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Estaba más que claro el problema que había con ___, Mikey lo sabía bien pero no sabía cómo enfrentarlo, en su juventud jamás le dijieron como actuar ya que siempre hacia todo lo que quería y ahora gracias a eso no tenía idea de cómo aplicar eso con su hija, bien podría pedirle ayuda a sus hermanos pero la respuesta estaba más que clara, es su problema y él tenía que solucionarlo como el padre que es. Ama la personalidad de su hija pero a veces le dan ganas de estrangularla hasta que deje de respirar, no es un pensamiento puro de un padre hacia uno de sus hijos.
—___ debemos resolver el problema tu conducta. —miro de reojo a sus hermanos para saber si estaba haciendo las cosas bien.
—¡No quiero! Yo me porto bien siempre, ¡Esos niños son los que buscan peleas conmigo. —sus ojitos negros derramaban una gran cantidad de lágrimas mientras aún sostenía a Sanzu.
—Eso es verdad papá, ___ siempre los aleja pero ellos son los primeros en dar el primer golpe. —Kai estaba en los brazos de Emma tratando de no llorar al ver a su hermana mayor así.
—¿Por qué nunca hablaste de eso conmigo? Soy tu padre y este tipo de cosas me corresponde de solucionar. —se inco para quedar a la altura de su hija y no verse tan intimidante.
La pequeña infante bajo la mirada y apretó su agarre en Sanzu, el de cabello rosa no sabía cómo reaccionar ante está situación, no se lleva bien con los niños y menos si se trata de la hija de su jefe, una palabra podría costarle la vida.
—¡Porque yo me puedo defender sola! Y al ganarles van y me acusan con la maestra, son unos cobardes.
—Entiendo, yo te creo ___, eres mi hija y se que jamás me dirás mentiras. —extendio su mano hacia la infante. —Ahora ven aquí y deja que tu papá te abrace.
—¡Papá! —por fin soltó a Haruchiyo y corrió a los brazos de sus padres. —¡Odio esa escuela! ¡Ya no quiero ir!
—Esta bien, no volverás a ese lugar, ni Kai tampoco, pero prométeme que estás cosas no volverán a pasar, si un niño busca pelear contigo dile a la maestra.
Ella asintió con la cabeza mientras su rostro estaba escondido en el pecho de su padre, se sentía demasiado protegida entre sus brazos, le daban una calidez que jamás había sentido antes.
—Lo prometo papá.
—Esa es mi niña, pero lo de Haruchiyo sigue igual, al menos un tiempo y más vale que lo cumplas ___, no me hagas enfadar.
—¿¡Ah!? ¡Pero Haru no tiene la culpa de nada!
—La tiene. —se levanto con su hija en brazos. —Por halagarte por conductas incorrectas.
La niña iba a alegar contra su padre pero el ver esos ojos fríos y muertos le hizo pensar dos veces, no le quedó de otra que aceptar así que levemente asintió con la cabeza mientras tenía un puchero en la cara.
