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¿Te encuentras bien?

Era una voz melodiosa la que bendecía sus oídos. Se quedó absorto por un momento mirando el suelo y apretando el escualido barro que se escapaba por en medio de sus dedos.

Se dió la vuelta a mirar de quien se trataba. Era un chico.

—¿Quién eres?

—Eso no importa ahora. ¿Te encuentras bien? —volvió a preguntarle, mientras se apoyaba en el marco de la ventana.

—Si...si, creo que si. Me sorprendiste —contestó y se reincorporó sacudiendo su ropa, sin más, tan solo empeoró su condición al enchastrarse con el barro de sus manos—. Mierda... —maldijo a lo bajo.

—Te asusté —habló el desconocido.

—¿Quién eres? —cambió de tema.

—Me llamo Gerard... Gerard Way.

Way —repitió en su mente. El apellido lo había escuchado en algún lado, pero no recordaba donde.

—¿Piensas quedarte ahí? Vas a enfermarte.

—Créeme, ya lo estoy.

—¿Y por qué lo estás? —interrogó con curiosidad ladeando un poco su cabeza. Los pelos del pálido chico habían acompañado su tan casi inexistente movimiento.

Los nervios por parte de Frank se hacían presentes.

—N...no te incumbe —respondió, e hizo que sus pies se movieran hasta la puerta de la cabaña.

Entró sin problemas, dirigiéndose al lugar en donde se encontraba el desconocido chico. Se sentó en el suelo, con los brazos cruzados tratando de soportar el frío.

Frank al notar que el tal Gerard Way lo miraba desde lejos decidió hablar:

—¿Qué me ves?

—Estás temblando —afirmó Gerard.

—¿Y eso qué?

Lo que ponía aún más nervioso a Frank era el hecho de que tenga un rostro tan inexpresivo, y con su piel tan pálida hacía parecer que estaba hablando con un muerto. Gerard tan solo estaba ahí parado a un lado del marco de la ventana, todavía mirándolo con vergüenza y sin evitar pensar en que tal vez debería acercarse para brindarle algo de calor.

—¿Qué haces? —pregunta Frank algo paranoico, alejándose mientras que Gerard se acercaba hasta sentarse a su lado, en el frío suelo de madera que se sentía húmedo.

—Vas a enfermarte —repitió entregándole su abrigo.

—¿Y tú? También vas a enfermarte —Frank hizo que el cierre del abrigo se abriera—. Cubrámonos juntos —propuso colocando una parte del abrigo en los hombros de Gerard.

Sus hombros chocaban queriendo sentir calidez. Aún llovía, pero el Sol se hacía presente de a poco. Ninguno abrió la boca durante el transcurso en el que pasaban los segundos dentro de esa cabaña. El Sol salía, pero se empezaba a esconder de vuelta al estar avecinándose la noche.

Frank sintió la cabeza del pálido chico apoyarse en su hombro, lo miró de reojo viendo que algunos mechones de cabello se pegaban a su frente y algunos mechones que eran más largos en su mejilla. Y con el cuidado de no despertarlo se levantó del suelo con serias intenciones de ver la vista del barranco. Sabía que la vista era hermosa, y no iba a perdérselo por nada en el mundo.

Al salir de la cabaña sus pies sintieron el barro queriendo ensuciar sus zapatos por completo, con cada paso la humedad de la tierra lo hacia sentir mojado. Su cabello se había secado por completo, por lo tanto su ropa no, aún le daba escalofríos tener que sentir la fría humedad chocar con su piel.

Sus pantalones aún seguían sucios por la caída que había tenido, gracias al susto que Gerard le provocó —sentimiento que estaba dispuesto a negar a toda costa—. Sus manos estaban igual; y su abrigo —que también se había mojado por la lluvia— empezaba a dar a notar una clara mancha marrón en el centro de su estómago.

Hizo crujir unas cuantas ramas y algunas hojas que se atravesaban en su camino. Finalmente llegó a apreciar el paisaje de una tarde que mejoraba una mañana lluviosa. Día que mejoraría de a poco en las horas de la madrugada hasta el día siguiente.

—¿También te gusta ver esto? —escuchó detrás suyo. Una vez más se sintió asustado... y algo amenazado—. A mí me encanta esto, es relajante —Frank no dijo nada, ignoró a Gerard por completo centrando su vista en unas aves que vio a lo lejos—. Los días de lluvia son los mej...

—¿Por qué no cierras la boca?

Gerard soltó aire cerrando la boca. De nuevo el silencio los invadió a ambos.

Fue esa misma tarde, luego de la lluvia, en la que empezó su historia...

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⏰ Última actualización: Sep 25, 2024 ⏰

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