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Al volver al palacio por la mañana, Min Yoon-Gi se dirigió a la habitación de su hermana, que estaba al otro lado del palacio donde antes descansaba la familia real, mientras las lágrimas caían por su rostro.
Soo-ah se despertó apenas fue anunciado por uno de los eunucos, y al ver su hermano con un semblante diferente al que lo caracterizaba, se asustó.
Su mirada fría había desaparecido por completo y todo rastro de vanidad también, dejando una tensión en el ambiente triste, lúgubre y lleno de aflicción.
El corazón de Soo-ah se aceleró al máximo temiendo lo peor.
─¿Que sucede hermano? ¿Porque luces tan lamentable?─sus ojos cristalizados al ver a su hermano en ese estado, se hicieron notar.
Yoongi solo se acercó a ella y la abrazó fuertemente rompiendo en llanto.
Soo-ah no entendía nada, pero se unió a su llanto mientras le acariciaba la nuca tratando de calmarlo y esperando pacientemente que le contara lo que había sucedido.
Una vez que Soo-ah se enteró de la trágica muerte de sus Tíos, de los sirvientes, eunucos, concubinas, damas de la corte, soldados de aquella familia, y en especial de Shireen, comenzó a llorar desconsoladamente.
─¡No es cierto! ¡Mientes!─gritó para luego llevarme la mano al pecho, sintiendo las palpitaciones de su corazón, tan grandes que podía escucharlas retumbar en sus oídos aturdiendola un poco y su alrededor dando vueltas y vueltas.
No podía creerlo.
No era cierto.
No podía serlo.
Hasta que finalmente, cayó al suelo por tamaña noticia.
Inmediatamente despúes de que Yoongi regresara a su habitación y ella hubiera recobrado la cordura, pidió -con uno de los eunucos-, una reunión urgente con su Padre. Sin embargo, él se la negó porque estaba en otros asuntos con el concejo, relacionado a la sucesión al trono.
Soo-ah entonces se hundió en el sufrimiento sin saber la razón del porque había ocurrido todo aquello, sin poder digerir un solo gramo de arroz y derramando lágrimas durante todo el día y durante los días siguientes.
Kim Taehyung, era otro de los más afectados, o quizás el más afectado. Por ordenes de Min Do-Hyun, su padre lo había encerrado en el calabozo por ayudar a Shireen en su intento de escape, y sería castigado por eso.
Destrozado, sin poder asimilar aún que había visto morir a su amada ante sus ojos y sin tener la oportunidad de haber hecho algo al respecto, se quedo inmóvil mirando un punto fijo en aquella fría celda, recordando los bellos momentos que pasaron juntos.