"En las sombras de la noche, los monstruos toman forma, incluso en los trazos de un inocente dibujo, como un reflejo escalofriante de los terrores que se esconden en lo profundo de la mente. El arte puede convertirse en un espejo distorsionado de la propia lucha contra las pesadillas y una representación de la oscuridad en su mundo, esperando ser desvelado."
Capítulo 2
Pérfido, se refiere a alguien que es desleal, traicionero o engañoso. Usualmente, se utiliza para describir a alguien que comete actos de traición o engaño, a menudo con la intención de hacer daño o aprovecharse de otros. Tiene una estrecha relación con la maldad, debido a que sus acciones a menudo implican un comportamiento malicioso o perjudicial. Ya sea a nivel personal o en un contexto más amplio.
Un individuo pérfido tiende a actuar de manera astuta y sin escrúpulos, engañando a personas inocentes o traicionando la confianza de otros para lograr sus propios objetivos, incluso si esto implicara causar sufrimiento o perjuicio a otros. Entonces, ¿sería alguien pérfido si no está en conciencia de sus acciones negativas?
—¿Otra vez has tenido pesadillas? —Preguntó Clara, mientras veía a la niña jugar con el desayuno en la mesa.
Estaba preocupada por su hija, porque comía muy poco.
—Sí... -respondió Emma, casi en un susurro.
—Sabes, yo de niña también los tenía —confesó Clara, con la preocupación y la tristeza, que rara vez Emma solía ver en ella—. También me decían que eran terrores nocturnos. Pero sentía que eran demasiado reales para ser cierto.
Emma escuchó el suspiro de su madre.
Aunque no se lo dijera, sabía que toda su situación la cansaba. Por eso, Emma, les contaba las verdades a medias porque temía que en algún momento solo se rindiera y quedara sola en el mundo. No obstante, lo que le había dicho era precisamente como ella se sentía.
Sí, Emma creía que sus pesadillas eran reales.
—Creo que tendremos que llamar al doctor de nuevo —añadió Clara, levantando su plato para ir al fregadero-. Aunque sigan diciendo que son terrores nocturnos. Todavía los tengo, de hecho -volvió añadir, pensativa-. Es extraño que me sigan diciendo lo mismo. Lo creería de ti porque eres una niña, ¿pero de mí? ¿Siendo una adulta? A veces, he pensado que estoy maldita —la vio suspirar, otra vez, cansada—. Ya no sé ni que estoy diciendo. Tu padre decía que yo era el problema...
Le fue imposible a la niña sentirse segura al escucharla. Motivo por el que comenzaba a jugar con sus dedos, otra vez, nerviosa. Y pese a que sentía dolor al hacerlo, era la única forma de asegurarse de que era real lo que estaba viviendo.
Emma volvió su vista a su madre, y la vio pensativa, como si estuviera dudando en algo.
—Iré a hacer unas compras —dijo finalmente—. Olvidé algunas cosas para hacer el almuerzo. ¿No hay problema que te quedes un momento sola y me esperes para el almuerzo? —le preguntó con una amplia sonrisa, contrastando el semblante anterior, y que Emma no podía negarlo, muchas veces esa sonrisa que le daba le hacía cambiar de ánimos de inmediato.
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El Monstruo en el Espejo
TerrorEn el tranquilo pueblo de Brookside, Clara y su hija Emma llevan una vida apacible en su casa en el bosque, alejadas de la sociedad y sus juicios. Pero detrás de la fachada de tranquilidad se esconde un oscuro secreto que solo Emma conoce: las pesad...