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Eijirou Kirishima es de los hombres los cuales siempre se la pasan hablando de su pareja sin importar el tiempo, lugar o persona con la que se encuentre, para el siempre fue un honor hablar sobre la relación que tenía con Bakugou Katsuki, quien desde hace cuatro años se convirtió en su esposo al darle el si a su propuesta bajo el brillo de la luna el 1 de octubre, quien para Kirishima era el día más importante en toda su vida.

Bueno... Todo pintaba bien en su relación, hasta que un día sin aviso alguno, dos chicos se interpusieron en su camino, quien diria que no siempre te quedas con la persona que dices amar de verdad.

La ambición de tener la atención y el cariño de esa persona, pero. ¿Quién decide a quien amar?

"¿Quién manda?

"¿Quién decide?"

"¿Será eterno?"

O...

"¿Todo fue un juego?"

Lunes 1 de Enero.

El sol resplandecía, el sonido de los autos avisaban el comienzo de un nuevo día.

Sin embargo, una pareja había madrugado desde mucho antes y los ruidos de su habitación daban pista de cuál fue el motivo para madrugar.

El brillo del sol que entraba por la ventana iluminaban las gotas de sudor del pelirojo, quien se encontraba besando con desesperación los labios del rubio que loco lo tenían. Sus manos paseaban por el cuerpo desnudo de su pareja, cada centímetro de este era como si tocará el maldito cielo.

Y como no sentirlo, sí para Kirishima desde el momento en que conoció a Bakugou se sentía renacer, los tormentos del infierno se fueron apagando, las voces en su cabeza fueron callando, el rubio para el, era como un ángel, un ángel sin alas, un ángel que lo tenía loco por su amor.

—Kirishima...tenemos que levantarnos ya...—suplicaba el rubio mientras abrazaba el cuello de su pareja.

—5 minutos más. ¿si? —rogaba el pelirojo mientras miraba los ojos rubis del rubio.

—Kirishima...

—¿Por favor?.

—Kirishima.

—¿Vamos amor, que te cuesta?.

—Tiempo de mi vida.

—Que gracioso.

El pelirojo hizo un puchero mientras el rubio intentaba no reír a carcajadas por el berrinche que su esposo acostumbraba a hacer cada vez que terminaban de hacer el amor. Kirishima ante los demás se mostraba como el típico hombre varonil que defendía a quien necesitará ayuda y demostraba a diario lo gran afortunado que es de tener al amor de su vida a su lado, pero con Bakugou era diferente, con el se mostraba como un niño pequeño, como un niño que necesita cuidado, amor y atención, algo que Bakugou ama de su esposo aunque no lo mencioné.

—Vale vale, lo siento. ¿Perdóname si?—no recibió respuesta.

Uno...

Dos...

5 minutos más serian entonces.

—Solo los 5, ¿Vale?. La pastelería no se abrirá sola...—sin previo aviso, ya se encontraba debajo de su esposo siendo besado con delicadeza, pero, sobretodo con amor.

꧁•⊹٭𝙷𝚘𝚛𝚗𝚎𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚙𝚊𝚜𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜٭⊹•꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora