Capítulo 3

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POV: Toritsuka

Corrí lo más rápido que pude por el bosque tratando de esquivar las raíces de los árboles que sobresalían y las ramas espinosas con las que me podía cortar, tenía que llegar tan rápido como pudiese al templo, veréis yo , aunque no lo parezca, soy un semidiós, aunque ha ninguno de mis dos padres les importé lo bastante como para hacérmelo saber simplemente me dieron en adopción a un templo como "regalo divino", vamos que no querían un niño, los monjes se hicieron cargo de mi, y me ayudaron cuando empezaron a presentarse mis poderes, porque sí, tengo poderes, yo veo fantasmas y puedo hablar con ellos. Por eso estaba hoy en el lago, de hecho, no planeaba hacer nada hoy pero un par de fantasmas decían que había un dios en el bosque así que no lo creería hasta que no lo viera, ahora ya sé que no mentían.

Creo que sería buena idea llevarlo al templo, los monjes le tratarían como a un dios, bueno es que lo es, aunque no sé si Saiko y su padre lo harían, bueno eso da igual Saiko es un capullo igual que su padre o por lo menos eso dice Kuboyasu.

POV:Saiki

Eso es todo lo que pude escuchar antes de que Toritsuka saliera de mi rango de alcance.

Vaya, eso es interesante, así que el niño uva es un semidiós huh…Quizá sí que podría aprovecharme un poquito de la situación, no es tan tonto como parece…

Podría quedarme para conocer un poco más de estos niños de templo…nah, como debieron hacer mis padres, un niño es suficiente. Me piro a buscar alguna ardilla a la que tirarle piedras, mucho llevo sin atormentar a un ser vivo.

Después de todo la bondad es para seres inferiores que necesitan hacer la pelota a los que están por encima, de hecho, ahora voy a ser peor, muy majo he sido.

POV:Toritsuka

Fuí corriendo al templo cuando me encontré con mis amigos, tres aprendices de guardianes que estaban jugando con espadas de madera, eran Kuboyasu el violento, Hairo el aplicado y Nendo el…simplemente Nendo.

-¡Chicos he encontrado un niño con poderes!

-Sí, igual que cuando dijiste que tenías novia, ¿no?- dijo el más violento de mis amigos-.

-Eso también es verdad…solo vive lejos. Pero en serio tenéis que venir a ver a este crío- les dije mientras me alejaba corriendo para señalarles el camino-.

Pero cuando llegué ya no estaba, ese niñato había escapado, porque no me lo he imaginado ¿no?...El caso es que mis amigos cansados de mis ‘‘mentiras’’ decidieron que era genial contarle a los monjes que estaba mintiendo, pero no fué tan malo, solo tengo que estar en un templo encerrado sin agua ni comida por tres días…inspirador.

Tal vez solo fue la aparición de un espectro. Al fin a los tres días pude salir y volví al río para ‘reflexionar’ con mis amigas las piedras, hasta que volví a ver a ese niñato de nuevo…¡Tenía que contárselo a alguien! Pero no así, me volverían a castigar y puede que no esté aquí para cuando acabe el castigo, esta vez no puedo guiarme por el impulso.

Esta vez necesito pruebas…

Entre castigo y compañíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora