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Tres días antes

SeungMin no podía creer que la vida le estuviera sonriendo de nuevo. Todo era tan irreal y mágico que le llenaba el pecho de felicidad.

¿La causa? Christopher Bang Chan.

Esa persona estaba mejorando con creces su monotonía, le hacía sentir la persona más afortunadada del mundo entero con tan solo sus mensajes.

De su boca se escapó un suspiro ligero pensando en ese hombre que provocaba a su corazón latir como loco.

— Y luego nos dice a nosotros.

Habló HyunJin terminando con un chasquido y poniendo los ojos en blanco.

Estaban los tres en una quedada medio importante, pero Kim no tenía su mente centrada en lo que mencionaban.

— ¡SeungMin!

Lee y Hwang golpearon la mesa al unísono, causando un rebote en su amigo ido.

— Ehm... Perdón.

Mostró una sonrisa de lado un poco avergonzado ante lo ocurrido en su apartamento.

— Como decía, yo no voy a estar por lo que queda de semana, ChangBin y yo nos vamos de viaje al campo, así que tampoco tendré cobertura para poder comunicarme.

— Yo tampoco estaré, me voy de retiro espiritual, sabéis que lo hago cada x tiempo para desconectar de drama.

Los dos explicaron lo que harían en los días restantes de la semana.

— Me vais a abandonar, qué crueles.

SeungMin puso un puchero de perrito perdido mientras hablaba en un tono triste y a la vez tierno, también tocaba la mesa con el dedo índice mirándoles de reojo.

— Tienes a tu queridisimo Chan hyung aquí a la vuelta de la esquina, puedes estar con él algunas tardes en vez de mensajear, no seas un exagerado.

Al mencionar al australiano, las pupilas de Kim se expandieron sobre su iris marrón y empezaron como a brillar.

Lo que hacía tener sentimientos por una persona.

Los tres estuvieron una hora más juntos de relax conversando de cosas sin sentido y molestándose mutuamente.

Félix y HyunJin se fueron de la casa de SeungMin despidiéndose de él dejándole solo, no fijándose ninguno que la puerta estaba mal cerrada.

Eran casi las ocho de la noche y ya tenía hambre, así que no dudó en prepararse la cena mientras tarareaba una canción reciente de su grupo favorito.

Comió viendo una serie en la televisión que le hizo reír mucho, hasta el punto de hacerle doler la barriga y casi atragantarse con el ramen. Luego limpió lo que utilizó, se lavó los dientes y se dirigió a la cama, donde estuvo con el móvil hasta que le entró el sueño y se durmió.

Parecía que iba a ser una noche tranquila, pero a la madrugada, su móvil comenzó a sonar con una llamada entrante haciéndole despertar rápidamente. Respondio sin ver el número.

— ¿Diga?

Su voz salió adormilada inevitablemente.

— Buenas noches, ¿hablo con Kim SeungMin, nieto de Kim SiHyun?

Su cuerpo y mente se puso en alerta. Ese era el nombre de su abuela.

— Sí, soy yo. ¿Le ha sucedido algo?

La otra línea estuvo unos segundos callada para después continuar hablando.

— Le hablamos desde el hospital. Lamentamos comunicar, que su familiar sufrió un paro cardíaco y no hemos podido salvar su vida.

¿Cómo? ¿Por qué? Todo dentro de él, se derrumbó de forma abrupta.

Colgó al médico después de unas palabras más, e instantáneamente, comenzó a hiperventilar y a llorar con su cuerpo temblando.

Su peor pesadilla se había hecho realidad.

¿Ahora qué haría sin su abuela? Ella era la única que vivía de la familia entera, la que le ayudaba y apoyaba en cada decisión que tomaba.

Ya con solo eso, volvió su depresión, al igual que las pocas ganas, por no decir nulas, de comer a causa de la bajada de emociones.

No supo cuanto lloró, las lágrimas eran interminables, también le dolía cada extremidad y no lo soportaba.

Él sabía perfectamente, que el destino se encontraba poniéndole a prueba después de un brillante sol.

Tarde de verano -ChanMin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora