Capítulo 7

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-Como odio las mañanas-digo cuando un rayo de sol me da de lleno en la cara y me despierta. Me giro y noto algo. Abro los ojos y grito.

-¿Qué haces loca?-dice Evan desde el suelo después de asustarse.-¿Pretendes levantar a todo el hotel?

-¿Qué haces aquí?-pregunto desde una esquina de la cama.

-¿Es que solo te sabes esa pregunta?-dice a la vez que se pone una sudadera. Lo miro aterrada y luego me miro a mi. Menos mal, llevo el pijama puesto.- Anoche me dejaste dormir aquí.

-Bueno, pues ya te puedes ir.- Digo mientras voy al baño para darme una ducha. No me preocupo por si se ha ido o no, entro al baño y empiezo a lavarme el pelo. No me puedo creer que hoy haya dormido con él. Es sospechoso de asesinato. Tengo que dejar de verle cuando antes. Termino y me pongo la toalla al rededor del cuerpo y otra en el pelo. Salgo y como no, está Evan tumbado en mi cama leyendo mi libro.

-¿Por qué lo lees si no entiendes nada?-Pregunto mientras voy al armario a por la ropa.

-Para hacer tiempo.-Dice.-Date prisa, que vienen a buscarnos.

-¿Perdona?-pregunto.-¿A dónde se supone que vamos?

-A Chicago. Pero como no salgamos en quince minutos, nos vamos a quedar aquí.

Entro al baño con toda la ropa y me visto. Me pongo unos vaqueros azules de tiro alto y un jersey de lana blanco. Como complementos unos aros dorados y un maquillaje sencillo, un poco de máscara de pestañas, colorete y un pintalabios nude. El pelo me lo arreglo un poco con mi crema de rizos.

-Ya estoy.-Canturreo saliendo del baño.

-Madre mía, ni cuando salíamos tardabas tan poco.-dice.

-No he tardado poco por ti, he tardado poco porque vamos a Chicago, así que no se te suba a la cabeza.- Digo saliendo de la habitación del hotel. Cuando bajamos a la calle, hay un porche macan negro.-¿Es tuyo?-pregunto flipando.

Nos montamos y cogemos la autopista para ir a Chicago. Me paso todo el camino mirando por la ventana. Estados Unidos es un poco plano, no tiene muchas montañas así que el camino es todo liso, lleno de plantaciones de maíz y trigo. Las dos horas se pasan bastante rápido. El coche nos deja delante del Museo de Bellas Artes. Como todavía es pronto, vamos a ver la judía, que es una estructura de metal con forma de judía en mitad de un parque. Es enorme y algo extraña. Luego, pasamos por delante de una fuente que proyecta imágenes de personas.

-¿Comemos?-pregunta Evan.

-Me apetece probar la Dip Dish Pizza.

-Conozco un restaurante bastante bueno, lo que pasa es que hay que andar un poco, está algo alejado. 

-No pasa nada.

Empezamos ha andar por las calles, todo era precioso. Como está algo nublado, y es pronto, las luces de algunos establecimientos están abiertos y es precioso. Antes de salir de casa cogí la la cámara y no paro de hacer fotos. Entramos a una tienda de ropa a mirar unas gorras.

-¿Cuál te gusta más?-pregunto señalando dos gorras.-¿La de Los Ángeles o la de Nueva York?

-Tú- dice acercándose poco a poco a mi.

-Evan, para. No hagas esto más difícil de lo que es.

-Es difícil porque tu quieres-comenta mientras me pone la gorra de Los Ángeles.- Yo te la compro.

No se cuando empezaré a entender a este chico. Continuamos andado por las calles y llegamos a una de las zonas más céntricas y vemos la torre Tramp. Nos hacemos un par de selfies y continuamos andando hacía el puente para cruzar al otro lado. Antes de cruzar veo un edificio muy raro. Es como un cilindro, con seis plantas de garaje y como unas doce de pisos. Es bastante extraño y feo, es marrón y hay muchas vidrieras. Seguimos andando otros diez minutos y  llegamos al restaurante. Es un italiano. Pasamos y nos sientan en una mesa con sillones. Pedimos una pizza.

-¿Qué quieres hacer ahora?-pregunta Evan.

-Quiero ir a la feria-contesto.

-¿A la feria?-pregunta extrañado.

-Hace mucho que no voy a una. Quiero ir.

-Pues vamos.- Terminamos de comer y vamos hacia el puerto donde está la feria.



Un mafioso por navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora