Capítulo IV

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Cristofer no estaba muy contento con su propia decisión, sin embargo, le parecía que lo mejor sería interrogar a Malcolm de una vez. Los asesinos y las víctimas solían tener vínculos cercanos la mayoría de las veces. Se preguntaba si en verdad un niño podía ser responsable de semejante atrocidad.

¿Estaría el responsable aún en el instituto? Quizás los culpables fuesen los chicos desaparecidos. ¿O también se habrían convertido en azrales? ¿Habría más cuerpos? De ser así, no estarían en el instituto. ¿Y si habían malinterpretado al asesino? Bien podría ser todo un experto matando, pero alguien estuvo a punto de descubrirlo y se vio obligado a marcharse. Lo primero que debía averiguar era si alguien más había entrado al sótano en el tiempo en el que, se suponía, había ocurrido la transformación.

Miriam no puso objeciones cuando mandó a llamar a Malcolm. El niño ingresó arrastrando los pies, las manos en los bolsillos y la cabeza gacha. Tenía el pelo negro revuelto y en su rostro níveo destacaban profundas ojeras. Cuando se sentó, Cristofer se fijó en que tenía lagañas hasta en la nariz.

⸺Hola ⸺saludó, tratando de mostrarse amable. Había descubierto que ponerse muy rudo no era la mejor estrategia; el interrogado podría asustarse. En cambio, si les generaba confianza, estaban más dispuestos a cooperar. Por supuesto, eso le obligaba a jugar más con el entrevistado. Tres meses atrás, se había visto obligado a mostrarse casi dulce con una mujer que había matado a su esposa. En un momento dado, ella reveló un detalle por accidente que, sin saberlo, la señalaba como responsable.

Malcolm agitaba los pies de arriba abajo.

⸺Buenas tardes ⸺dijo con voz apagada.

Esto va a ser difícil.

⸺Puedes llamarme Josué, Malcolm. ⸺Cristofer no iba a ser tan estúpido como para dar su nombre real.

⸺No me gusta tratar a la gente mayor por el nombre.

⸺Oh... Bueno, entonces lo voy a respetar. ¿Cómo te gusta que te digan?

⸺Malcolm. No entiendo, ¿por qué me pregunta si sabe que nada más tengo un nombre? Todos aquí tenemos nada más un nombre.

⸺No quería llamarte joven o niño; es muy formal.

⸺Me gusta la formalidad.

⸺¿Prefieres que te llame así? ¿Niño?

El niño se rascó la barbilla, en donde ya empezaban a aparecer los primeros signos de vello facial.

⸺Hum... Creo que no. Malcolm está bien.

⸺Como gustes. Quiero que sepas que estoy convencido de que eres inocente ⸺mintió Cristofer.

Malcolm se encogió de hombros.

⸺Gracias, supongo.

¿El muchacho habría sido así desde siempre o a partir de la muerte de su amigo? Dudaba mucho que alguien más se juntase con él si mantenía esa actitud.

⸺Dime, ¿cómo era tu relación con Álex? Supe que eran muy buenos amigos.

⸺Sí, eso piensan todos ⸺dijo Malcolm con un tono un tanto molesto.

Cristofer frunció el ceño.

⸺¿Y no lo eran?

Malcolm permaneció un momento en silencio. Su mirada era sombría e inescrutable. Cristofer deseó poder ingresar en su mente y descubrir todos esos pensamientos encerrados en tantas capas de piel. ¿Se conmovería? ¿Se alegraría? ¿Lidiaría con el horror de descubrir una verdad aborrecible?

Cazador de BrumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora