Solune

Capitulo 10: No serás ya

Jacob

Existen varias luces en este mundo, ninguna luz mayor que me alumbre los 16 años de soledad que viví

Aunque tuve la compañía de mis padres, nadie me quito la soledad de algo más que buscaba

Cuando la ví por primera vez en ese invernadero quedé perplejo, nadie me habló de como alguien podía causar una tormenta dentro de ti

Seguramente nadie lo ha sentido

Pero juro que mirar esos ojos de esmeraldas, era algo mucho más grande que simplemente mirar unas joyas en la estantería de mi madre

Se convirtió en la musa de un sentimiento inexplicable

Y ahí, aquella diosa de mis sueños, estaba frente mío, tan hermosa como la luz que tienen adornando la estatua de Paris en Francia

Más resplandeciente que cualquier otra cosa creada, simplemente era ella

Un vestido negro pegado al cuerpo con el que locamente me llamaba a mi, al menos eso yo sentía

Me sonrió

–Juro que me derretiré algún día –susurré mientras ponía una mano en mi barbilla.

La vi caminando hacia mi, con pasos tiernos y delicados, una calma extrañable ¿Acaso ella igual lo quería? ¿Se sentiría dichosa igual que yo al saber que con ella si?

El viento se mecía suavemente, y sentía su presencia tan cerca mío, solo me faltaba correr unos cuantos pasos y tomarla para mí

Fui demasiado rápido

Su presencia se opacó cuando una chica de piel clara, cabello castaño y ojos negros se puso en el medio de mi vista

–Un gusto, soy Antonella –extendió mano con seguridad

Me quedé perplejo, sin aliento, me sentí débil

Y miré de nuevamente atrás

Alguien más sostenía su mano y la besaba con en un saludo cordial

Ella solo me miró

Nuestros ojos se cruzaron con un par de lágrimas en ellos

Y las luciérnagas salieron en su máximo explendor

¿Es bueno sentir que algo se rompió dentro de mi?

Aredne

–¿Estás bien? –me preguntó el chico al frente mío

Pero ¿Que le diría?

Siento que perdí algo que estaba buscando hace mucho tiempo, algo que ya tenía en mis manos

O al menos, eso sentí yo

–No pasa nada –me limpié las lágrimas que sin razón cayeron por mis mejillas.– Simplemente es hermoso el paisaje

–¿Te gusta mucho?

– Un tanto

El chico me miró atentamente y luego sonrió

–Al parecer mis padres no mintieron, Aredne, eres muy bella. Espero podamos llevarnos bien por el resto de nuestras vidas

–¡¿Qué dijiste?! –exclamé sorprendida y en un casi grito

–Lo que escuchaste Aredne –sacó una caja de su bolsillo y lo abrió, dejando a la vista una enorme piedra negra, con pedazos de pequeños diamentes alrededor. –No es necesario esperar más, se mi esposa –el solo se arrodilló y espero ahí