo más pronto posible a mi habitación con un plato de comida para Celestia.

-hola, creí que no te gustaba despertarme- me recibió Celestia al momento que me abrió la puerta (la cual siempre cerrábamos con una silla, ya saben por si los ojos curiosos de mi familia se le ocurriesen entrar a mirar)

-sí, aparte de eso salí con mi madre, me sorprende que no te haya despertado con sus golpes en la puerta- hable dándole la comida. Devoro rápido la comida lo que era de esperarse ya que, eran las tres de la tarde, después de que me diese un baño rápido empezamos a hablar, no hablábamos de algo particularmente importante o que resalte nuestra relación. Lo que sí puedo decir fue que discutimos, pero comúnmente siempre discutimos de hecho me gusta discutir con ella, ¡se puede aprender tanto de las personas cuando se discute con ellas!, por ejemplo de Celestia podemos aprender de primera mano que es bastante paciente, y en segundo puedo notar una sutil y hasta elegante manera de usar el sarcasmo. Caso contrario a mí, porque yo lo uso en cosas que no debería.

-¿Celestia?-pregunte cuando ya estábamos acostados dándonos las espaldas mutuamente.

-¿mande?- pregunto algo dormida.

-¿me quieres?- pregunte sarcásticamente, porque mi afán era no dejarla dormir.

-eres interesante para mí- dijo al mismo tiempo que volvió a bostezar.

-¿pero me quieres?- volví a repetir ahogándome una risa.

-pues te aprecio por salvarme la vida, y eso...- En ese mismo momento una idea (la mejor que tuve en mucho tiempo), empezó a hilar en mi mente. Y no, no estaba pensando cómo llevármela a la cama, (principalmente porque ya estábamos en una) pensaba y volvía a pensar como sería el besarle. Y valla que lo medite de manera realista, sobre todo porque es un caballo.... Pero se lava los dientes a diario, de hecho, tiene la costumbre de levantarse e irse a lavar los dientes costumbre que yo termine aprendiendo. Porque yo me los lavaba solo después del desayuno no antes.

-¿tienes frio?- pregunto entre bostezos.

-bastante- hable irónicamente, ya que ambos teníamos como dos cobijas encima, por más que nevase, la temperatura parecía no cambiar. Esas nubes eran raras, como si alguien las hubiese hechizado o fabricado para permanecer en una temperatura fija, como cuando programas el aire acondicionado.

Al momento en el que hable, Celestia me jalo con una de sus alas a su cobija y me tapo con ellas también. Lo que me dejo entre las dos cobijas de Celestia, una de sus alas, y dos cobijas mías. Me logre destapar por milagro y deshacerme de las cubiertas que no necesitaba, jale el ala de Celestia y dormí. Por cierto sabes lo caliente que se está debajo de un ala de Celestia (sin albur) intenta dormir con una chamarra de pluma de ganso y con dos cobijas encima. Después llévenlo a cada noche que quieran y veras una pequeña parte de mi sufrimiento, se sufre bastante siendo el oso de peluche personal de Celestia.

-yo si te quiero- hable como deseo de buenas noches a una ya dormida Celestia. Mas yo sabía que no iba a dormir esa noche, porque tenía que planear un plan, un macabro y perturbador plan que me hiciera lograr obtener o en el peor de los casos robarle un beso a Celestia. Además de que mi mente desvarió un rato pensando como seria le hecho de robarle un beso a Celestia.

Mi querida SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora