-Como odio las mañanas-digo cuando un rayo de sol me da de lleno en la cara y me despierta. Me giro y noto algo. Abro los ojos y grito.
-¿Qué haces loca?-dice Evan desde el suelo después de asustarse.-¿Pretendes levantar a todo el hotel?
-¿Qué haces aquí?-pregunto desde una esquina de la cama.
-¿Es que solo te sabes esa pregunta?-dice a la vez que se pone una sudadera. Lo miro aterrada y luego me miro a mi. Menos mal, llevo el pijama puesto.- Anoche me dejaste dormir aquí.
-Bueno, pues ya te puedes ir.- Digo mientras voy al baño para darme una ducha. No me preocupo por si se ha ido o no, entro al baño y empiezo a lavarme el pelo. No me puedo creer que hoy haya dormido con él. Es sospechoso de asesinato. Tengo que dejar de verle cuando antes. Termino y me pongo la toalla al rededor del cuerpo y otra en el pelo. Salgo y como no, está Evan tumbado en mi cama leyendo mi libro.
-¿Por qué lo lees si no entiendes nada?-Pregunto mientras voy al armario a por la ropa.
-Para hacer tiempo.-Dice.-Date prisa, que vienen a buscarnos.
-¿Perdona?-pregunto.-¿A dónde se supone que vamos?
-A Chicago. Pero como no salgamos en quince minutos, nos vamos a quedar aquí.
Entro al baño con toda la ropa y me visto. Me pongo unos vaqueros azules de tiro alto y un jersey de lana blanco. Como complementos unos aros dorados y un maquillaje sencillo, un poco de máscara de pestañas, colorete y un pintalabios nude. El pelo me lo arreglo un poco con mi crema de rizos.
-Ya estoy.-Canturreo saliendo del baño.
-Madre mía, ni cuando salíamos tardabas tan poco.-dice.
-No he tardado poco por ti, he tardado poco porque vamos a Chicago, así que no se te suba a la cabeza.- Digo saliendo de la habitación del hotel. Cuando bajamos a la calle, hay un porche macan negro.-¿Es tuyo?-pregunto flipando.
Nos montamos y cogemos la autopista para ir a Chicago. Me paso todo el camino mirando por la ventana. Estados Unidos es un poco plano, no tiene muchas montañas así que el camino es todo liso, lleno de plantaciones de maíz y trigo. Las dos horas se pasan bastante rápido. El coche nos deja delante del Museo de Bellas Artes. Como todavía es pronto, vamos a ver la judía, que es una estructura de metal con forma de judía en mitad de un parque. Es enorme y algo extraña. Luego, pasamos por delante de una fuente que proyecta imágenes de personas.
-¿Comemos?-pregunta Evan.
-Me apetece probar la Dip Dish Pizza.
-Conozco un restaurante bastante bueno, lo que pasa es que hay que andar un poco, está algo alejado.
-No pasa nada.
Empezamos ha andar por las calles, todo era precioso. Como está algo nublado, y es pronto, las luces de algunos establecimientos están abiertos y es precioso. Antes de salir de casa cogí la la cámara y no paro de hacer fotos. Entramos a una tienda de ropa a mirar unas gorras.
-¿Cuál te gusta más?-pregunto señalando dos gorras.-¿La de Los Ángeles o la de Nueva York?
-Tú- dice acercándose poco a poco a mi.
-Evan, para. No hagas esto más difícil de lo que es.
-Es difícil porque tu quieres-comenta mientras me pone la gorra de Los Ángeles.- Yo te la compro.
No se cuando empezaré a entender a este chico. Continuamos andado por las calles y llegamos a una de las zonas más céntricas y vemos la torre Tramp. Nos hacemos un par de selfies y continuamos andando hacía el puente para cruzar al otro lado. Antes de cruzar veo un edificio muy raro. Es como un cilindro, con seis plantas de garaje y como unas doce de pisos. Es bastante extraño y feo, es marrón y hay muchas vidrieras. Seguimos andando otros diez minutos y llegamos al restaurante. Es un italiano. Pasamos y nos sientan en una mesa con sillones. Pedimos una pizza.
-¿Qué quieres hacer ahora?-pregunta Evan.
-Quiero ir a la feria-contesto.
-¿A la feria?-pregunta extrañado.
-Hace mucho que no voy a una. Quiero ir.
-Pues vamos.- Terminamos de comer y vamos hacia el puerto donde está la feria.
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Un mafioso por navidad
Short Story¿Qué pasa cuando dos caminos que no tienen nada que ver se juntan de nuevo?. Una historia de amor imposible entre dos polos opuestos que se atraen de manera inexplicable.