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ANTERIORMENTE:

Uk recordó el día cual beso al francés dormido, solo desvió la mirada a cualquier lado de la habitación — no es nada, siempre hago cosas como esas, te iba a molestar a media noche porque no te dije algo en el día —.

— Me encanta cuando conversamos y de la nada sacas una palabra que antes no recordabas, es divertido — estiro su mano pidiendo el moñito, tras recibirla amarro la punta de la trenza del menor — terminé, quedaste bonito —.

El inglés solo se miro al espejo, con su mano saco un pequeño mechón de la trenza — ahora si —.

—¡ Oye! — se quejo Francia — mi obra maestraaa —.




ACTUALIDAD:


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(uk...)


Me siento demacrado, mi dignidad y orgullo están por los suelos, no podía mas, odiaba mis delgados brazos, odiaba mis delgadas piernas, odiaba mi delgado cuerpo, odiaba todo de mí, era tan indefenso como un bebé, a pesar de tener ya once años de existencia. La impotencia solo hacia que presionara mis puños hasta el punto de hacer sangrar la palma de mis manos.

Simplemente podía mirar el suelo mientras unos pies pisaban mis manos, solté un quejido presionando mis labios.

— ¡Nuevamente pones esa cara, deja de mirar como si estuvieras sobre nosotros, escoria! — hablo el hombre, tiro de mi cabello y me aventó escuchándose el chocar de mi cabeza contra el suelo — ¡arg, si no fuera porque tenemos trabajo que hacer te molería a golpes, ponte a limpiar mientras no estamos! — salió de allí dando un gran portazo, solo lo observe en silencio, me levante sobando mi cabeza, sentía un titubeo abrumador.

Miré con mis características orbes azuladas aquel cielo oscuro a través de las ventanas altas pequeñas que contenía el barco, estaban en el puerto, al parecer iban a subir cargamento. Caminé descalzo hasta ver una cubeta y un trapeador desgastado, como se había dicho, me puse a limpiar el suelo, no pensaba dormir mas adolorido, era incómodo.

Aun con el habito formado a lo largo de los días dentro el lugar, siempre me dirigía a la ventana a mirar la gran luna, para ello empujaba un barril hasta la pared de madera y me subía reposando mis brazos cruzados sobre el marco de aquella pequeña ventana. Era lo único que llamaba mi atención. Cuando terminaba de hacer lo habitual, el lugar se sumía en un silencio absoluto y abrumador, los demás dormían mientras yo solo podía oír el chocar del mar contra el barco, ni siquiera tenia una cama el cual sentir cómoda, mi cuarto era un pequeño cubículo de no mas de dos metros por lado, allí se guardaban algunos barriles de licor, escobas o trapeadores.

Mis ojos comenzaron a llenarse de un liquido salado trasparente, comencé a llorar mirando fuera, simplemente anhelando algún día poder ser recibido en alguna familia o tener el amor de alguien en cual sentirme como en casa. Podía decir que detestaba a mi padre, pero no era del todo así, siempre anhele su atención y cariño. Deseaba tanto que alguna vez me dijera que estaba orgulloso de mí, o que cuando me equivocase me consolara con un fuerte abrazo. Dolía.

Me había acostumbrado a llorar en silencio, era típico, aun cuando quisiera ser alguien frío y fuerte, mis sentimientos salían a flote en cuanto me encontraba con la soledad. Baje del barril y me senté en las telas que estaban amontonadas en una esquina, era mi cama.

El de ojos azul rey (Francia x uk )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora