Primer fin de Semana

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-estas castigado, y Sin salir-fue lo que más recuerdo del regaño que me dieron el sábado, después de llevarle la comida a Celestia. Porque todo lo demás lo ignore, los histéricos gritos, de mi madre, las preguntas pendejas de mi padre y demás regaños por parte de ambos les ignore. Porque, no quería decirles que tenía a un ser mágico en mi habitación por dos motivos, uno, no sé cómo reaccionen. Principalmente, porque le pueden decir a los medios de comunicación, o quizás no lo hicieran. Y dos además de que tampoco le darían la libertad que yo le quería dar a Celestia.

Cuando terminaron de regañarme mi madre me dijo:

-¿metiste a alguien anoche?- pregunto

-si, a una prostituta, nos da más morbo hacerlo aquí- le conteste con sarcasmo, ya bastante arto de todo lo que me habían dicho.

-gracias por no decir nada, sobre mí-me dijo Celestia cuando entre a la habitación azotando la puerta

-¿te ofendí por el sarcasmo?-conteste creyendo que me había agradecido, con otro sarcasmo.

-entiendo el sarcasmo, y no, no fui sarcástica es solo, que creo entender porque, me escondes- contesto, con una ala en mi espalda.

-aun así lo siento-hable chocando mi cabeza, contra la puerta que había estrellado.

Pero al pasar los días cambiaron las cosas, si, seguía castigado y sin salir (aunque no salía de casa para mucho) pero ayudo a que me la pasara todo el fin de semana hablando con Celestia. Y me entere de muchas cosas, y la más principal e importante en este caso es su trabajo. Sé que no me debo de aprovechar de Celestia, sé que está deprimida y antes de todo ocupa más que nada mi atención y cuidado pero, es que estoy a dos semanas de reprobar el semestre en dos materias y joder ocupo su atención. Además de que su ayuda con mis deberes escolares, es verdaderamente necesaria. Pero tampoco puedo olvidar la depresión de caballo que tiene (okey este también es un mal chiste)

Y si, pasamos todo el fin de semana, repasando todas las lecciones de cálculo diferencial de todo el año. Nunca espere que me callera una maestra del cielo, ¡y que maestra me cayo! Prácticamente sabía todo lo que un título universitario e inclusive se podría decir que tenía un doctorado en varias cosas. Lo que más que nada me hace preguntarme la posición social, trabajo y años de vida de Celestia.

Si, amigo imaginario, sé que te preguntaras y como te enteraste de que ella es una maestra en su mundo. Pues fue muy fácil, con tan solo decirle que estoy a punto de reprobar, ya que mis maestros me odian. Ella reacciono. De una manera que no esperaba.

Así que le tuve que contar lo que hacía en clase.

RECUERDO

Estaba yo, sentado en el lugar donde comúnmente siempre me siento, porque en principio es el más cómodo, y además el más grande espacio. Para no dejar mi mochila en el suelo, sino más bien subirla a la mesa que tengo enfrente. Y en eso entro la profesora.

-¿qué haces sentado en mi silla, y con las piernas en mi mesa?-dijo, haciendo que dejara de leer la Divina Comedia.

-no es obvio, ¡estoy viendo televisión!-conteste sarcásticamente levantando el libro, y mostrándoselo

-baje los pies y siéntese en un mesa banco-

-creí que nadie, sin excepciones y bajo ninguna circunstancia podría entrar, después de veinte minutos-hable mostrándole la hora en mi celular. Sé que mi comportamiento no la había hecho enojar, (aun) porque había tenido que lidiar con chicos desde hace treinta años atrás. Lo que creo que, la hizo enojar es que tenía a un personaje de anime desnuda (y masturbándose) de fondo de pantalla de mi celular.

Mi querida SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora