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Al salir a afuera, se hizo presente la tensión que ambos sentían, sin embargo, ninguno quitó su seria expresión.

—No nos llevamos bien, y eso está claro— el primero en hablar, el Shinazugawa.

—Imagino que ya sabes la razón por la cual estoy aquí, quiero llevarme mejor contigo, quiero invitarte a salir conmigo y mejorar nuestra relación de mierda— Sentía que perdía la dignidad, sentía cómo moría estando vivo en ese mismo momento, su corazón latía fuertemente, casi dandole un infarto, ahora que lo pensaba, creo que fue muy directo.

El azabache lo miró con incredulidad, estaba igual que el peliblanco frente a él, confundido. Ahora si iba a desmayarse de verdad.

—Es muy repentino de su parte— Fue la corta respuesta que dió el azabache. Sanemi no dijo nada a su respuesta, esperando a que diese otra, pero no lo hizo, así que hablo de nuevo el.

—Putas disculpas, a eso quiero llegar— Dijo casi en un susurro, mientras sentía una explosión de sentimientos. Pensó en dejar ahí la idea de las disculpas y ligarlo, pensó en insultar de nuevo al azabache y salir corriendo de ese lugar, otro lado se sentía humillado, otro ciertamente.. ¿feliz? No sabía que sentir en ese momento.

La tensión se hizo aún más grande, se hizo un silencio incómodo, el silencio estaba matando a Sanemi, sentía que en cualquier momento iba a caer desmayado en el piso, esos segundos se hacían eternos, ¿porque no contestaba Tomioka?

—Enton..— Fue interrumpido por el de menor estatura.

—Bien— Contestó en voz baja Giyuu —Me alegro de intentar mejor nuestra relación— contestó débilmente, mientras se daba la vuelta para entrar de nuevo a su casa.

Iba a entrar, pero se dió cuenta que el más alto no estaba detrás suyo —¿Vendrás?—

—Aah..— empezó a jugar con sus dedos, se sentía jodidamente nervioso, de pura suerte seguía parado ahí.

—¿Puedo invitarte a tomar algo?—insistió el azabache.

—Claro— tomó toda su valentía para contestarle, mientras empezaba a caminar lentamente detrás de Tomioka.

—Claro— tomó toda su valentía para contestarle, mientras empezaba a caminar lentamente detrás de Tomioka

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—¿Qué ha pasado?— preguntó la femenina de baja estatura.

—Ya pedí las disculpas—

—¿Algo más?—

—Saldremos a cenar, y no sé bien qué hacer— Aunque no lo demostrara, sentía nervios y vergüenza al decirle eso a la ojivioleta.

—¡Bien! No tenía expectativas... ¡pero mira! ¡Lo has echo!— Se burló.

—No estoy aquí para tus estupideces, estoy aquí para que me ayudes— Contestó con cierta pena, disimulándola con sus gritos.

¿Shinazugawa? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora