El efecto mariposa 🦋

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Percy Pov:

Mi mente daba vueltas, no sabía si era por el vino por lo la sensación embriagadora se estar besando a Annabeth, ni en mis sueños más locos habría pensado que llegaría hasta este punto.

A expensas de parecer un poco atrevido, mis manos  se pasearon por la cadera de Annabeth, para después levantarla y sentarla en el mesón, me  apoderé de su cintura y su cadera mientras mis besos se dirigían a su cuello, aunque su suéter me molestaba un poco, era de esos blancos, de manga larga con cuello de tortuga así que no tuve otra opción que colarme debajo de su blusa con la intención de sacarla.

Al terminar de hacerlo inmediatamente las manos de mi listilla fueron a mi suéter, sacándolo por sobre mi cabeza sin esperar un segundo. Ahora sí tenía acceso completo a su cuello.

—Creo...  que deberíamos... seguir con esto en mi habitación Percy —dijo ella entre suspiros.

—¿Donde queda?—pregunte sin dejar de besar sus pechos en la parte que su sostén no cubría.

—Arriba... Segunda puerta — dijo ella para después separar mi cara de sus pechos para que la besara.

La atraje a mi para cargarla y caminar con ella hasta su habitación. Dioses de esto me estaba perdiendo, ahora me arrepiento de todo el tiempo que estuve con Annabeth sin hablarle con honestidad.

Al llegar hasta su cama descendí por su cuerpo para quitar sus pantalones, las demás prendas solo fueron cediendo, me tome unos segundos para apreciar lo que tenía en frente.

— Al fin veo la realidad desnuda — comentó antes de volver a besarla.

Sus manos viajaban por toda mi espalda, mi nunca y mi cabello, besar su piel, tocar su cuerpo escuchar mi nombre entre sus gemidos me hacía sentir el hombre más afortunado en la faz de la tierra. 

***
Annabeth se encontraba currucada en mi pecho, como un preadolescente yo estaba entretenido con los bucles en su cabello. Trataba de callar la voz en mi cabeza que me decía que había sido idiota, que todos estos años había podido tenerlo todo y elegí quedarme con nada por miedo.

Estando aquí, ahora con Annabeth, es el lugar donde verdaderamente pertenezco. Las horas siguieron pasando hasta que por fin pude quedarme dormido.

Solo abrí los ojos cuando sentí un tímido beso en mis labios, las memorias de la noche anterior pasaron por mi mente. Sin poder evitarlo una sonrisa nació en mi rostro, a pesar de todo lo malo que estaba sucediendo en mi vida había una cosa por la que debía luchar y eso era Annabeth.

— Buenos días sesos de alga — comentó ella cuando abrí los ojos, mi corazón dio un salto de felicidad al verla ella junto a mí.

Estiré los plazos con el fin de alcanzarla rodearla, necesitaba sentirla completamente pegada a mí, sentir que de verdad ella estaba aquí, que esto no era un sueño. Rodé en la cama para quedar arriba de ella, repartir besos en su frente, en sus mejillas, en su nariz para terminar en sus labios.

—  Deberíamos ir a desayunar — comenta mi listilla cuando acabo de darme un banquete de sus labios.

Durante el desayuno no pudimos evitar algunos besos y caricias, sí de algo estaba seguro en este momento era que quería aprovechar el tiempo con Annabeth, ya mi cerebro había probado la emoción de estar con ella y no me permitiría que fuera de otra manera.

Con una pequeña súplica le pedí a mi listilla que no fuera a trabajar, afortunadamente ella es la jefa y no debe rendirle cuentas a nadie, sin embargo le informó su asistente para que reagendara todo lo que tenía que hacer hoy.

El Efecto Mariposa (Percabeth)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant