02

11 3 0
                                    

La felicidad comenzaba a inundarlo por completo, creía haber encontrado la salida, la solución a esta terrible experiencia por la cual nunca deseó haber pasado, se prometió a sí mismo siempre acatar lo que decía su madre, después de todo el famoso refrán "maldición de madre y de cura, causa locura", tuvo la razón desde un comienzo y siempre la tendría.

Listo para encaminarse a su felicidad, comenzó a caminar cojeando dolorosamente pero ese tormento que inundaba su físico no impidió que borrara aquella sonrisa la cual contenía un trasfondo de la peor experiencia de su corta existencia. Justo antes de cruzar aquella bifurcación sucedió algo inesperado.

Su mente quedó en blanco, de pronto solo había olvidado que hacía en ese espantoso lugar, la razón por la cual su pierna ardía de sobremanera, la sangre que cubría en su mayoría su nariz, boca, cuello y manos, la razón por la cual sonreía con aparente felicidad; sonrisa que se fue borrando poco a poco, pero, solamente hubo una cosa que persistió... Esa pizca de temor que aún habitaba en su pecho, lo que era un migaja se convirtió en el pan entero, estaba aterrado, no entendía que estaba sucediendo.

Esperó de pie con la mirada perdida en la oscuridad que lo rodeaba, más no duró demasiado hasta que sintió como alguien hacia ruido al pisar un par de ramas secas del piso, sintió como dejó de respirar y sus ojos se cristalizaban obstruyendo la poca capacidad visual que le quedaba.

── ¿Tae...? ──

Reconocería aquella aguda voz donde fuera, era su único amigo, el único con el que tuvo confianza durante su infancia, pero, ¿Qué hacía allí? Park Jimin se acercó cautelosamente a su mejor amigo tocando su hombro con delicadeza mientras sostenía una linterna con su otra mano.

Alzó la mirada y observó al rubio en silencio, por el contrario el mayor abrió los ojos sorprendido y preocupado al ver su mal estado, agarró su brazo con suavidad brindándole un apretón sin causarle daño.

── ¿Qué sucedió Taehyung? Tu madre me mandó a buscarte, desapareciste hace horas, no has dado señales de vida y cuando te encuentro te ves así... ── Expresó mirándolo con preocupación bañada en sus ojos.

Por otro lado el castaño ya habría recuperado la memoria y no podía evitar sentir esa desconocida presencia observándolo desde lejos, trago saliva y relamió sus labios intentando humectar aquella resequedad, ya no sentía dolor, se sentía extraviado, desencajado.

── Perdí la noción del tiempo, no supe en que momento todo se hizo tan oscuro... Comencé a buscar una salida y caí haciéndome daño, eso es todo... ── Habló con la voz algo quebrada, el rubio notó esto sin embargo guardó silencio al ver su mal estado, asintió conforme y comenzó a caminar guiándolo a la "salida".

Daban pasos lentos debido al dolor que aún persistía en su complexión hasta que sintió cierto desespero en en contrario el cual comenzaba a acelerar sus pasos haciendo aumentar su dolor, frunció el ceño intentando igualarle es paso más no lograba cumplir su propósito, pronto su cabeza comenzó a doler, guardó silencio y sin avisar a su amigo que aquella rapidez con la que avanzaba estaba empeorando su aflicción, guardo silencio.

── Tu madre está muy preocupada... Creo que debiste obedecerle desde un comienzo Tae. ── Asintió sin prestarle mucha atención pues el dolor que comenzaba a inundarlo no le permitía pensar correctamente, además se encontraba perdido en sus escalofriantes recuerdos, no fue hasta que aquellas palabras hicieron eco en su mente, la voz de su supuesto amigo no había sonado como habitualmente lo hacía, era más grave y ronca, detonaba peligro en cada letra que pronunciaba.

── ¿Eh? ── Comenzaba a extrañarle el comportamiento del rubio, el Jimin que conocía era un chico dulce, no aquel con el que se encontraba ahora mismo, no estaba teniendo piedad.

── Digo que debiste obedecerle a tu madre, venir al bosque no fue una buena idea Taehyung. ── Jimin no era así, sentía como su agarre se iba reforzando en su brazo tirando de él causándole cierto dolor, posó su mano sobre la del contrario mientras se detenía, ¿quién mierda era este tipo?, estaba seguro que podría ser cualquier persona menos su mejor amigo.

── ¿Quién eres? ── Habló vacilante sin llegar a mirarlo, las palabras surgían sin poder evitarlo, solo sabía que lo que estaba sucediendo ahí no era algo normal, ese hombre no era su amigo, el dolor lo cegaba, lo único que deseaba era llegar a su casa y poder abrazar a su progenitora mientras escucha a esta misma decirle que todo iba a estar bien.

── Oh, vamos amigo, soy yo, Jimin..── Habló entre risas nerviosas.

¿Tú? ¿Quién eres tú? Pensó el castaño.

── No. Tú no eres Jimin... ── Volvió a repetir en un tono neutro lleno de desconfianza, alzó la mirada, más no esperaba encontrarse con unos ojos desconocidos, analizó la cara del hombre frente a él y se separó bruscamente provocando su caída más el dolor no me permitió levantarse.

Aquel pelinegro se posicionó de cunclillas justo a su lado mientras una sádica sonrisa adornaba su pálido rostro, intentó retroceder más no pudo, no tenía control sobre su anatomía, lo vió acercarse a su oreja mientras ponía una mano en su pecho.

── No debiste venir tae... ── Pronunció en un susurro que le heló la sangre, era aquella ronca y pavorosa voz que había escuchado anteriormente, ahogó un grito desesperado mientras llevaba una mano a la ajena que se encontraba sobre su pecho, pronto sintió al contrario ejercer una fuerza bruta en aquella mano sobre su torso empujandolo y haciendo chocar su espalda dolorosamente contra el suelo robandole la respiración.

...

Abrió los ojos de golpe mientras sentía el sabor metálico inundar su boca haciéndolo toser y escupir lo que pronto visualizaría como sangre, aquel líquido color carmín habría manchado su camisa blanca casi por completo, sentía el agua de la densa lluvia empaparlo entero, se levantó dando un gran quejido y sostuvo su pierna, al parecer había perdido la consciencia.

Miró a su alrededor más las gotas que manchaban parte de su vista no le permitían hacerlo correctamente, caminó sintiendo aquel inconfundible ardor surcar su pierna, no sabía a donde se dirigía, solo vagaria hasta el amanecer, encontrar a alguien o en el mejor de los casos encontrar una salida. Jadeó adolorido, estaba agotado, sentía que había vivido tanto en tan poco tiempo... El tiempo. Aquel que sentía que no le alcanzaría, se desvanecía y no le daba tiempo de nada, estaba perdido en una burbuja en donde los segundos se convertían en milésimas, los minutos en segundos, las horas en minutos y los días en horas, su mente le recordaba que no le quedaba mucho con aquel sonido que tanto odiaba, el sonido que provocaba desesperación en cualquiera.

Tic tac tic tac...

Lo que estaba sucediendo actualmente no tenía ninguna clase de sentido, ¿por qué él? No creía merecer tal tormento, pero sabía que... Sin importar quien sea, como sea y quien será, podrá pasar por situaciones como estas, incluso peores, después de todo el futuro era incierto y se concentraba tanto en él que solo malgastaba su tiempo, buscaba una felicidad que ya tenía pero que a su retrógrada vista no existía.

Pronto escuchó a alguien hablar a sus espaldas lo cual lo sacó de sus pensamientos poniéndolo alerta en segundos...

── ¿Necesitas ayuda niño bonito? ──

𝗙𝗢𝗖𝗨𝗦 ┆ ᴷᵒᵒᵏⱽDonde viven las historias. Descúbrelo ahora