Salieron del restaurante muy satisfechos, Genya tenía una pequeña sonrisa al poder satisfacer su hambre. Kiki se durmió después de terminar su plato y Nobuyuki también parecía querer dormir.
Sanemi cargó a su sobrina sobre su espalda y después la subió a la carreta, ningún imbécil se atrevió a robarles nada, bien, las personas valoraban sus vidas.
Ayudó a Nobuyuki a subirse y después a su hermana, pero antes de poder ayudarla ella lo miró.
"Sanemi... Gracias por ésto, es la primera vez en mucho tiempo que como tan bien, creo que mis hijos también están muy felices con la cena de hoy." Dijo Genya viendo a su hermano mayor con una pequeña sonrisa en su rostro.
"... Es lo que siempre quise hacer contigo y nuestra familia, ¿Recuerdas?." Admitió Sanemi, y este aprovechando que su hermana se distrajo por la sorpresa, la subió a la carreta con cuidado.
Genya solo miro de reojo a su hermano, quería decirle algo, pero solamente le dedicó una pequeña sonrisa y se sentó junto a sus hijos, Nobuyuki ya calló profundamente dormido juntó a su hermana.
La mujer agarró una manta que trajo de su casa y tapó a sus dos hijos, ella se unió a la calidez de la manta.
Estaba cansada, necesitaba dormir.
A pesar de estar en una carreta sentía que era seguro poder cerrar los ojos.
No se tenía que preocupar por nada.
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Genya se despertó antes que sus hijos.
Lo cuál era costumbre, ella tenía que prepararles él desayuno a ella y a su amado esposo.
Pero ahora se despertó en vano, no tenía que preparar él desayuno, estaban en una carreta que era llevada por Sanemi.
...
¿Sanemi no paro en toda la noche?
"Sanemi." Llamó Genya.
"¿Si?" Sanemi giro un poco su cabeza y vio de reojo a su hermana, la cuál lo veía cómo si estuviera buscando algo en él. "¿Ocurre algo?"
"Si, ¿No paraste en toda la noche?" Cuestionó la mujer preocupada por su hermano.
"... No, no lo hice, pero estamos a punto de llegar, no voy a parar ahora." Dijo Sanemi decidido.
"... Pues tendrás que parar, Kiki se ha hecho pis encima, y aquí veo un río perfecto para lavar su ropa." Dijo Genya mientras veía a su hija pequeña dormida pero con la entrepierna mojada al igual que la manta en su lado en la parte inferior.
"... Mierda." Maldijo Sanemi llevando la carreta a un lado del camino para no interponerse si otra carreta va a pasar.
"Gracias." Agradeció Genya y ella sacudió un poco a su hija aun dormida. "Kiki... Kiki, vamos levántate." Pidió la mujer a su hija.
Kiki puso un puchero porque su sueño fue interrumpido, pero esta se despierta un poco más al sentir su kimono mojado.
"Mami..." Susurró la niña y Genya sonrió.
"Lo se pequeña, no te preocupes, ya vamos a cambiarte." Aseguró la mujer con una sonrisa delicada en su rostro. "Y no te preocupes, yo limpiare tu kimono y la manta."
Kiki simplemente asintió adormilada, Genya se levantó con un poco de dificultad y después ayudó a su hija.
Sanemi las ayudó a bajar a las dos de la carreta, y él entonces se subió y agarró la manta que sus tres familiares usaron y sacudió a Nobuyuki.
"Oi oí, chico, tu hermana se va a ir a bañar al río y yo creo que también, ¿Te quieres apuntar?" Preguntó Sanemi al niño de cuatro años que se encontraba entre el mundo de los sueños y el mundo real.
"... No, pero necesito ir a hacer pipi." Admitió un Nobuyuki cansado que se levantó y Sanemi lo ayudó a levantarse.
"Bueno, entonces ve a esos arbustos y haz pis ahí, yo te espero." Dijo Sanemi con paciencia ante la situación.
Sanemi recuerda como tenía que lidiar con sus hermanos pequeños, algunos hasta los tenia que acompañar al baño, tuvo que acompañar a Genya muchas veces al baño porque le daba miedo, y ella también tuvo que acompañar a sus hermanos menores.
Y era común que los pequeños mojaran sus camas en mitad de la noche, no es nada del otro mundo y no hay que enojarse con los pequeños con eso.
Es verdad que llega a frustrar eso, pero solamente hay que limpiar las mantas y la ropa y listó, no hay que enojarse.
"Bien, vamos a quitarte esa ropa, a lavarte y después a ponerte ropa limpita." Se escuchó a Genya decir desde lejos con un tono tranquilo.
Sanemi sonrió un poco ante la actitud tranquila de Genya, ella no perdió el toque.
Ayudó a Nobuyuki a bajar de la carreta y el niño fue corriendo entré los árboles y arbustos a vaciar su vejiga, Sanemi se quería reir, pero cuando la naturaleza llama, llama, no hay nada que hacer contra eso.
Él obedientemente se quedó esperando al chico, que después de unos minutos salió de entre los arbustos ya satisfecho, se fue directo con el hombre de cabellos blancos y los dos fueron a ver como les iba a las dos mujercitas.
Kiki estaba metida en el agua, se tuvo que agachar para que esta la cubriese más, mientras que Genya recogió las mangas de su kimono y levantó la parte baja de éste un poco por encima de las rodillas, pará que la prenda no se mojé o no se llegará a mojar tanto con el agua, ella se encontraba lavando el kimono y la manta en el agua de ese río con sus propias manos.
Pero eso no es en lo que se fijó Sanemi, el se fijó en los brazos y piernas descubiertas.
Estaban pintados con cicatrices, algunas parecían mas dolorosas que otras, las heridas de todas esas cicatrices no eran heridas menores.
Y esta seguro de que él imbécil del ex esposo de su hermana no es el causante de todo ese dañó, sólo es el causante de algunos morados que ve en los brazos y uno grande por detrás de la pierna.
Ahora no es momento para pedir explicaciones, y ella seguramente no le responderá a la primera... Tendrá que esperar a obtener respuestas.
"Mami, ¿Que me pongo?" Preguntó la pequeña Kiki.
"Oh, ya voy a por tu ropa nueva cariño. ¡Sanemi! Ven y vigila que Kiki no se ahogué, Nobuyuki, ayúdame a escoger ropa para tu hermana." Pidió Genya a los dos varones.
"Si mamá." Nobuyuki se fue juntó con su madre al carrito a buscar entré el equipaje una prenda para Kiki.
Sanemi simplemente se acercó a la orilla del río y vio a su sobrina jugar con las piedras que había debajo de sus pies.
"¿Te gustan las piedras?" Preguntó Sanemi con una mirada interesada.
"Si, me gustan." Afirmó Kiki mientras veía cuál piedra le gustaba más entré todas las que veia.
Definitivamente esa niña se va a llevar varías piedras en el camino hacia su finca.
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El ciclo se repite, hasta que el lo rompió.
Fanfiction¿Nacer mujer podía hacer una gran diferencia en esa pequeña bebé? ¿Su vida tomaría un rumbo diferente? ¿Él destino tomaría otro rumbo? Si, su vida tomaría otro camino y las vidas de los demás cambiarían igualmente. La vida de Genya tras la muerte d...