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Caminaba en dirección hacia la finca mariposa, iba a revisar su dichosa herida.

De camino de su finca hasta la otra, le gustaba tomarse su tiempo para admirar el bonito camino el cual lo adornaban las flores, los pequeños arroyos y el sonido del agua fluyendo.

Casi llegando, escuchó una voz detrás suyo llamándolo por su nombre.

—Tomioka, buenos días— El antes mencionado reconoció la voz, y más aún cuando de quien se trataba. Giyuu notó que venía muy sucio, probablemente llegando de una misión.

—Shinazugawa, ¿algún problema?— Preguntó con duda, el tono de voz del contrario no sonaba como su voz habitual, se escuchaba más...¿Suave? o tranquila.

—¿A donde vas?— Preguntó el peliblanco ignorando la pregunta del Tomioka.

—Me dirijo hacia la finca mariposa— Dijo sin mucho interés.

—Que curioso, yo también voy hacia ahí.— Dijo para empezar a caminar. Giyuu solo veía como este caminaba rumbo hacia la finca, Giyuu empezó a pensar que el peliblanco lo había saludado ¡Que milagro! pero la voz del Shinazugawa interrumpió sus pensamientos.

—¿No vas a venir?— Se detuvo, mientras se daba la vuelta para ver al azabache, el cual estaba sorprendido por aquella pregunta. ¿El Shinazugawa? Sanemi Shinazugawa, ¿acompañándolo? ¿Hablándole? Su día empezaba a ser raro.

Sanemi al ver como el azabache lo veía sorprendido, soltó una pequeña risita que sacó a Giyuu de sus dudas existenciales y al ver que ya tenía su atención le repitió—¿No vendrás?—

Giyuu no dijo nada, empezó a caminar detrás del peliblanco, se sentía feliz aunque su cara no demostrara ninguna expresión. Le alegraba mejorar su relación con el
Shinazugawa.

—¿Que te ha pasado?— preguntó el más alto.

—Una herida, nada grave— El azabache no era una persona de muchas palabras, pero trataba de no quedarse callado a un lado de Sanemi.

—¿Estas bien? ¿No te duele?—

—No, ¿Tu porque vas?— Preguntó, imaginó que iba a una revisión de alguna herida, o venía herido.

—Me corté un poco— Dijo abriendo aún más su uniforme, enseñando su tonificado abdomen todavía más, el cual tenía una cortada que a simple vista se veía dolorosa. —Pero nada grave— dijo acomodando su uniforme a como estaba nuevamente

—¿Duele?— Preguntó el azabache.

—No, no es nada— Dijo el peliblanco en un tono despreocupado.

—Oh..—

En el camino restante, ambos no dijeron ninguna palabra. El silencio para Sanemi era tranquilo y para Giyuu un poco incómodo. Aún asi, venía admirando el bonito camino. Y sin darse cuenta, estaba ya en la finca mariposa.

—Vamos— Sanemi fue el primero en hablar después de un rato, mientras entraba a la finca preguntando por la mujer.

—¿Donde está Kochō?— Preguntó el azabache a una de las niñas.

—Está con Rengoku, en la tercera habitación del segundo piso.— Dijo amablemente la niña mientras veía al mayor.

—¿Puedes decirle que Tomioka y Shinazugawa llegaron?— Preguntó.

—Claro— Dijo la niña para dejar la escoba con la que barría para ir con Shinobu.

Giyuu fue a sentarse en unas de las sillas que se encontraban ahí, el Shinazugawa al ver la acción de el azabache fue detrás de él a sentarse junto a él.

¿Shinazugawa? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora