4. El Hijo De Zafiro

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Lloré. Les juro que lloré amargamente durante un buen rato una vez que Diamante se fue de la casa. Todo el peso de lo que había pasado cayó sobre mí. Hubiera preferido una bofetada antes que escuchar a Diamante reprocharme de una manera tan cruel el no poder darle un hijo. En muchas ocasiones le he sugerido que adoptemos pero él se ha negado. Dice que si hay un bebé en nuestra casa, este tiene que llevar su sangre, que no aceptará un niño que provenga de una familia desconocida y que al final herede sus mañas.

Desde que nos casamos, Diamante me dejó muy en claro sus deseos de ser padre de nuevo, así es, mi esposo había tenido ya un matrimonio anterior al que tiene conmigo, y fruto de esa unión había nacido una niña que en la actualidad tiene ya 15 años. La verdad es que no tienen una relación cordial entre padre e hija pues Esmeralda, su ex esposa, se ha encargado de envenenar a la menor en contra de su padre.

Cuando apenas teníamos dos años de casados, Hotaru convivió con nosotros, o al menos lo intentó, pero solo me hizo la vida imposible con sus berrinches y sus malos modos. Debido a ese comportamiento, Diamante le llamó la atención y me dio mi lugar, pero eso sólo trajo más problemas a su paternidad y se acabó la poca convivencia y comunicación que había. Hoy en día, mi esposo solo se encarga de enviarle una jugosa mensualidad para sus gastos, cosa que ella agradece con una llamada telefónica tan pronto como el dinero llega a sus manos. Ese es el tipo de relación que tienen.

Una vez que mis ojos se cansaron de tanta humedad me levanté y me dirigí al baño para lavarme el rostro. Tenía los ojos hinchados y bastante enrojecidos, además de que en mi pecho se acumulaba una frustración y una impotencia que no saldría más que con mi clásico cigarrillo.

Ahora que Diamante no estaba, no había nadie que me impidiera desahogarme en nicotina y así lo hice. De nueva cuenta tomé mi bolso, saqué aquel vicio que tal vez era causante de mi esterilidad y lo fumé hasta terminarlo. Una vez más relajada y tranquila me dispuse a ordenar la cocina que era el único espacio que había sufrido un ligero desorden con nuestra presencia, pues al no haber nadie más aquí, era prácticamente imposible que la casa tuviera que ordenarse en su totalidad todos los días.

Me tomó cerca de media hora terminar los quehaceres así que muy a mi pesar tuve que salir hacia mi camioneta pues algunas de mis cosas aun seguían ahí. Aquél vehículo era imponente y lujoso. En él, Diamante me había recogido en el aeropuerto y al llegar a casa me dio la sorpresa de que era mi regalo de bienvenida. Había comprado esa camioneta solo para mí, para que le diera el uso que yo quisiera y pudiera salir libremente, y aclaro, no es que me lo haya prohibido, más bien es que estoy en una ciudad que no conozco y rodeada de gente que no conozco, ¿a donde o con quien podría salir?

Dentro de la camioneta aún se encontraba un pequeño maletín en el que guardaba todos mis artículos de belleza, cosa que necesitaría para mi arreglo personal de esta noche; tenía que lucir bastante bien para acudir a aquella cena a la que prácticamente fui obligada a ir.

Aun en pijama y con el rostro todavía rojo e hinchado por mi reciente llanto, abrí la puerta trasera de la camioneta y busqué el maletín entre la pequeña pila de maletas que aún faltaban por desempacarse. En pocos segundos fui capaz de visualizarla pero noté que estaba bastante enterrada entre el resto de mi equipaje.

Traté de no llamar mucho la atención pues en la casa de enfrente se escuchaban un par de voces masculinas, y lo que menos quería era que me vieran en el estado deplorable en el que me encontraba, así que esforzándome por no hacer mucho ruido comencé a jalar mi valija de maquillajes hasta que apliqué tanta fuerza que el resto del equipaje cedió y la liberó. No estaba preparada para que saliera de esa manera, así que debido al fuerte tirón que le di por última vez, caí con bastante fuerza, de trasero contra el pavimento, acto seguido la valija también impactó, cosa que provocó que se abriera y todos mis cosméticos terminaron esparcidos por todo el rededor.

Deseos prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora