Entre castigo y compañías

Capítulo 1

POV:Saiki

Aprendí a caminar cuando tenía unas 10 semanas, y mis primeros pasos fueron directos a la tierra por culpa de un castigo impuesto a mis padres.

Antes de ser mandado allí mis padres intentaron compartir conmigo la mayoría del conocimiento que tenían sobre la tierra y los humanos, fue bastante estúpido por su parte que esperaban que un niño menor de diez semanas entendiese algo de lo que le habían explicado, suerte que fui yo, si no habría muerto en poco tiempo.

Al llegar a la tierra lo primero que hice fue ir en busca de un refugio o de alguna criatura semi inteligente con la que pudiera conversar, lástima que no fue así. Las primeras semanas de mi vida en la tierra fueron bastante miserables, ya que no tenía un refugio en el cual esconderme, mis padres me habían dicho que buscará una granja o alguna casa humana, pero sinceramente no les iba hacer caso,¿Algún dios le había hecho caso a sus padres alguna vez? No,verdad?, pues yo no iba a ser menos.

Al mes de caminar vagando por el bosque encontré una cueva, no era muy grande pero lo suficiente para mí, lo único que necesitaba era un refugio, no necesito ni beber ni comer, al fin de cuentas, soy un dios.

Los años pasaron y yo empecé a entrenar mis poderes, a ver, yo sabía que no iba a ejercer ninguna tarea como dios, pero igualmente estaría bien no destruir todo a mi alrededor cuando estornudo. Cada vez controlaba más mis poderes y mi vida era bastante tranquila,no podía decir que la amara pero tampoco estaba nada mal.

Tenía unos seis años cuando decidí ir a entrenar a un pequeño lago cerca de la cueva en la que vivía, ¿Os acordáis que dije que quería encontrar una criatura semi inteligente?
Pues no, solo encontré a un niño tirándole piedras al agua como si fuera tonto, creo que fue culpa de mi hermano cuando de repente sentí la necesidad de ganarle en su propio juego, mis ganas de humillarlo eran más potentes que cualquier otra necesidad.

Cogí una piedra bastante grande y la lancé hacia el lago, la lancé con tanta fuerza que simplemente pasó por encima del lago, el muy inútil no solo tenía poca capacidad para (por muy patético que suene) tirar una piedra sino que además tuvo que tomarse su tiempo para distinguirme entre unos árboles…¿valía la pena hablar con él?
Vamos a reírnos un rato.