── ¿Necesitas ayuda niño bonito? ──El castaño se tensó en su lugar pensando lo peor hasta que consiguió el valor suficiente y volteo la cabeza lentamente encontrándose con una cabellera negra y algo larga, siguió bajando la vista conectando sus ojos con unos felinos, estos lo miraban con diversión y perversión, el contrario avanzó a pasos tranquilos y se acercó al más joven.
── Mmm, al parecer te comieron la lengua los ratones... ── Aunque no mostró ninguna sonrisa, cada palabra que pronunciaba estaba totalmente bañada en burla y jolgorio, soltó una risa nasal y alzó una ceja observando al castaño.
Este por fin reaccionó y desvió la mirada suspirando para por fin responder. ── Solo... No recuerdo el camino a mi casa. ── Expresó en un tono algo desconfiado mientras apretaba los dientes debido al dolor que aún persistía en su talle.
El pelinegro pareció notar aquello y aclaró su garganta antes de hablar. ── Soy Yoongi, Min Yoongi. Tú debes ser el hijo de los Kim... ── Habló a secas observándolo de pies a cabeza analizando su deplorable estado, sin esperar más comenzó a caminar pasando por alado del menor, sin embargo este último solo se quedó observándolo debatiéndose mentalmente si ir con él o no. ── ¿Te vas a quedar ahí parado?, vamos, no tenemos todo el día Kim. ── Volvió a hablar el de ojos felinos sin voltear a verlo ni detenerse, el castaño por el contrario, suspiró comenzando a seguirlo al no tener más opción, era eso o seguir vagando por el espeso bosque.
── Y... ¿Cómo sabe quién soy? ── Preguntó manteniendo las formalidades debido a la diferencia de edad y con voz vacilante el más joven lo alcanzó, el dolor extrañamente había comenzado a disminuir gracias a la pesada presencia del mayor, pareciera como si nunca se hubiera lastimado.
── ¿Es enserio? ── Preguntó sin creerse aquella pregunta y volteó a ver unos segundos al castaño en busca de algún indicio de que fuera alguna clase de broma más eso nunca sucedió, chistó y comenzó a relatar aún sin tomarse enserio aquella pregunta. ── El hijo misterioso de los Kim, todos en el pueblo te conocen... La gran incógnita de el por qué nunca has salido de tu casa. Eres el tema de última hora desde que naciste... ── Relató con algo que el Kim menor pudo detectar como soberbia, además de expresar esta última frase con un sarcasmo bastante notable.
Guardó silencio y volvió a encerrarse en su mente dando por terminada la corta conversación entre los dos presentes, pronto solo observó como se acercaban a lo que parecía ser una pequeña cabaña, sonrió levemente con un ápice de esperanza brillando en sus ojos y una vez frente a aquella vivienda el hombre a su lado rebuscó en su bolsillo hasta sacar unas llaves de este, subió los cortos escalones e insertó la llave en la puerta girandola hasta escuchar un "click" antes de que esta misma se abriera soltando un chillido irritante a los oídos del castaño, el pelinegro volteó a verlo extendiendo sus brazos en dirección al interior dándole el pase.
Subió los escalones sintiendo un leve hormigueo cruzar su nuca y entró por fin al estrecho asentamiento, retiró como pudo sus zapatos dejándolos en la entrada observando la hinchazón y aquel color carmín cubrir sus pies ya totalmente seco trayendole recuerdos, se cuestionó el por qué había seguido a un desconocido más la respuesta no tardo en llegar, "no tenía de otra".
Sintió la presencia de aquel hombre y desvío su mirada hacia él observando a este contemplar lo mismo que antes estaba haciendo él, apretó los labios incómodo y caminó sintiendo el frío del suelo consolar aquel dolor que pronto comenzaba a volver, se abrazó a sí mismo y no tardó en escuchar la voz del mayor.
── Puedes darte una ducha si deseas, al parecer lo necesitas... ── Habló detrás de él metiendo sus manos dentro de los bolsillos de su abrigo, el castaño volteó a verlo con agradecimiento dando una leve reverencia, descifrando los ojos cuestionantes del menor, señala con su mano la dirección al baño viendo a este caminar hacia allá.
Después de encontrar el baño, cerró la puerta detrás suyo y observó su reflejo con pesar, volviéndose a hundir en sus recuerdos y preguntándose si podría volver a ver a sus progenitores, pasó saliva intentando deshacerse del nudo que comenzaba a formarse en su garganta, sin embargo no lo logró, sus ojos se humedecían poco a poco y su pecho apretaba haciéndole difícil el respirar con normalidad, había tocado fondo, estaba solo y lo aceptaba, no tenía a nadie después de todo...
Limpió aquellas lagrimas que habían logrado escaparse y comenzó a retirar su ropa con cuidado hasta quedar desnudo por completo, estaba lleno de rasguños y heridas abiertas que no tardarían en infectarse si es que no lo estaban ya. Tomó asiento en el retrete enrollando su camisa posandola en su boca y mordiéndola a la vez, observó su pierna con aquel pedazo de madera atravezandola y respiró dándose valor, pasó saliva agarrando aquella estaca con dos de sus dedos y sintió un ardor desesperante, tomando voluntad comenzó a ejercer fuerza tirando de este, apretó aquella camisa entre sus dientes y ahogó un grito de dolor sintiendo las penosas lágrimas deslizarse por sus mejillas como cascadas hasta por fin retirar la pieza de madera, escupiendo la tela posada en su boca y respirando agitadamente sintió un líquido tibio deslizarse por su pierna manchandola de ese tono carmesí.
Luego de aquel martirio procedió a levantarse a duras penas entrando a la ducha a la vez que encendía el agua tibia, se posó bajo aquella lluvia artificial la cual terminó empapandolo por completo y haciéndole sentir sus músculos destensarse a la vez que un afable alivio lo cubrió haciéndolo suspirar mientras cerraba sus ojos, luego de unos segundos así volvió a entreabrir sus párpados observando al agua llevarse el tono rojo que manchaba su piel. Agarró el jabón pasándolo por su anatomía sin llegar a tocar las heridas que aún se mantenían abiertas. Luego de enjuagar el jabón y demás productos en su cuerpo esperó bajo el agua inundandose de tranquilidad.
Por otro lado, aquel pelinegro permanecía sentado en la sala de la estrecha cabaña ensimismado en sus pensamientos hasta que recordó algo haciéndolo salir de su mente, se levantó caminando a una de las habitaciones abriendo uno de los armarios sacando una toalla limpia, caminó al baño escuchando la ducha y abriendo la puerta sin ningún tipo de cuidado se adentró en el lugar observando al menor a través del cristal, este volteó a verlo inmediatamente. Paseó su mirada contemplamdolo sin escrúpulos el delicado cuerpo del castaño, a la vez en que este último cubría sus partes nobles con ambas manos.
Luego de un largo silencio en donde el pelinegro se dedicó a analizar cada pequeño detalle del más joven, volvió a subir su mirada ubicandola en el rostro del de sonrisa cuadrada notando aquel leve rubor, esbozó una sonrisa ladina y alzó la toalla explicándole el por qué se encontraba ahí sin necesidad de pronunciar la más mínima palabra, dejó el objeto sobre la tapa del retrete y soltó una carcajada llena de diversión a la vez en que sus pupilas se dilataban oscureciendo sus ojos más de lo normal.
── ¿No te apetece algo de compañía, niño bonito? ──
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𝗙𝗢𝗖𝗨𝗦 ┆ ᴷᵒᵒᵏⱽ
Fanfiction𝙀𝘯𝘧𝘰𝘤𝘢𝘵𝘦... 𝗗𝗂𝖼𝖾𝗇 𝗊𝗎𝖾 𝖾𝗇 𝗆𝖾𝖽𝗂𝗈 𝖽𝖾 𝗅𝖺 𝗈𝗌𝖼𝗎𝗋𝗂𝖽𝖺𝖽 𝗊𝗎𝖾 𝗇𝗈𝗌 𝗋𝗈𝖽𝖾𝖺 𝖾𝗑𝗂𝗌𝗍𝖾 𝗎𝗇 𝖽𝖾𝗌𝗍𝖾𝗅𝗅𝗈 𝖽𝖾 𝗅𝗎𝗓 𝗊𝗎𝖾 𝗇𝗈𝗌 𝗌𝖺𝗅𝗏𝖺 𝖽𝖾 𝖾𝗌𝖺 𝗂𝗇𝗁𝗎𝗆𝖺𝗇𝖺 𝗅𝗈𝖼𝗎𝗋𝖺 𝗊𝗎𝖾 𝗁𝖺𝗒 𝖺𝗅𝗋𝖾𝖽𝖾...