En el tranquilo pueblo de Forks, donde los días grises y las sombras parecen esconder misterios en cada rincón, los destinos a menudo se entrelazan en formas inesperadas. En este lugar de calma superficial y secretos ocultos, dos almas destinadas a...
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El sol se ocultaba tras las colinas mientras Aurora caminaba por las tranquilas calles de Forks. Su cabello claro se agitaba suavemente con la brisa mientras observaba las fachadas de las tiendas locales. La comunidad parecía ajena a la prisa y al caos de la ciudad que había dejado atrás, y eso le traía una sensación de calma que necesitaba desesperadamente.
Aurora detuvo su paso frente a una pequeña cafetería con luces tenues y una atmósfera acogedora. El olor a café recién hecho llenaba el aire y la tentó a entrar. Empujó la puerta y una campanilla sonó suavemente, anunciando su llegada. El cálido murmullo de conversaciones y el suave tintineo de tazas llenas llenaron sus oídos.
Al acercarse al mostrador, una joven sonriente la saludó.
—¡Bienvenida a Café Aurora! ¿Qué puedo servirte hoy?
Aurora sonrió ante la coincidencia del nombre y pidió un capuchino. Mientras esperaba su bebida, sus ojos se posaron en el tablón de anuncios, donde había volantes sobre eventos locales y anuncios de empleo. Uno de ellos captó su atención: "Asistente de investigación buscado para el Proyecto de Biodiversidad Marina".
El corazón de Aurora dio un salto mientras leía el anuncio. Era exactamente la oportunidad que estaba buscando. Tomó una foto del volante con su teléfono y se prometió investigar más detalles en casa.
Salió del café con su capuchino en mano y decidió dar un paseo por los alrededores. Mientras caminaba, notó a un grupo de estudiantes que salían de la secundaria cercana. Observó sus risas y charlas animadas con cierta nostalgia. Sin embargo, fue un chico en particular quien capturó su atención.
Un destello de cabello cobrizo y una presencia distinta lo hacían destacar entre la multitud. Aurora se detuvo un momento, sorprendida por el efecto magnético que parecía ejercer sobre ella. Sus ojos se encontraron por un instante, y Aurora sintió una extraña sensación de familiaridad, como si hubieran compartido secretos que solo el viento conocía.
El chico se desvaneció entre la multitud, y Aurora se sacudió la sensación extraña de encima. ¿Por qué se sentía tan intrigada por un desconocido? Sacudió la cabeza y decidió continuar su paseo, permitiendo que la belleza serena de Forks la envolviera una vez más.
De regreso en su hogar esa noche, Aurora examinó detenidamente la foto del volante en su teléfono. La oportunidad de trabajar en el Proyecto de Biodiversidad Marina la emocionaba enormemente. Podría combinar su amor por la investigación con su deseo de descubrir los secretos del océano que siempre habían fascinado su mente curiosa.
Antes de acostarse, revisó nuevamente la foto del chico de cabello cobrizo en su teléfono. Aunque era solo un rostro entre muchos, no podía evitar sentir que había algo más detrás de esos ojos dorados penetrantes. Un misterio por descubrir en medio de la serenidad de Forks.
