El ciclo se repite, hasta que el lo rompió.

Pesadillas

Sanemi se encontraba acostado en su respectivo futón...

El cuál se encontraba compartiendo con Kiki y parte de Nobuyuki.

Lo habían vuelto a hacer, los cuatro estaban durmiendo juntos de nuevo. Habían juntado sus futones y simplemente disfrutaron de la calidez del uno del otro.

Sanemi tenía un sueño ligero, lo cuál era bueno al ser un cazador de demonios, así era más fácil de estar en alerta.

Aunque no era solo bueno para poder detectar los demonios de su alrededor si se encontraba dormido.

También era bueno para poder adelantarse a sucesos.

Un ligero temblor le hizo abrir los ojos y mirar el lugar de donde venía ese temblor.

Kiki estaba acostada a su lado, apoyando su cabeza sobre su brazo lleno de cicatrices.
Por alguna razón, esa imagen lo hizo sentir aliviado, confirmando que todo esto no era un sueño, y que los niños y su hermana estaban a salvo con él.

Pero se mantuvo inexpresivo, analizando que pasaba con la pequeña niña con la que compartía parte de su sangre.

Kiki estaba quieta, pero Sanemi pudo notar a simple vista una mueca en el rostro de la pequeña, la típica expresión cuando estas a punto de llorar.

Y eso fue confirmado cuando escuchó pequeños sollozos salir de la niña mientras ella se removía incomoda.

Sanemi supo que era momento de actuar, pero no sabía muy bien cómo...

Y se le vino una idea a su mente asesina.

Una idea que para algunos sería un dolor en su orgullo, pero en este momento no le podía importar menos.

"¿Quién es esa niña tan maravillosa?~ Ella no puede ser más preciosa~"

Sanemi comenzó a cantar con su voz grave y algo rasposa, haciendo su mejor esfuerzo mientras cantaba aquélla canción que se estaba inventando a medida que cantaba.

"¿Quién es esa niña tan maravillosa?~ Mírenla~ Es la niña de... La niña de su tío Nemi~"  Sanemi canto mientras con cuidado se sentaba y cargaba a la niña entre sus brazos fuertes y seguros.

Sanemi se levantó con la niña en brazos y dando pasos ligeros, empezó a caminar por la habitación, como si estuviera siguiendo el ritmo de su propia voz.

"Tu belleza nunca me asusto~  Kiki, mi Kiki querida~" El de cabellos blancos miró a la pequeña que se encontraba en sus brazos, y sonrió al ver cómo los pequeños llantos de la niña iban disminuyendo. "Si tu eliges estar conmigo~ Te protegeré a mi lado~ Y no veo nada malo con eso~"

Sanemi termino su numerito, y cuando poso su vista sobre el lugar donde estuvo durmiendo anteriormente con su pequeña sobrina, vio como Genya, la cuál se mantuvo acostada en una posición cómoda, lo miraba con una pequeña sonrisa.

El albino simplemente resopló mientras acomodaba a la niña en el lugar donde antes dormía y también se acomodó el mismo en el futón, poniéndose de una manera que le resultará cómoda, pero que también no perturbara la comodidad del resto.

En ningún momento Genya apartó la mirada sobre el, y eso puso un poco de los nervios al mayor.

"¿Ocurre algo?" Pregunto sin rodeos el único cazador de la familia.

Genya no se vio perturbada o sorprendida por aquélla pregunta, es más, estaba muy tranquila.

Ella estiró su brazo y con su mano empezó a acariciar los cabellos lisos de su hija.

"Esa canción era muy linda... ¿De donde la aprendiste?" Pregunto la mujer mientras veía de reojo a su hermano mayor.

Sanemi apoyó su cabeza sobre su brazo, acostándose de lado y poniendo el peso de su cabeza sobre un brazo, y con la otra mano libre se puso a acariciar su barbilla.

"Mmm... Me la fui inventando en realidad... ¿Por qué la pregunta?" Esta vez era el turno de Sanemi de hacer las preguntas.

"Bueno, a Kiki se nota que le gustó la canción... Me gustaría aprenderla para cuando ella vuelva a tener pesadillas y no estés presente." Informó Genya.

Sanemi levantó una ceja con curiosidad.

"¿Y por qué no estaría presente?" Interrogó Sanemi a su hermana.

Y ahí se hizo el silencio.

...

Genya se le quedó mirando a Sanemi, Sanemi se le quedó mirando a Genya.

...

Y Genya derrotada suspiró.

"... Hermano mayor... Tu no puedes quedarte todo el tiempo con nosotros... ¿Recuerdas? Tienes un trabajo... Tienes una nueva vida... Yo y mis hijos no formamos parte de..." Genya levantó sus manos y las sacudió un poco. "De esto."

Sanemi frunció el ceño ante las palabras de su hermana.

"¿Qué? ¿Quieres decir que no quieres estar aquí?... ¿Quieres que no forme parte de vuestra vida?" Pregunto el albino con molestia.

"... Sanemi... Nada me haría más feliz que el hecho de que formarás parte de mi vida y la de mis hijos..." Genya admitió con un tono sincero y serio.

Sanemi no supo que decir ante eso.

Vio cómo los ojos de su hermana adquieren luz al decir aquéllas palabras, al admitir lo que parecía ser unos de sus mayores sueños.

...

"... ¿Entonces por qué?... ¿Por qué dices que no puedo estar presente en vuestra vida?"

"... Nos hemos introducido a tu nueva vida cómo insectos... Y no quiero arruinar lo que tu construiste con sangré y lágrimas... No quiero arruinarte otra vez cometiendo el mismo error..."

Y ahí estaba...

La razón de esta pequeña e importante discusión nocturna era por la preocupación y la culpa... Al igual que la inseguridad

Cuando Sanemi abrió la boca para negar todo lo que dijo su hermana, ninguna palabra salió, nada era lo suficientemente bueno para poder calmar la inseguridad de su hermana.

"... Conseguiré una casa, en un lugar donde los niños puedan crecer seguros... Y en donde pueda mantener un trabajo estable y mantener la casa."

Genya se le quedó viendo a su hermano mayor, viendo si el albino decía algo. Pero al no recibir respuesta ella suspiró derrotada.

"Buenas noches Sanemi, que descanses." Dijo ella para después darse la vuelta.

Genya le dio la espalda a su hermano, y el mayor nunca se sintió tan mierda en su vida.

...

Kiki mantenía un ojo abierto mientras observaba cómo una mueca de insatisfacción y tristeza invadía el rostro de su tío Nemi.

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"Nobuyuki, ¿Qué haces con eso en las manos?" Se escuchó a alguien preguntar de la nada mientras observaba al niño.

Nobuyuki sintió como si lo hubieran pillado cometiendo un crimen y rápidamente escondió la prueba detrás de su espalda.