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━━A un lado, necesito pasar.━━Sonrió divertido corriendo por los edificios mientras esquivaba los ataques de los menores. Apenas había entrado a la UA y fue rodeado por los del 1A que al parecer querían pedirle revancha.
━━Seitan, tu hermano está en tu dormitorio.━━Le dijo Jay con una sonrisa, sabía que eso hacia sentir feliz a Seitan y si su amigo era feliz, él lo era mucho más.
Seitan dejó salir una hermosa sonrisa única y feliz, corriendo por los pasillos para salir del edificio e ir a los dormitorios. Al llegar a los dormitorios abrió la puerta del suyo siendo recibido por su pequeño hermano, gustoso aceptó el abrazo apretandolo con fuerza contra su cuerpo.
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—Tal vez si fueras menos enojon, esto sería más entretenido...—Suspiró lanzando la pelota en su mano, rebotando de la pared al piso y después a su mano.
Bakugou parecía querer arrancarse la cabeza cuando Seitan invadía sus momentos tranquilos.—Ya callate.
—Podría callarme, quiero decir. Soy calmado y podría callarme un momento... Solo si me ayudas...—Dijo luciendo pensativo, una boca se formó en su mejilla.
—¡Ja! ¿Escuchaste? Este chico quiere que el rubio lindo salga con él, y ni siquiera puede formular una platica coherente.—Se burló la boca de su mejilla derecha antes de desaparecer, Seitan soltó un gruñido bajo.
—Me largo, suerte con lo que sea que estés haciendo.—De mala gana caminó lejos de la cafetería, pisoteando con molestia y vergüenza al recordar el mal momento que acaba de pasar por la maldición de su quirk.—Maldita sea, quiero morir...
Mientras tanto, el joven rubio de primer año lo miraba irse, alzando ambas cejas al ver como Seitan peleaba consigo mismo, suspiró molesto sin entender porqué sentía esa sensación rara dentro de su estómago cada vez que Seitan se acercaba.
—Es un dolor en el culo.—Bakugou negó antes de suspirar, su entrecejo se relajó y comió con calma, masticando la comida con tranquilidad al creer que estaba solo.
—Continua, te ves adorable.—Seitan sonrió de lado, apareciendo sentado al lado de bakugou quien tosió asustado. Los ojos del pelirrojo cayeron en las mejillas abultadas de bakugou y no pudo evitar sonreír nuevamente, era adorable verlo así. Sus manos tocaron las suaves mejillas del rubio, quien puso los ojos en blanco antes de darle un manotazo. Seitan rió y pellizcó las mejillas de bakugou, como a un bebé.—Que linda cosita, tan adorable...
