VIII.

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El sol apenas había salido esa mañana era sábado y la mayoría de las personas no despertarían hasta las nueve o diez de la mañana.

Ese no era el caso de Spreen. Quien renegado y quejándose por levantarse temprano, caminaba por los pasillos del hotel junto a Sally. Gustosamente se hubiera quedado enredado en la cómoda cama si no hubiera sido por la Omega, quien preparo todo un día de diversión.

- Reserve un lugar para todo un día de aventuras - contaba emocionada -. Caminaremos por la selva, remaremos por el río, y nadaremos en las cataratas.

- Espero que nademos desnudos - sonrió coqueto.

- Sólo nadaremos - la voz de Alex se hizo escuchar. Frustrado por levantarse temprano un sábado; incluso sus hijos acostumbraban a dormí hasta tarde este día.

- Yo concuerdo por la idea de Spreen -- Opino Carre y miró a Quackity dándole una sonrisa burlona, adoptando la faceta de pareja -. Sería interesante verte George.

-¿La pesadilla de la familia nos acompaña para... convivir? - Preguntó mirando a Sally, Quien asintió con una sonrisa avergonzada - Que gran idea.

Los seis emprendieron la caminata por la selva, siguiendo a Sally quien los guiaria al lugar de los kayaks para nadar en el río. Fueron treinta y cinco minutos de caminata, golpeando ramas y hojas grandes, cuando el camino se volvió más fácil de transitar.

-¿Por aquí viven los Avatares azules? - Preguntó la pequeña Samy, observando curiosa todo a su alrededor.

- Los avatares azules y también los cerdos negros - Ivan apunto al pequeño cerdo que se asomaba entre los arbustos.

- Que tierno - opinó Sally.

Pero el cerdo dio un chillido y comenzó a correr hacia ellos, quienes velozmente huyeron en dirección contraria.

- Te llevaras bien con el - dijo Spreen apresuradamente, empujando a Carre hacia el cerdo, provocando que cayese, y dejándolo atrás.

Luego de ellos, y más de una hora caminando, cruzando y escalando en la selva, por fin dieron con los kayaks. Fue un pequeños y agradable paseo por el río, pero para desgracia de todos, tuvieron que seguir el camino a pie hasta llegar a las cataratas.

Donde la brisa era fresca y el sonido del agua era agradable y tranquilizadora.

Spreen bajo a Roier de su espalda, donde se había subido a unos metros atrás alegando que estaba cansado y haciendo ojitos de cachorro a su padre falso, quien no dudo en aceptar

Sally fue la primera en quedar en traje de baño y lanzarse a las refrescantes aguas.

- Es muy bonita, Spreen - opinó Quackity y trato de sonreír lo que terminó en una mueca -. Son una linda pareja.

- Oye, futuro Eugenio Derbez, ¿No quieres saltar al agua y gritar "Amo a Papá"? ¿Y tu pequeña?

Roier dejo de lado su mochila y corrió directo al agua, el no necesitaba invitación para querer lanzarse, gritando la frase solicitada. Entre tanto, luego de la bala de cañón de su hermano, la pequeña Rivers se acercó a su "Madre" y le murmuró algo.

- Esta bien, Cariño - dijo Alex con ese tono suave que utilizaba con sus hijos.

- ¿Que ocurre? - Preguntó curioso.

- No sé nadar - admitió en voz baja la niña.

- ¿No sabes nadar? ¿Eh incluso así me hiciste gastar mi dinero para que nadaras con delfines? - Preguntó Spreen, Quackity lo miró mal y el suspiro, volviendo a ver a la niña - ¿Nunca nadie te enseñó?

Un esposo de mentira. - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora