Capítulo 6.

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Un mes había pasado en el campamento y no habían novedades sobre Oscar, la bruja pelirrosa al pasar de los días comenzaba a sentirse peor aun con la ayuda de sus compañeras brujas, habían intentado de todo para encontrar al elefante pero nada resultaba.

Toda la isla se notaba gris, los días no eran iguales para los campistas, en especial Erizo. La cual tomó la responsabilidad de cuidar a Pijamas, ya que la pijama no tenia a nadie y también fue afectada por la desaparición de Oscar.

Susie días después de la desaparición del elefante decidió plantar las semillas de aquella naranja y pasadas unas semanas comenzó a brotar una pequeña planta sobre una maceta. Susie a pesar de la delicada situación regaba esa maceta diariamente, ver el brote crecer le daba esperanza, hasta que un día despertó y tuvo que ver el horrible escenario, el brote estaba marchito.

 —No, no, no, no ¡NO!— La bruja se dirigió a la planta y le regó un poco de agua, esperando que pasara algo pero la planta seguía igual. 

La chica se sentía fatal, no solo hizo desaparecer a un campista, sino que iba a dejar morir lo único que la mantenía firme, planeaba enseñarle la planta a Oscar cuando volviera, se había creído la mentira de que Oscar volvería. Una mentira que ella misma se contó.

Dé repente comenzó a sentir como si algo quería salir de su garganta, sabia lo que se avecinaba y tenia miedo. La gata se puso sobre sus cuatro extremidades y dio un fuerte eructo, resultando en un fantasma que se encontraba en el suelo, el cual contaba con una cara de sorpresa.

Susie se preparaba para recibir una nueva ola de tormentos, pero sus fuertes pensamientos de miedo fueron interrumpidos por un "¡Que asco!" proveniente de aquel fantasma.

 —Primero me desvelo para ayudarte en ese hechizo y de la nada ¡salgo de tu boca!— comentó molesto el pequeño fantasma. —Pensé que esto era serio, Susie, y solo era una tonta broma.— agregó algo desanimado.

 —Eh...— Fue lo único que salió de la gata. —¡¿O-Oscar?!—

 —¡Pues quien mas voy a ser!— Respondió molesto el elefante.

 —P-pero ¡¿Cómo?! Si yo te desaparecí— Susie estaba completamente confundida.

 —¿Desaparéceme? Pero si estoy aquí, que no me ve...— El elefante cortó en seco cuando miro a su mano la cual parecía ser transparente. —Susie, acaso ¿me morí?— Preguntó el elefante con un tono serio.

La gata comenzó a contarle todo lo que se había perdido el elefante en el transcurso de este mes, desde aquella noche hasta la mañana del día de hoy.

Susie se sentó en el suelo. —No lo sé, Oscar. Me alivia bastante saber que estas aquí pero... Me siento culpable al posible hecho de haberte matado y que ahora estés condenado a vivir como un fantasma. Supongo que hacer mal las cosas es en lo único que soy buena.— Expresó la gata con una gran tristeza, escondiéndose tras sus rodillas.

Oscar se acercó a Susie y se sentó a su lado. —No digas eso, Susie. Fue un accidente y no te culpo de nada, ahora soy un fantasma y pues la verdad es mejor que nada, ¿no crees?— Comentó el chico. —Y si aun te sientes culpable, yo te perdono. 

 —¿Enserio me perdonas? ¿Aun cuando te cause todo esto?— Preguntó Susie, mirándolo fijamente con lagrimas en sus ojos.

 —Claro que te perdono, Susie— Le respondió el chico.

Oscar le intento dar un abrazo a Susie para que vea que él no le tenia rencores, solo para atravesarla.

 —Oh si, soy un fantasma. Bueno solo imagina que te abrazo, ¿sí?— Dijo el elefante para tomar una postura que se asemejaba un abrazo.

 Susie correspondió el gesto y unas palabras salieron de su boca "Gracias, Oscar." Susie se sentía mejor debido al abrazo y las palabras del fantasma, después de tanto tiempo sentía como si un gran peso se le quitaba de encima. Y a ojos de nadie el brote que había en la maceta recupero su vitalidad.

 —Sabes, puede que haya una solución a tu problema de intangibilidad— Dijo la gata ya más tranquila.

 —Wow, la verdad es que me gusta la idea aunque si te soy sincero me gustaría jugar con mis poderes junto a Erizo, al menos un ra... Cierto ¿Cómo se encuentra ella?— Preguntó preocupado por su amiga.

 Ella fue la más afectada junto con Pijamas, tal vez deberías darle la noticia de que volviste. Aunque es muy probable que se asuste ¿Quieres que te acompañe?— Dijo la gata mientras se levantaba del suelo.

 —Ya veo, y creo que iré solo e intentare no asustarla o causarle un trauma— Respondió Oscar algo pensativo.

  —Bueno, aprovecharé para darle la buena noticia a Ramona y para ver si podremos darle una solución a tu problema con lo de ser un fantasma.— Comentó la gata mientras veía como Oscar se dirigía a la salida.

 —Gracias, me dices si encuentras algo— Fue lo ultimo que dijo el elefante para después salir de la cabaña de Susie atravesando la puerta.

Oscar velozmente se dirigió hacia las cabañas de los campistas, en concreto a la cabaña de Erizo. A pesar de que a para él la ultima vez que vio a su mejor amiga fue hace menos de 12 horas sentía que fueron eternidades, estar dentro de Susie fue como un sueño para él. Pero nada de eso importaba ahora, él solo quería ver a Erizo y nada más.


Erizo se despertó debido a una voz muy familiar que la llamaba, ella se levantó de la cama cuidadosamente para no despertar a Pijamas y se dirigió a la puerta, que es de donde se originaba el llamado.

Sus entrañas mostraban una rara sensación, estaba nerviosa de que se iba a encontrar detrás de la puerta pero aún así la abrió y fue ahí que lo vio. Un fantasma que tenia un distintivo mechón de cabello.

 —Hola Erizo ¿Me extrañaste?— Saludó Oscar a la chica mientras agitaba su mano lado a lado.

 —¡¿Oscar?!— Preguntó mientras se tapaba la boca de la sorpresa.

Erizo no se creía lo que veía, pero dejo atrás toda duda y simplemente se abalanzó hacia su amigo para solo traspasarlo y caer de cara al duro suelo.

 —¡Ay no, Erizo! ¿Estás bien?— Oscar fue rápidamente a socorrer a su amiga y aunque intento levantarla simplemente la atravesaba.

  —Lo siento, me gustaría poder ayudarte pero no puedo hacerlo. Aun no me acostumbro a ser un fantasma.— Comentó el chico mientras solo se quedaba flotando cerca a Erizo.

La espinosa simplemente se levantó y se sacudió la tierra de su cuerpo.

 —Oscar, ¿Qué te paso? Creí que había des— Erizo fue interrumpida por un grito proveniente de su pecho.

 —¡¡¡OSCAR!!!— Gritó la pijama para salir disparada del torso de Erizo e intentar abrazar a Oscar, repitiéndose lo que paso hace nada con la mejor amiga del elefante.

—Sip, esto de ser fantasma será complicado— Oscar comentó algo triste. 





Continuará...


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