Capítulo 6

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Ese día le quise llevar la contra.

La alarma no me había sonado a tiempo. Me dolía la cabeza y los ojos estaban hinchados. Me los maquillé para que mamá no se meta, y simular que todo era nada. Cuando sabía que era lo contrario y me importaba demasiado.

Estaba fastidiosa. Ya no quería ir al colegio. Me dolía entrar pero sabía que lo iba a superar.

Al fin y al cabo mamá me lo había dicho. Superar incomodidades y luego disfrutar el tiempo restante.

Del insomnio no pude dormir, y las ojeras se veían aunque estés lejos de mi.

Ese día quise cambiar.

Quería que sepa, que ella no tenía el poder de mi vida como mamá decía, y yo no me dejaba llevar por sus falsas medidas.

Que yo era más fuerte de lo que ella creía o yo misma me decía.

En el almuerzo opté por una Hamburguesa, era lo bastante grande y grasosa, que ella en donde la viera, se enojaría y se sentirá traicionada como yo lo sentí esa noche de la fiesta.

Tomé la bandeja y fui directo hacia nuestra mesa. La del medio en la segunda fila dando hacia la ventana.

Estaba vacía, y era raro que ella que era tan puntual, no estuviera sentada en ese lugar.

"Canela, hoy no almuerzo, ya sabes, dieta"

Su mensaje no me sorprendió. Le divertía saltearse las comidas y justificarlo con que era deportista.

La chica morocha de mi lado derecho, recuerdo que se llamaba Andrea, hablaba lo suficiente alto. Gritaba. Me hacía acordar a ella y me pude de dar una idea de lo que éramos cuando estábamos en esa mesa.

-¿Pero es que vos la viste? ¿Quien no quisiera estar con ella?

-Bueno, es que los dos son perfectos. Hacen la pareja ideal.

La comida se me atragantó en el medio de la garganta, y comencé a toser para buscar respirar.

Andrea le mostraba una foto a su amiga.

En esa imagen estaba ella y él.

Me sentí inservible. Y la persona más tonta que estaba aún más sola.

Corrí al baño, me metí en un cubículo, lo cerré con llave, y vomité.

Me di asco. Demasiado asco. Me sentía usada. Desganada. Nada.

Sentí que no era nada. Y eso fue el hueco más profundo.

No había nada. Yo no era nada.

A él nunca le gustaría. A él le gustaba ella.

Ella que era mi polo opuesto, y acertaba en todo lo bueno.

Las ganas no llegaron. Llorando vomité igual en contra de mi voluntad, porque de mi mente padecí, y el odio creció hacia mi.

Ella era miserable. Mamá era miserable. Mi vida era miserable. Y yo la peor mierda de este mundo miserable.

Deseaba que ese hueco se fuera. Quería sentir algo. Algo sano.

Yo quería ser ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora