Capítulo 6

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No se como he llegado a la habitación del hotel, pero cuando me levanto, lo primero que veo es a Evan con una toalla en la cintura y gotas por todo el torso. Que guapo, y que brazos tiene.

-¿Qué haces aquí?- le pregunto saliendo de la cama. Levo el pijama puesto, ¿me lo puse yo o me lo puso el?

-Buenos días a ti también- dice poniéndose una camiseta.

-Evan- digo perdiendo la paciencia.-No tengo mucho tiempo, me tengo que ir a trabajar a si que no te andes con tonterías.

-Anoche, después de bombardearme a preguntas, te quedaste dormida y te traje.

-¿Cómo sabes que me estoy alojando aquí?.-pregunto acercándome a él.

-Trabajo para la mafia, ¿recuerdas?-dice como si fuese algo obvio.

-Entonces es verdad, que trabajas para la mafia-replico decepcionada.- Me tengo que ir- añado pasando por su lado.

-Espera-dice agarrándome del brazo.-Puedo explicártelo todo, si me dejas.

-No te dejo.-digo cerrando la puerta a mi espalda.

               *                                           *                                               *

-Buenos días Helena- me saluda Dave cuando llego a nuestro despacho.- Anoche uno de los familiares me llamó diciendo que vio a  la nieta del señor Morgan en una cafetería cerca del escenario del primer crimen junto con otra persona.

-¿A Erin?-pregunto sorprendida.

-¿Sabes cómo se llama?

-Lo leí en el informe-pongo como excusa.

-Ese nombre no sale en el informe.- Dice con tono acusatorio.- ¿Hay algo que no sepa?

No sirve de nada alargar las cosas, al final se va a saber todo.

-Haber como te explico yo esto-empiezo-El señor Morgan tiene dos nietos, uno de ellos es tres años mayor que yo. Bueno, pues en los dos meses que estuve aquí, me enamoré.- Le confieso.- Ese chico me rompió el corazón y no he vuelto a sabes nada de el hasta ahora.

-¿Me estás diciendo que el chico que rompió tu corazón es Evan Morgan?-asiento.- Tenemos que decirle esto al Comisario.

-No por favor-le suplico- Esto no puede saber nadie. Es muy importante que no lo sepa nadie. ¿Me lo prometes Dave?

-¿Eres consciente de que si lo descubren nos pueden suspender?- pregunta.

-Lo se, pero como eres un buen amigo, no se lo vas a contar a nadie.

-Me debes una.- Dice cogiendo su chaqueta y las llaves del coche.

-Te invito esta noche a cenar, esta noche a las siete en la puerta de mi hotel-le digo estrechando la mano.

-Trato hecho.

*                                                   *                                              *

-Que guapa-dice Dave cuando me ve saliendo de mi hotel. 

Llevo un vestido blanco pegado de tirantes y unos tacones del mismo color con un bolso negro.

-Tu tampoco estás nada mal-le digo entrelazando nuestros brazos.- He reservado en el restaurante de la calle de enfrente.

-Perfecto.

Llegamos y nos sientan en una mesa cerca de la ventana, pedimos la especialidad de la casa, pasta con pesto y champiñones. 

-Bueno, cuéntame que es de tu vida.

-Nada interesante, vivo con mi pareja y con dos canarios. Soy de Alabama y tengo cinco hermanas.

-¿Tienes cinco hermanas? Madre mía-digo alucinada.

-¿Y qué hay de ti?

-Pues soy del sur de España, de Granada, soy hija única y he vivido con mis abuelos desde adolescente. Estudié en la capital y me convertí en la inspectora de homicidios más joven de España.

-Siempre he querido ir a España, he viajado mucho por el trabajo de mi pareja, pero nunca hemos ido a España.

-Es bastante bonita, tiene monumentos y arquitecturas llenas de historia. Cuando acabemos el caso, nos vamos con tu pareja y os hago un tour por Granada.

Pasamos el resto de la noche hablando sobre nuestras vidas. Nos tomamos unas copas y nos despedimos. La pareja de Dave viene a por el y yo cruzo la calle. Hace una noche preciosa, las estrellas se ven perfectamente en el cielo, El Capitolio está iluminado y la estatua de la cúpula se ve muy bien. Entro al hotel y saludo a John, un señor mayor que está todas las noches en un sillón rojo de terciopelo con un vaso de wiski. Al llegar a la planta de mi habitación, veo que la puerta está medio abierta, saco el spray de pimienta que llevo en el bolso y entro poco a poco. Cuando llego a la parte del salón, no me puedo creer quien está sentado en el sillón comiéndose mis patatas.

-Evan, ¿qué narices haces aquí?- pregunto harta.

-Me aburría- contesta.-¡Oye!, que me las estoy comiendo-dice cuando le quito mis patatas.

-Qué pena, que sean mías y no quiera compartirlas.

-¿Quieres que tomemos algo?-pregunta sacando unas copas del armario.

-Evan, no quiero tomar nada, y menos contigo.-Digo mientras me acerco a la puerta principal.

-Solo una copa, por los viejos tiempos-insiste poniendo ojitos.

-Solo una-accedo.

No se cuantas copas llevo cuando veo que son las tres de la mañana. Estoy bailando con Evan una canción lenta. No se como hemos acabado así. El tiene una mano en la parte baja de mi espalda y yo las mías alrededor de su cuello. La canción lenta acaba y como tengo la playlist en aleatorio, salta una canción más actual y con más ritmo. Evan se separa y se pone a bailar, más bien ha hacer el tonto.

-¿Sabes que estás loco, verdad?

-La culpa es tuya que lo sepas-rebate.

-¿Y eso?-pregunto.

-Porque loco me vuelves tu-susurra a mi oido.

Un mafioso por navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora