5. Amigos

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Después de esa extraña e incómoda presentación el joven frente a mí decidió hacerse a un lado y me abrí paso de regreso a mi casa. Una vez adentro, me dispuse a ordenar todo mi maletín para tener mis cosas en su lugar cuando las ocupara para mi arreglo de esta noche. Tan pronto como terminé di una vuelta al sótano y tomé algunas medidas para organizar la que sería la distribución de mi estudio. En verdad me apasionaba la idea de tener un espacio personal, tanto que de no ser porque escuché el sonido del timbre de la puerta, me hubiera quedado ahí más tiempo de lo debido.

A toda prisa salí para ver quien llamaba pues eso era algo inusual. Nadie aquí me conocía aún, así que era más que extraño que alguna persona se atreviera a visitarme.

—Hola, ¿estás ocupada?— de manera sorpresiva el hijo de Zafiro se encontraba al pie de la entrada a mi casa.

—¿Necesitas algo?— la verdad es que no entendía lo que estaba haciendo aquí.

—Pues soy muy observador, quizá demasiado. Cuando recogía tus cosas me di cuenta de que tenías unas tijeras para cortar cabello y quería saber si puedes ayudarme con esto— en ese momento sujetó su melena larga para hacerme entender lo que quería que hiciera. La verdad el joven tenía un lindo rostro y unos ojos azules que le daban énfasis a todas sus facciones, lo único que no llamaba la atención para nada era ese cabello descuidado y maltratado que le llegaba hasta la altura de los hombros.

—Estoy un poco apresurada, quizá sea mejor otro día— intenté no parecer grosera al echarlo pero la verdad es que no tenía ánimos de hablar con él o conocerlo siquiera. Ante mí, él era el causante de mi pleito con Diamante al hacer ese enorme estruendo a temprana hora.

—Prometo que me quedaré quieto para que todo sea rápido, la verdad es que por aquí no hay cerca un salón ni nadie que sepa cortar el cabello y ya estoy harto de este look— la verdad es que era un chico muy persistente pero amable, así que finalmente cedí.

—Está bien, pero que sea rápido por favor. No puedo entretenerme mucho, debo estar lista para una cena importante— enseguida de que le di acceso a mi hogar, lo dirigí a un pequeño espacio abierto que había tras la cocina, le indique que tomara asiento en una silla y llevé mis tijeras y un pequeño peine.

—Déjalo lo más corto que se pueda, ya no quiero tener el cabello largo— Darien me indicó como quería su nuevo estilo y me coloqué detrás de él para comenzar a trabajar de forma hábil mientras él intentaba entablar una plática amigable.

—¿Así que vas a ir a la cena del dichoso cumpleaños?— su pregunta me dejó sorprendida pues sabía del evento al que asistiría.

—¿Cómo sabes eso?— la verdad es que había sido una tonta al preguntar algo así.

—Mi padre es socio de tu esposo, ¿recuerdas? El también irá— era cierto, Zafiro también tenía que acudir a esa cena.

—¿Acaso no acompañarás a tu padre?— por lo que había dicho anteriormente supuse que Zafiro iría solo.

—No. La verdad no me llama la atención ese tipo de eventos, son bastante aburridos y están llenos de gente hipócrita que solo va a lambisconear con el cumpleañero. Sé que es parte de los negocios y las buenas relaciones comerciales pero no me nace ser falso y alabar a gente que ni siquiera conozco. Me sorprende que tú sí— ¿Acaso estaba insinuando que yo era una hipócrita?

—No, yo tampoco soy así. Si asisto es porque...

—Si, lo sé, para acompañar a tu esposo, a ese que te hizo llorar tanto que te dejó los ojos hinchados y la cara enrojecida— ni siquiera me permitió terminar de hablar cuando contraatacó con palabras llenas de una verdad que yo quería ocultar.

Deseos prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora