Capitulo VI

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CAPITULO VI—UN LARGO DÍA

Jade Evans

—Necesito dormir y no despertar —Aiden dejó su cabeza apoyada en la mesa de la cafetería.

—Estuviste todo el trayecto dormido cuando volvíamos a casa Aiden —le di un sorbo a mi chocolate caliente mientras miraba algunos apuntes.

—Cállate.

—Vale bella durmiente —él puso los ojos en blanco y volvió a dejar su cabeza en la mesa.

Seguí mirando los apuntes sin prestarle atención al pesado de mi mejor amigo, que seguía con la cabeza apoyada en la mesa. Había estado toda la noche pensando sobre ir o no a la fiesta, pensaba en las palabras de Damien, no todo es eso.

Nunca fui a una fiesta, a lo mejor no todo es emborracharse y bailar alrededor de gente sudada, total, iré con ellos, no estaré sola. Salir de la rutina.

—¿Aiden sigue con vida?

Gire mi cabeza viendo llegar a Kelly y Zinnia. Aiden levantó su pulgar haciendo el signo del ok, y volvió a dejar la mano en la mesa.

—¿Eso te responde a tu pregunta?

—Sí.

—¿Cómo le van los proyectos a Damien? —Kelly se dejó caer en el asiento de mi lado mientras le daba una mordida a su manzana.

—Nos faltan cuatro que terminar.

—Joder, Damien haciendo tareas atrasadas, una de dos —hizo una pausa levantando su dedo índice hacia arriba—. Damien te está obedeciendo —ella levantó su dedo corazón—. O dos, lo han abducido los extraterrestres y le han lavado el cerebro.

—Creo que la segunda —solté una risita.

—Jade —canturreó Kelly dándome golpecitos en el hombro haciendo que suspirara pesadamente.

—No iré a la fiesta.

—¡Nos lo pasaremos bien!

—No cambiaré de opinión —di por finalizada la conversación.

La mañana fue demasiado larga, fechas de exámenes, proyectos y deberes, que el profesor de Física nos explicó lo de siempre, igual que todos los profesores, los chicos no paraban de repetirme que fuera a la fiesta—menos Damien, que está desaparecido—Kelly me contó que Adam estaba en casa enfermo—los catarros navideños nunca faltan—me encaminaba a la biblioteca, mi profesor de literatura había faltado, así que tenía la hora libre. Al entrar saludé a la bibliotecaria que estaba ordenando la sección de Historia antigua, me acerqué entregándole el libro que me llevé hace unos días que lo terminé.

—"Los peligros del amor" —ella lo agarró mirándolo con nostalgia—. A mi marido le encantaba este libro.

Lo colocó en la estantería mirándolo unos segundos para luego captar toda su atención en mí.

—¿Qué te trae por aquí querida?

—Venía a devolverte el libro y preguntarte si viste a Damien hoy — ella me miró uno segundos pasando un brazo por el mío entrelazándolos.

—Ven querida —ella y yo comenzamos a caminar por el largo pasillo—. Él vino, pero creo que no salió en toda la mañana.

—En clases no lo vi y me extraño un poco no verlo.

Ella soltó una pequeña risita, mientras nos deteníamos en uno de los pasillos.

—¿De qué conoces a Damien querida? —la señora Boone dio un leve apretón en mi brazo captando mi atención.

Caminando sobre las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora