Capítulo 4

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POV:Toritsuka

¿Cómo puedo conseguir pruebas? Estoy bastante seguro de que ese chico peli rosa no quiere ser visto, pero ¿Por qué? Eso tendría que averiguarlo más tarde, por ahora, mi plan es convencer a Hairo y Nendo de que me acompañen y que se queden escondidos mientras yo busco al chico.
No voy ni a preguntarle a Kuboyasu, se que dirá que no, además la última vez que salimos sin permiso, nos castigaron a todos por mi culpa, seguro que aún sigue enfadado por eso, si nos ve salir se lo dirá a los monjes, y estaremos jodidos, eso sería un problema importante ¿Cómo podemos distraerlo?

-¡Saiko!-oí decir a alguien y…ese tío tenía razón.
-¡Tienes razón!-le contesté mientras lo señalaba triunfantemente. ¿Qué haría sin ese tío? Se me olvidó que al narrar estoy pensando y la gente no me escucha, tal vez por eso me miró tan raro, nah seguro que era pura envidia de mi ingenio.

Si convencía a Saiko de distraer a Aren a cambio de ponernos de su parte cuando le echen la bronca por molestar. ¿Qué serían unos pequeños tironcitos del pelo por parte de Aren durante unos siete años? Es como cuando Nendo lo molesta.

Hablando de Nendo, vamos a tener que tenerlo controlado, no vaya a decir ninguna tontería o se le escape delante de los monjes… Mejor le decimos alguna excusa para que vaya por otro camino y ya nos encontraremos otra vez al final. ¿Qué podría salir mal? 

Para poner en marcha el plan solo tenía que encontrar a Saiko primero, la verdad es que no era muy cercano el chico y no he hablado con él practicamente nunca, lo que la verdad eso dificultaba un poco su trabajo, pero por lo que sabía, Saiko era el único hijo del dueño del templo y era un niño de cuatro años malcriado hasta la médula, aunque también había escuchado de Aren, quien por el trabajo de su padre había sido obligado a ser el “guardia personal” de Saiko, un trabajo un poco raro para un niño de siete años, por el otro lado estaba Saiko, quien parecía divertirse a lo grande molestando a Aren aunque tampoco lo podía culpar Saiko solo tenía cuatro años, no lo hacía aposta, verdad? o quiza si? probablemente si, el chico era igual de bastardo que su padre o eso decia Aren.

-Saiko!- oh vaya, era el monje de antes, el que me había dado la idea. Espera… Acaba de decir Saiko? Eso significa que Saiko tiene que estar por ahí!

Fui corriendo en dirección hacia donde provenian los gritos, rapidamente llegue a la sala principal del templo donde estaba la estatua de apolo, toda hecha de oro, como no, a veces se me olvidaba lo rica que era la familia de Saiko, en fin, la cosa es que… Qué cojones hacia Saiko subido a la estatua de Apolo?!

-Saiko baja de ahí! Enfadaras a los dioses!-Gritó el monje, y rapidamente vi a Kuboyasu aparecer por la puerta del templo con cara enfadada y sudando por probablemente a ver corrido detrás del torbellino de energía que era Saiko cuando tenía ganas de molestar.

-No se preocupe yo me encargo, señor- Le dijo Aren al monje, quien ahora más tranquilo se marcho dejandonos solos en la sala, aunque parecía no haberme notado, ya que estaba más enfadado, y preocupado aunque jamás lo admitiría, por Saiko quien esta subido en la cabeza de la estatua de Apolo a unos 10 metros de altura del suelo

-Bajate de ahí ahora mismo! qué crees que haces ahí subido?!- Dijo Aren desde abajo
-Obligame a bajar!- Dijo Saiko sacandole la lengua y aferrandose mas a la cabeza de la estatua

Vale, este era un buen momento para hacer que Aren se vaya y asi podre hablar con Saiko y hacer un trato con el para que entretenga a Aren, solo tenia que encontrar el como separarlos.

Entre castigo y compañíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora