Capitulo 8: Sueños

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Déjame ver tu alma y tus tristezas

Jacobo

—¡Ya se que nunca seré suficiente! —le grité desesperadamente a mi padre mientras me sacaba la servilleta que tenia alrededor del cuello

—Cálmate Jacobo —insistió mi madre

¿Por qué tenía que ser así siempre que cenábamos al fin juntos? ¿Siempre me reprocharía no ser de éxito como el?

Mi padre se levantó con la mirada seria, tomó las últimas gotas de su vino y la miró —Déjalo Sasha, ya no vale la pena —dijo con desprecio y salió del comedor

¿Otra vez salen gotas de mis ojos? ¿Otra vez se rompe mi corazón?

—El... el está muy estresado —dijo mamá en consuelo

—Pues se le hizo cotidiano "estar estresado" ¿no lo crees? —me levanté furioso de la mesa en dirección a mi cuarto

Mi madre se tragó sus palabras y solo me siguió con la mirada hasta que desaparecí en las escaleras

El perfeccionismo de mi padre era imposible de alcanzar, mi vida esta constantemente agotandose mientras que el solo exigía más

"Es por tu bien"
"Es tu futuro"

Simplemente lo sé, se que depende de mi el seguir con la empresa de mi padre y convertir nuestra distinguida familia en la mejor de la colonia

Y por su puesto, seguir nuestrs generación, en conclusión, casarme. El tema que todo lo rompe

Llegué a mi habitación cansado de sentir toda la impotencia de ser un don nadie ante los ojos de mi familia

Mi vista daba vueltas y vueltas por todas las cosas que me rodeaban buscando algo en lo que distraerme. Cosas grandes, como el televisor, un aparato que cabe en mi mano como el teléfono y un libro azul

—No quiero saber del mundo esta noche... —Respiré profundo y me senté en el filo de mi cama junto al libro

Es mi único recurso

Tomé el libro de tapa azul, me acomodé y me fui al espaldar de mi cama y comencé la lectura

—"Dime como llamarte" —susurré —¿Eso es un título? —fruncí el ceño mientras examinaba que aquel libro fue escrito a mano en algunas partes, o mejor dicho la mayoría

La textura de aquel era un poco áspera, vieja, como si el tiempo hubiese sido trágico en el.

Sus hojas un tanto amarillentas y arrugadas tenían la presencia de un sentimiento dentro de ellas

—Parece que alguien lloró en el...

El título un tanto llamativo tenía su tinta regada por un par de gotas secas las cuales arrugaban ese punto

Pasé a la siguiente hoja aún con más curiosidad, y a la siguiente y así hasta que encontré el principio

—Antes de empezar, veré su final —dije mientras que mis manos volaron atrás

Aquella era una costumbre desde mi niñez; sin saber nada, ver su conclusión y tener más o menos expectativas del libro era ya un hobby

Para mi sorpresa, el final había sido arrancado y las hojas anteriores tenían aún más lágrimas regadas las cuales provocaban poca visibilidad a las palabras

—¡Joder! ¡Lo que me faltaba! —gruñí frustrado

Era imposible que mi padre tuviera un libro así en la biblioteca, además de que es la primera vez en 16 años que veo ese libro

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